04/11/1921

Durante la huelga de los trabajadores rurales de la Patagonia, las tropas enviadas por el Presidente YRIGOYEN, partieron en el transporte “Guardia Nacional” y el 10 de ese mes arribaron a Río Gallegos. Allí, el teniente coronel BENIGNO VARELA fue informado por los miembros de la Sociedad Rural, las autoridades policiales y el gobierno local que «…todo el orden se halla subvertido, que no existía la garantía individual, del domicilio, de la vida y de las haciendas que nuestra Constitución garante; que hombres levantados en armas contra la Patria amenazaban la estabilidad de las autoridades y abiertamente contra el Gobierno Nacional, destruyendo, incendiando, requisando caballos, víveres y toda clase de elementos…”

VARELA contaba con una tropa de 200 hombres bien equipados, mientras que los huelguistas rondaban los dos millares, pobremente armados. Si bien se discuten las razones que lo llevaron a hacerlo, por órdenes del Gobierno Nacional o guiado por su propio criterio, lo cierto es que VARELA impuso la “pena de fusilamiento” contra los peones y obreros en huelga. Contra lo que posteriormente argumentarán, los autores de los fusilamientos para justificar su accionar, el gobierno chileno colaboró con las fuerzas argentinas cerrando la frontera para impedir el paso de los huelguistas y permitiendo a las tropas argentinas incursionar en territorio chileno para continuar su persecución (ver La Patagonia trágica).

 

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