LA CIUDAD DE SALTA. SU ORIGEN (16/04/1582)

La ciudad de “San Ramón Nonato de la Nueva Orán”, hoy provincia de Salta, fue la última ciudad fundada en América por el gobierno de Madrid.

Estaba ubicada en el territorio de la provincia de Salta y fue fundada por su gobernador RAMÓN GARCÍA LEÓN Y PIZARRO el 30 de agosto de 1784.

Una real cédula de Carlos III que fue preciso reiterar porque los correos que traían se perdieron, aprobó su establecimiento. El motivo que justificó esta fundación, según palabras de su propio fundador, fue la necesidades de establecer un pueblo de españoles en el fértil valle de “Centa”, que hasta ese momento pertenecía  al “Gran Chaco Gualamba”, donde habitaban numerosos tribus de salvajes”

El clima es benigno y puede adaptarse a cultivos tropicales, en especial al muy productivo de la caña de azúcar.  Gracias a este nuevo asiento de colonos, los indígenas tendrán  la oportunidad de ser traídos afablemente a conocer los misterios de la fe católica”. Cincuenta y ocho vecinos fueron sus primeros pobladores y de ese poblado, nació la actual ciudad de Orán, en la provincia de Salta.

 “Está ubicada en el pintoresco valle de Lerma,  que tiene unas cinco leguas de longitud por media de ancho. Fundada por HERNANDO DE LERMA el 16 de abril de 1582 en el lugar de un primitivo asiento incaico, se encuentra rodeada por montañas de escasa altura.

Es la residencia oficial del gobernador intendente y capitán general, cuya principal tarea es la vigilar a los indígenas bárbaros del Chaco y para ello cuenta con el apoyo de guarniciones fronterizas”.

“La región es sumamente fértil y produce toda clase de frutas v alfalfa que sirve para la invernada de mulas v caballos, eje de su vida económica.

Calles limpias más que amplias, casas de ladrillos similares a las de Córdoba y varias mansiones de planta alta —en Buenos Aires existen pocos ejemplos de este tipo de edificación— caracterizan a la capital.

Una de las viviendas más suntuosas es la del general ARIAS RENGEL, que conquistó el Chaco hace 60 años. Carece de zaguán y tiene entrada directa al patio donde se advierte el piso alto, al que se sube por escalera. Pilares y barandas de quebracho colorado  torneado, adornan la baranda del balcón de la planta alta.

Una de las salas de abajo posee un bello artesonado en madera. Las paredes miden dos metros de espesor. Las familias pudientes viven en el  piso bajo y alquilan los altos a los numerosos comerciantes que visitan la ciudad. La gente de dinero es dueña de los potreros que circundan Salta y de las tiendas, estas últimas, casi siempre en manos de gallegos.

“Españoles, americanos y peninsulares, indios, negros y mulatos componen la población. Colonos robustos e infatigables de a caballo habitan el valle. La enfermedad más común en esta zona, el “coto” que abulta la garganta, es consecuencia de la falta de yodo en sus aguas y las damas elegantes para disimularlo, cubren su garganta con pañuelos de gasa”.

Salta tiene varias iglesias y conventos. En el de San Francisco, en mayo de 1806, a pedido del Cabildo, se instalaron allí cátedras de latinidad, filosofía y teología y gracias a ellas, los jóvenes que quieren estudiar en las Universidades de Córdoba y Chuquisaca, podrán estar bien preparados para graduarse a nivel superior (ver Fundación de ciudades).

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