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LOS SECRETOS DE MANUEL BELGRANO
Hijo de un rico comerciante de granos de origen italiano llamado DOMINGO BELGRANO Y PERÍ, el creador de la bandera argentina, murió en la miseria de cirrosis.
En su monumental biografía de Belgrano, BARTOLOMÉ MITRE reveló que su lápida, se improvisó con el mármol de un mueble familiar.
Belgrano pagó sus deudas al doctor REDHEAD con un reloj y su muerte pasó inadvertida. Es que el 20 de junio de 1820, era «el día de los tres gobernadores», el día que tres fuerzas se disputaban el poder: el Cabildo de Buenos Aires, Ildefonso Ramos Mejía y Estanislao Soler.
Mucho después, en 1902, hubo un sonado escándalo cuando el gobierno presidente Julio Roca exhumó los restos de Belgrano para llevarlos al actual Mausoleo de Santo Domingo. Dos de sus ministros. PABLO RICCHIERI y JOAQUÍN V. GONZÁLEZ, se llevaron dos dientes de Belgrano como recuerdo y los diarios opositores titularon a toda página: «devuelvan los dientes del patriota que menos comió con los dineros de la Nación». En setiembre de 1902, los dientes fueron devueltos.
Desde siempre se sabe que Manuel Belgrano (1770-1820) fue abogado, político y militar, que combatió en las Invasiones Inglesas, fue miembro del primer gobierno patrio y salvó a la revolución de Mayo con las victorias de Salta y Tucumán en 1812 y 1813 respectivamente.
Es menos conocido que Belgrano tuvo dos hijos naturales aunque nunca se casó. Según cuenta la escritora MARÍA ESTHER DE MIGUEL en su novela «Las batallas secretas de Belgrano», nuestro prócer tuvo un hijo varón, Pedro, con JOSEFA EZCURRA , la hermana de Encarnación, esposa de JUAN MANUEL DE ROSAS y una hija mujer, Mónica, con DOLORES HELGUERO (ver Los hijos del general Manuel Belgrano).
Riguroso consigo mismo, pidió un consejo de guerra para ser juzgado por sus derrotas en Vilcapugio y Ayohuma. Cuando el gobierno lo premió con 40.000 pesos por sus victorias en Salta y Tucumán, Belgrano los donó para la construcción de cuatro escuelas.
Según le fuera aplicado por sus admiradores o sus detractores, a BELGRANO se le reconocen cinco apodos, aludiendo a alguna característica física o costumbre de nuestro prócer:
Se le decía el Alemán, a poco de su regreso de España, con su flamante título de abogado porque era muy rubio, caminaba de prisa, hablaba correctamente el inglés y acostumbraba vestirse siempre cuidadosamente y a la moda; Chupa verde o Cotorrita, por el color verde de los uniformes con guarniciones de piel de mono, que alguna vez se le vio vestir cuando recién se inauguraba como general, para volver luego a su habitual y sencillo vestir de soldado republicano;
Bombertito de la Patria, apodo con el que se lo llamaba por la desvelada dedicación conque vigilaba, observaba, o «bombeaba» el estado de sus tropas y la conducta de su gente en los campamentos.
En momentos de incertidumbre, urgencias y dudas, pero firmemente decididos a instalar un gobierno que rija los destinos de las Provincias Unidas, recién emancipadas de la corona española, muchos fueron los protagonistas de nuestra Historia que tratando de hallar el camino que mejor nos condujera a ello, imaginaron posibles formas de gobierno, que sin conocer las circunstancias que los guiaron hacia esos caminos, hoy nos resultan incomprensibles.
Tales los casos de propio general SAN MARTÍN que propuso una monarquía europea y BELGRANO que en el Congreso de Tucumán propuso una monarquía de la dinastía de los Incas, como lo expuso cruelmente el periódico “El Independiente” redactado en 1816 por Pedro José Agrelo, calificando como el “Rey con ojotas”, a ese posible monarca.
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Es un raro caso el de Belgrano