EL CONGRESO DE PANAMÁ (22/06/1826)

UNA LIGA DE NACIONES QUE NO PROSPERÓ. Planes de Unión Continental” o “Unión Hispanoamericana” basados en las ideas de FRANCISCO DE MIRANDA (imagen), han sido considerados en la mayoría de los países de la América Meridional.

Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Venezuela, México, Panamá, Ecuador y Colombia, en algún tramo de su historia pensaron su conveniencia y algunos se concretaron (aunque efímeramente), como el realizado por las Provincias Unidas del Río de la Plata (1810), el Primer Imperio Mexicano (1821), la Gran Colombia (1821) y las Provincias Unidas de Centro América (1823).

Francisco de Miranda - EcuRed

La idea de formar una Confederación de Estados Hispanoamericanos, surge como un concepto posterior a la Independencia de los países de Latinoamérica. Acariciada por varios prohombres de la época (1), llegó a ser una obsesión y una meta que SIMÓN BOLÍVAR se impuso y que comenzó a concretar en el año 1824, luego de que el mariscal JOSÉ ANTONIO DE SUCRE, venciera a las fuerzas españolas al mando del general OLAÑETA (muerto en combate) en la batalla de Ayacucho (09/12/1824) y entrara triunfante en el Alto Perú.

En los Tratados que Colombia suscribió con Perú y Chile a mediados y a fines de 1822 respectivamente, ya se habla de una reunión en Panamá destinada a cimentar de un modo sólido y estable las relaciones entre todos y cada uno de los Estados Americanos independizados. La presencia, a comienzos de 1823 de JOAQUÍN MOSQUERA Y ARBOLEDA en Buenos Aires, enviado por BOLÍVAR en su calidad de Presidente de Colombia, responde al mismo propósito, pero aquí, sólo consigue firmar un simple Pacto de Alianza Defensiva el 8 de marzo (ver Tratado de Unión).

Más tarde y solo dos días antes de la batalla de Ayacucho, BOLÍVAR envió a todos los gobiernos de América, una circular fechada el 7 de diciembre de 1824 en su campamento de Pativilca, invitando a enviar representantes a Panamá con el propósito de establecer una Confederación de países sudamericanos y “erigir una autoridad” que uniforme la política exterior de todos ellos y arbitre en las diferencias que pudieren tener entre si.

Recordemos que en julio de 1825, se instaló una Asamblea General en Chuquisaca, presidida por el ex Congresal de Tucumán JOSÉ MARÍA SERRANO.

El 17 de ese mismo mes, la Asamblea dispuso colocarse bajo “la mano protectora del padre común del Perú, el salvador de los pueblos, del inmortal Bolívar” y el 6 de agosto de ese año, se proclamó la independencia del Alto Perú (integrado por cuatro Departamentos), no sólo de España, sino también de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a las que habían pertenecido desde que SAN MARTÍN liberara al Perú el 28 de julio de 1821.

El nuevo Estado fue denominado “República Bolívar,» en honor del libertador venezolano, pero éste rechazó el homenaje y propuso que se llamara República de Bolivia y así fue aceptado. En mayo de 1826, se reunió un Congreso que aprobó una Constitución redactada personalmente por BOLÍVAR, por medio de la cual, el divinizado BOLÍVAR se erigía en árbitro absoluto del nuevo país.

El Congreso de Panamá
Exaltado así su ego y viéndose ya coronado como el nuevo monarca absoluto de estos territorios, instala en la presidencia de la República de Bolivia al general SUCRE y regresó a Colombia, donde luego de reasumir como Presidente de la Gran Colombia, volvió a manifestar su interés en reunir un Congreso americano, pues consideraba necesario “consolidar la unidad entre los países del continente”, eufemismo que sin duda ocultaba su verdadera intención egemónica.

Para ello, en diciembre de 1824, dirigió una circular a los gobiernos de las naciones americanas, para que éstas enviaran sus representantes al istmo de Panamá, donde se efectuaría la Asamblea. Entre otros conceptos, la circular decía: «Las Repúblicas americanas, de hecho, están ya confederadas».

Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino, colocado como está en el centro del globo, viendo por una parte el Asia y por la otra el África y la Europa. El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal”.

Recibida la convocatoria de BOLÍVAR, el gobierno de Buenos Aires designó a MANUEL JOSÉ GARCÍA, para que lo representara, pero producida la rápida renuncia de éste, el 3 de mayo de 1826, el Presidente Rivadavia nombró en su reemplazo a JOSÉ MARÍA DÍAZ VÉLEZ.

Pero debido a la política absorbente llevada a cabo por Bolívar, su proposición despertó recelos en los gobiernos americanos.

En principio, Argentina y Chile prometieron concurrir con ciertas reservas; los Estados Unidos también, pero en condición de neutrales; el Brasil —por mero formulismo— contestó afirmativamente. BOLÍVAR por todos los medios a su alcance trató de incorporar a su proyecto a Gran Bretaña, pero ésta, no deseando comprometer aún más su relación con España, ya severamente afectada, ni mostrarse demasiado interesada en profundizar una relación con los países de América, hijos políticos de España, rehusó graciosamente la invitación.

El representante argentino nunca se hará presente en dicho Congreso. La poca fe que se tiene en el éxito de esta reunión; el temor de que ella confirme posibles intenciones de predominio continental por parte de BOLÍVAR y las dificultades internas y externas por las que atraviesa el país, justifican esta ausencia, que pronto será compartida por el resto de los convocados.

Ni Chile ni Brasil ni Bolivia concurren; los Estados Unidos, que no veían con simpatía esta reunión, demoraron su presencia, por lo que, con la sola presencia de los representantes de Colombia, Perú, México y Guatemala, el Congreso propiciado por Bolívar se reunió en Panamá, el 22 de junio de 1826.

Al cabo de tres semanas de deliberaciones, la Asamblea decidió trasladarse a Tacubaya (Méjico), pero ya comenzó a ser notorio que muchos de los invitados no concurrirían, por lo que los representantes de México, Guatemala, Colombia y Perú, en soledad, firmaron un Tratado de Amistad, Liga y Confederación, al que el gobierno de México no ratificará y súbitamente y sin producir declaración alguna y sin dar ningún tipo de explicaciones, la Asamblea clausuró sus sesiones y BOLÍVAR se quedó sin su proyecto egemónico.

(1). Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza, conocido como Francisco de Miranda. Político, militar e ideólogo venezolano, considerado el “Precursor de la Emancipación Hispanoamericana”, en 1790, en los planes que presentó a la opinión pública latinoamericana y a los gobiernos británico y norteamericano, recogidos en su obra “Colombeia”, expuso su proyecto geopolítico de una gran nación hispanoamericana, conocido como “Gran Colombia” (llamado así para honrar a Cristóbal Colón), que luego, en 1826, su discípulo Simón Bolívar intentó poner en marcha integrando a las actuales Repúblicas de Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela, unificadas en una sola nación.

José María Morelos y Pavón. En México, el “Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional” de 1813, hace referencia a la «independencia de la América Española».

Manuel Belgrano. Cuando en 1816 no prosperó el plan monárquico con sede en Cuzco propuesto por MANUEL BELGRANO, con él, naufragó la idea de concretar los Estados Unidos de Sudamérica, conservando de ese modo la unidad de los territorios españoles librados a su suerte con el colapso del imperio, habría de naufragar en un proceso de balcanización en diez estados, que incluso pudo ser más profundo.

El poder quedó, como diría el pensador uruguayo Methol Ferré, para las «polis oligárquicas portuarias» en detrimento del interior profundo cada vez más empobrecido por la adopción, como política económica incuestionable, del libre cambio.

José de San Martín. La gesta libertadora llevada por San Martín a Chile y Perú, a partir de 1817, esta indudablemente vinculada con la sugerencia de Manuel Belgrano, para instalar un gobierno común a varias naciones libres de Hispanoamérica.

Esa empresa, el Libertador no la cumplió al frente del Ejército Argentino llevando la Bandera Argentina (aunque podría haberlo hecho), sino que lo hizo al frente de Ejército de los Andes, una agrupación multinacional que enarboló su propia bandera y no la argentina.

Es significativo que una de las instrucciones dadas a SAN MARTÍN por el Congreso, le exigía expresamente el envío de diputados al Congreso por parte de los países liberados, «a fin de que se constituya una forma de gobierno general, que de toda la América unida en identidad de causa, intereses y objeto, constituya una sola nación».

Simón Bolívar. En 1810 Simón Bolívar se trasladó a Londres y allí tomó contacto con Francisco de Miranda y se constituyó en su discípulo, como lo habían hecho ya José de San Martín, Bernardo de O’ Higgins, Antonio Amador José de Nariño, José Joaquín Cortés de Madariaga y otros grandes hombres latinoamericanos que salieron de allí a concretar los sueños y planes de Miranda.

Por esta razón, el Congreso que crea la República de Colombia en 1819, toma el nombre sugerido por Miranda y la convocatoria bolivariana de 1824, intenta hacer realidad el sueño de una República Hispanoamericana unida.

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