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ARDE EL COLÍSEO. Era la noche del martes de Carnaval y de de pronto, en plena mascarada, un chico, esto es lo que se presume, enciende una bengala que en su trayectoria se es­trella contra el techo del Teatro Coliseo y éste estalla en llamas con una violencia que no se puede controlar. Arde el Coliseo. Iluminados por las llamas, hay llantos, nostalgia, tristeza y planes futuros. El edificio tenía 250 butacas y un escenario considerado “de vanguardia para la América ac-tual”. Frente al procenio, la leyenda decía «Es la comedia espejo de la vida» y cuando ocurrió esta desgracia, se estaba representando su éxito más resonante; “Misan-tropía y arrepentimiento” de ROSTBUE.

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