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LOS TERCEROS Y LAS INUNDACIONES EN EL VIEJO BUENOS AIRES
Los Terceros fueron tres zanjones que se abrieron en las calles de Buenos Aires, alrededor de 1860, tratando de solucionar el problema que provocaban las inundaciones. Las obras de desagüe, el entubado del Maldonado, las obras de salubridad y otras obras públicas que se realizaron en el pasado, no siempre libraron a la ciudad de Buenos Aires de los inconvenientes de las grandes tormentas o las crecientes imprevistas de las aguas del Río de la Plata y de los ríos y arroyos próximos, un problema que a pesar de todo lo hecho, aún persiste.
Recordaremos ahora la existencia de los modestos «Terceros” del antigüo Buenos Aires, una obra que alrededor del año 1860, fue necesario realizar en aquella época, carente de tecnología y de muchos medios materiales, para afrontar el problema de las inundaciones.
Los “Terceros” eran simple zanjones de desagüe, cavados en la tierra, cuyo caudal, era por instantes, semejante al de los verdaderos arroyos, por lo que fue necesario improvisar obras o construir puentes. Su nombre derivó del que se le daba a los así llamados pobladores, que se ocupaban como nuestros actuales “cartoneros”, de recolectar los deshechos que se arrojaban en ellos, pensando equivocadamente que era la mejor forma desahcerse de ellos, ya que las lluvias y las crecientes, se ocuparían de limpiarlos al llevar sus aguas hacia el Río de la Plata.
A tres de esos zanjones, se los llamó Primero, Segundo y Tercero y por ser este último el mayor, quedó simplemente como “Zanjón Primero”, mientras que a los otros dos se les dio la denominación genérica de “Terceros”. De estos dos “terceros”, el primero fue llamado “Tercero Sud».
Empezaba en lo que hoy es la Plaza Constitución y luego de describir una ligera curva, desembocaba en el Rio de la Plata, por el zanjón de Granados, que seguía el trazado de de las primeras cuadras de la calle Chile, aunque existía otro brazo de desagüe por la callejuela San Lorenzo. Hoy puede observarse este antiguo cauce del “Zanjón de Ganados” al atravesar la calle Chile por las transversales Perú, Bolívar, etc.
Sobre este “Tercero”, se construyó un puente a la altura de las actuales calles Perú y Chile, llamado «Puente de Granados», designación que provenía del apellido del propietario de los terrenos sobre los cuales el puente se levantó.
El segundo de los “Terceros”, llamado “Tercero del Medio» o “Tercero del Centro”, se formaba en los alrededores de la Plaza del Congreso y después de varios zig-zag, enfilaba por la actual calle Viamonte formando un “bañadito” en lo que es hoy la plazoleta donde se levanta la estatua de Dorrego. frente al Banco Municipal .
Desembocaba finalmente en el Río de la Plata por el “Zanjón de Matorras”, que seguía el trazado de la actual cortada Tres Sargentos. Sobre este zanjón, también se construyó un puente. Erstaba en la esquina de las actuales calles Lavalle y Libertad, conocido, con cierta irónica referencia al famoso puente existente en Venecia, como el Puente de los Suspiros”
A estos tres zanjones que derivaban aguas hacia el Río de la Plata, se les sumaba el arroyo Manso. Nacía en una laguna que había a la altura de las calles Viamonte y Saavedra y de otras lagunas situadas más hacia el Oeste, unidas todas por un extenso bañado. Este arroyo, después de dar varias vueltas, corría por la calle Saavedra y su continuación, la calle Paso, continuando por detrás de la Recoleta para desaguar en el Río de la Plata a la altura de la calle Austria
En 1885 TORCUATO DE ALVEAR, el primer Intendente que tuvo la ciudad de Buenos Aires, dispuso eliminar los puentes y entubar los “Terceros”, por lo que, salvo los días en que por ellos corren tumultuosamente las aguas de una copiosa lluvia, que es cuando aún pueden oírse rumores inquietantes surgidos desde la profundidad de la tierra, los porteños viven ignorando que bajo sus pies, una intrincada red de canales y cursos de agua discurre en las entrañas de la ciudad.