MUSEO DE LA CARICATURA (1900)

Buenos Aires tiene un cofre de los recuerdos escondido: joyas del dibujo, la caricatura y el humor gráfico permanecen ocultas detrás de una puerta de madera de la calle Lima 1037, en pleno barrio de Constitución, un lugar que no goza de la fama que debería, llamado Museo de la Caricatura «Severo Vaccaro»,

Originales de Eduardo Ferro, Quino, Divito, Lino Palacio y hasta Walt Disney, por nombrar a algunos, se encuentran colgados, en las paredes de ése museo que nació como consecuencia del tesón de un visionario llamado SEVERO VACCARO.

De pibe, fue canillita; de grande, «encargado de la venta» de la revista Caras y Caretas. Tenía además, un local en la Avenida de Mayo 628,  un particular negocio donde se vendían billetes de lotería, se contrataba publicidad para los diarios, funcionaba una casa de cambio y se juntaba el mundo literario de la época.

Su amistad con el caricaturista EDUARDO ÁLVAREZ convirtió a ese negocio en una galería donde iban a parar los originales de los dibujos que se publicaban  en esa revista que fue y es un ícono de la prensa satírica argentina.

Severo se autoproclamó «capataz» del incipiente museo y los «peones» fueron los dibujantes que no dudaron en entregar sus obras para enriquecerlo.

Severo era también un hombre de empresa y como tal, fundó “Los Sucesos Ilustrados”, uno de los primeros periódicos con profusión de dibujos e ilustraciones que se publicó en Buenos Aires a principios de siglo. Para justificar su aficición a la sátira, solía gastar una broma de impronta groucho-marxiana: «Me agrada ser justo. Yo me río de medio mundo,  porque me consta que medio mundo se ríe de mí».

Luego de su muerte, en 1944, su hermano VICENTE VACCARO, un sabueso de la caricatura, creó la “Fundación Severo Vaccaro” y luego el “Museo de la Caricatura”, nacido oficialmente en 1950.

El local primitivo en la Avenida de Mayo, fue demolido cuando se remodeló esta importante arteria ciudadana y el museo fue trasladado a la casa de VICENTE, en la calle Estados Unidos al 2100, hasta que en 1981, fue comprada la propiedad donde hoy funciona el Museo, en la calle Lima

El museo tiene caricaturas originales históricas. La primera tapa de “Caras y Caretas”  realizada por Manuel Mayol en 1898 y otra, aún más vieja: “El burro que decía  “Viva el Rey”», atribuida al cura franciscano Francisco de Paula Castañeda, que se cree, data de 1812 y que está catalogada como la primera caricatura política que se publicó en el país.

En sus seis salones de exposicione permanente, uno destinado en exclusiva a Caras y Caretas,  se pueden ver originales de Torino (autor de «Don Nicola»), una escultura de José María Taggino, un Gardel hecho en tres trazos por Alposta, un gran «Ratón Mickey» con boleadoras y botas con espuelas, regalo de Walt Disney al dibujante Nicolás Greco, que éste donó al Museo, obras de Landrú, Quino, Caloi, Basurto, Cao, Columba, Divito, Dobal, Garaycochea, Lino Palacio, Horatius, Albert Hirschfeld  (caricaturista de estrellas de Hollywood),  Rep, Sábat, Tabaré y muchos más que figuran en un catálogo del Museo, que contiene más de 700 obras.

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