29/07/1821

La Legislatura de Buenos Aires decreta honores fúnebres a la memoria del general MANUEL BELGRANO y en virtud de ello, se celebraron en Buenos Aires solemnes ceremonias en memoria del ilustre general, muerto el año anterior.

Al rayar el día, desde la Fortaleza se disparó el primer cañonazo, que fue luego sucedido por otros disparados cada cuarto de hora, en señal de duelo, hasta ponerse el sol, permaneciendo durante todo ese tiempo, cerrados los comercios y lugares de diversión.

A las diez y media de la mañana, el Regimiento Patricios formó en la Plaza Mayor, con cajas y bandera enlutadas, dándose así principio a las exequias de MANUEL BELGRANO. En seguida, el doctor JOSÉ VALENTÍN GÓMEZ pronunció su elogio fúnebre, en uno de los discursos más elocuentes que hasta ese entonces se pronunciara desde el púlpito de una Iglesia argentina. Luego, fray CAYETANO RODRÍGUEZ, con más emoción y más penetrado de los valores cívicos del extinto, completó su homenaje, compararando «la fama y el reconocimiento a los méritos de un hombre público, con un perfume que trasciende y ocupa los espacios del tiempo y lleva hasta los lugares más remotos, las fragancias de las virtudes, que como las de BELGRANO, marcan la vida de los héroes y son la herencia para la posteridad».

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