TRATADO DE PACIFICACIÓN CON LA BANDA ORIENTAL (20/10/1811)

Sin haber logrado el consenso buscado con el pueblo oriental, Buenos Aires y JAVIER DE ELÍO, mediante la participación activa del Ministro inglés en Río de Janeiro, Lord Strangford (que debido al conflicto de poderes surgido entre Buenos Aires y la Banda Oriental, veía afectado el comercio inglés con las colonias de América), finalmente firman un «Tratado de Pacificación» que impone el cese de hostilidades hasta se definan las gestiones conciliadoras que había iniciado el Gobierno de Buenos Aires, representada por el vocal del Triunvirato, JULIÁN PÉREZ con el Virrey DE ELÍO.

Ambos firmantes aceptan poner fin a la lucha que los enfrentaba: el Gobierno de Buenos Aires aceptaba levantar el sitio de Montevideo y disponer la retirada de las fuerzas patriotas más allá de la línea marcada por el arroyo San José y entrega a los españoles de los pueblos de «Arroyo de la China», Gualeguay» y «Gualeguaychú (dixit Félix Luna en Todo es historia).

DE ELÍO, por su parte, se compromete a levantar el bloqueo del puerto de Buenos Aires y a enviar comunicaciones al General GOYENECHE y al jefe de las fuerzas portuguesas, Mariscal Souza, para que interrumpan el avance de sus tropas en el norte.

Difíciles momentos fueron éstos para el gobierno de Buenos Aires, que se vio obligado a firmar con el virrey DE ELÍO, un Tratado que no fue bien recibido.

Pero la principal preocupación del Triunvirato en esos momentos era, sin duda, poner una pausa en las hostilidades que las autoridades de Montevideo ejercían contra Buenos Aires y su comercio y la firma de este Tratado, pareció ser una solución para ganar algo de tiempo.

Después de varias gestiones infructuosas y seguramente con el apoyo del ministro británico en Río de de Janeiro, Lord STRANGFORD, el 20 de octubre de 1811, finalmente, se firmó este armisticio, que DE ELÍO firmó titulándose «virrey».

El instrumento establecía concesiones que fueron severamente criticadas, tanto en la Banda Oriental como en Buenos Aires.

Por medio de él, se convino: 1º. El Triunvirato porteño proclama su reconocimiento de la soberanía de FERNANDO VII y reconoce al virrey DE ELÍO autoridad sobre todo el territorio oriental y sobre las localidades entrerrianas de Arroyo de la China (hoy Concepción del Uruguay), Gualeguay y Gualeguaychú, que habían sido tomadas el 25 de enero por los realistas.

2º. El simultáneo levantamiento del bloqueo que la flota realista había impuesto al puerto de Buenos Aires desde marzo de ese año y del sitio que las fuerzas porteñas le habían puesto a Montevideo desde el 1º de junio de 1811.

3º. El retiro inmediato de las tropas portuguesas que la princesa Carlota, hermana de Fernando VII, había enviado a estos territorios a costa de los mayores sacrificios, aun vendiendo sus propias joyas para equiparlos y que al mando del General DIEGO DE SOUZA habían llegado al Uruguay por el pedido de ayuda hecho por DE ELÍO al gobierno portugués, luego de instalado el Sitio a Montevideo, por parte de las fuerzas de Buenos Aires.

Quedaba así taxativamente establecido,  que  el gobierno porteño reconocía «la unidad indivisible de la nación española, de la cual forman parte integrante las provincias del Río de la Plata, que se comprometía a enviar diputados a las Cortes de Cádiz, declarando solemnemente que no reconocía ni reconocerá jamás otro soberano que Fernando VII».

Las tropas que sitiaban Montevideo, a órdenes de JOSÉ RONDEAU, pero compuestas mayoritariamente por paisanos orientales, recibieron con disgusto esta suerte de capitulación ante Elío.

Desde mediados de noviembre, el indiscutible caudillo de la Banda Oriental, José Artigas marcha hacia la ribera derecha del río Uruguay (actual ciudad d Concordia, provincia de Entre Río)  y en su emigración es acompañado por miles y miles de civiles de toda edad y condición que prefieren alejarse de sus hogares antes que volver a sufrir las arbitrariedades del representante del Consejo de Regencia, el virrey Elío (ver El Éxodo Oriental).

Este viajó a Cádiz el 18 de noviembre y en su lugar quedó GASPAR DE VIGODET, tan intransigente y caprichoso como su antecesor Elío.

Por otra parte, si el Triunvirato creyó que con esta suma de concesiones que era el armisticio firmado, se lograba el retiro de las tropas portuguesas que ocupaban la zona norte del territorio oriental, se equivocó, ya que los lusitanos siguieron ocupando esos territorios y también la Fortaleza de Santa Teresa y tierras no muy lejos de Maldonado.

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