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PRIMERA CONSTITUCION DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (1854)
Separada de la Confederación Argentina, desde 1852, la provincia de Buenos Aires rechazó el Acuerdo de San Nicolás en el mes de junio y cortó los lazos que la unían con JUSTO JOSÉ DE URQUIZA, luego de la Revolución del 11 de septiembre.
La negativa de Buenos Aires para seguir integrando la Confederación Argentina, liderada por URQUIZA, a partir de febrero de 1952, poco tenía que ver con las diferencias políticas existentes, sino que estaba basada exclusivamente en motivos económicos.
Recordemos que en 1853, trece provincias integrantes de la Confederación Argentina, durante el Congreso Constituyente que se reunió en la provincia de Santa Fe, aprobaron los contenidos de una nueva Constitución Nacional y que en ese foro, había habido consenso para que Buenos Aires fuese la capital de la Nación, pero esa ciudad y provincia todavía no estaban dispuestas a compartir ingresos portuarios con el resto de las provincias, como lo establecía el proyecto de capitalización analizado
Al no obtener garantías acerca de esa pretensión, el gobierno de la provincia de Buenos Aires adopto entonces una política independiente y trató sin éxito, de impedir la sanción de la Constitución de 1853 por parte de la Confederación Argentina, creándosele por ello, una situación legal e institucionalmente compleja, ya que, si bien se había declarado un estado independiente y soberano, rechazando el orden político que había sancionado esa Constitución, le debía respeto a la misma, por su condición de provincia integrante de la nación, condición ésta, que aún no había perdido.
Finalmente, la Constitución fue sancionada en Santa Fe y promulgada el 1º de mayo del mismo año por el Director Provisional de la Confederación Argentina, el general Justo José de Urquiza.
Así fue que, el 11 de abril de 1854, como respuesta al nuevo contexto político existente, Buenos Aires sancionó su primera Constitución escrita que consta de 10 Secciones y 222 Capítulos y en ella, además de establecer los principios políticos de su administración interna, hizo abandono de su condición de “provincia” y adoptó el “status” de “Estado” (ver Constitución de la provincia de Buenos Aires)
Aunque no renunció abiertamente a formar parte de la Nación Argentina, las características de la política liderada por URQUIZA, le resultaron sumamente pertinentes para justificar el celoso ejercicio de su soberanía, su política autónoma y el aislamiento que debió transitar durante el resto de la década, todo lo cual, sirvió en los posteriores análisis que fue necesario realizar, en la búsqueda de políticas alternativas a la Confederación Argentina, entelequia que ya desde sus inicios, mostró serias fallas.
En 1859, Buenos Aires aceptó finalmente reingresar en la Confederación Argentina, si se efectuaban ciertas correcciones a la Constitución promulgada en 1853, entre las que se destacaba, la disposición por la cual, Buenos Aires debía ser temporariamente la capital de la Nación, hasta que una nueva pudiera ser elegida, prometiéndosele a la provincia de Buenos Aires, los ingresos portuarios por un período de no menos de cinco años, mientras la Aduana fuese nacionalizada
La rivalidad personal surgida durante la época de Rosas, entre Urquiza y Mitre y sus respectivos partidarios de liderazgo para la nueva República, también tuvo una decisiva participación y el aumento de las tensiones y desacuerdos, finalmente, condujo a una guerra civil, que culminó en Cepeda, con el triunfo de Urquiza en 1859.
En 1960 las enmiendas propuestas por la provincia de Buenos Aires fueron aceptadas por el resto de las provincias y la Constitución sancionada en 1853 fue reformada para satisfacción de todos y el 17 de setiembre de 1861, Buenos Aires reingresó oficialmente al seno de la Confederación Argentina, de la que se había separado el 11 de setiembre de 1852 (ver Buenos Aires y la Confederación