HALLAZGOS Y MISTERIOS DEL ANTIGUO PASADO ARGENTINO

Desentrañar el enigma de la Argentina prehistórica es difícil. El tiempo borra sus huellas y son pocos los recursos para financiar excavaciones.

Pero desde 1872, con los trabajos que realizara el perito FRANCISCO PANCRACIO MORENO, han sido grandes los esfuerzos realizados para dilucidar este misterio que nos involucra.

Hitos importantes de esta búsqueda han sido establecidos por investigadores de la talla del profesor REX GONZÁLEZ, cuya gestión al frente del Museo Nacional de Ciencias Naturales de La Plata, marcó el camino de innumerables investigadores, arqueólogos, lingüistas, etc. que muchas veces, sin contar con los medios y el apoyo oficial necesarios, han avanzado en estas tareas, logrando aclarar muchos de los interrogantes que hasta hace poco, no tenían respuesta.

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En épocas más recientes, muchos equipos interdisciplinarios de universidades y centros públicos siguen sus pasos y entre ellos, haremos mención al trabajo de los miembros del Laboratorio de Arqueología de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata, que dirigidos por Diana Mazzanti, realizaron importantes descubrimientos en la «zona de Tandilia», basándose en mapas, fotografías aéreas y satelitales, y fatigosas recorridas, encontraron pistas enterradas por las primeras comunidades que vivieron en la provincia de Buenos Aires.

En 1981, llegaron a la Cueva Tixi y después a 6 sitios más, con muestras de haber sido habitado por gente hace 10.460 años y donde se encontró una «punta de lanza» en forma de cola de pez, provocó una revolución en materia arqueológica.

Fue en 1982 y Nora Flegenheimer excavaba en el cerro La China, en la provincia de Buenos Aires. cuando hizo este hallazgo, siendo por ello la primera que se pudo tener en sus manos, objeto tan antiguo.

Los trabajos de este equipo se completaron con excavaciones en el cerro El Sombrero y en ambos lugares “fecharon” 14 objetos que dieron una antigüedad de 10.700 años.

Era así evidente que las sierras bonaerenses les daban diferentes y mayores posibilidades a los primeros seres humanos que las habitaron. Flegenheimer y la investigadora Cristina Bayón concluyeron que esta gente tenía vínculos con otra que vivía en el Uruguay en la misma época. ¿La pista? Instrumentos que encontraron allí estaban hechos de una roca que se halla solamente en las costas uruguayas y saber cómo usaban los lugares estos objetos, sirve también para explicar otros patrones de comportamiento.

María Isabel Hernández Llosas, Directora del proyecto ar­queológico «Pinoscayoc», en la Quebrada de Humahuaca en el norte argentino, ha explicado que los restos de carbón de un «primitivo fogón de cocina», permitieron establecer que este asentamiento databa de hace unos 10.700 años antes del presente.

Otros hallazgos en el lugar, permiten suponer que ése era «una especie de casa de veraneo. Era un campamento usado para cazar, recolectar y preparar alimentos», dice Hernández Llosas, «donde volvían a esos mismos lugares en cada estación del año».

«Con el tiempo, las residencias de verano se hicieron permanentes y en Alero Pinoscayoc 1, las primeras excavaciones mostraban signos de permanencias mayores que en los momentos previos. Contra la pared de una cueva, esta arqueóloga encontró, cubierta por rocas, una fosa de 1,30 metro de profundidad por 0,80 metros de diámetro, donde se habían depositado dos esqueletos acurrucados y se estima que su antigüedad es de 9.100 años».

Y siguieron los descubrimientos: a orillas de Arroyo Seco, en el partido de Tres Arroyos, el equipo de Gustavo Politis dio con huellas de 12.000 años de antigüedad: huesos de animales extintos como el “megaterio o el caballo americano” con marcas y fracturas producidas por seres humanos, que estaban asociados a artefactos indígenas de piedra.

Allí también se hallaron más de 40 esqueletos humanos un poco más tardíos que aquellas huellas (entre 6.300 y 8.000 años antes del presente). Son cuatro hombres y fueron apuñalados con puntas de proyectiles “muy raras en la región”, señala Politis. Quién los mató es un enigma. Como tantos otros que siguen siéndolo para el conocimiento de nuestros orígenes.

El profesor REX GONZÁLEZ comenta el misterioso camino de algunas de las piezas arqueológicas que nos fueron robadas
«No fueron los conquistadores quienes se llevaron las piezas arqueológicas argentinas que hay en otras partes del mundo. En esta historia pesan los «huaqueros», gente que busca lugares donde haya muchas piezas y las vende. Pesan también los campesinos de las zonas ricas en material arqueológico, que un día hunden el arado y encuentran algo que puede valer más que un año de trabajo.

«Hubo un señor Zavaleta,  dijo en una oportunidad, el arqueólogo ALBERTO REX GONZÁLEZ, «que fue el más grande «huaquero» del Noroeste Argentino».

«Era un comisario de Amaicha y formó una gran colección de piezas arqueológicas antiguas. Una parte la vendió al Fiel Museum, de Chicago, otras al Volker Kunde Museum, en Dahlen, Berlín».

«Eran casi todas piezas de madera, de metal y de piedra, pertenecientes a viejas épocas de estos territorios del norte argentino». En el Museo del Hombre, de París, hay muchas cosas, entre ellas una coraza patagónica, de siete cueros superpuestos, que usaban los jefes araucanos y se piensa que las habría llevado un viajero que estuvo por aquellas comarcas».

«Una de las más importantes colecciones con piezas argentinas está en Gotem Suecia. Las llevó el explorador Otto Nordenskjold, que trabajó por aquí, a principios del siglo XIX».

«Son, dice González, «piezas pertenecientes a la cultura de San Francisco, de Jujuy. Hay alfarería y urnas. En el país no tenemos ninguna urna de ese tipo entera. Son quizás de la primera cultura que usaba alfarería en gran escala, entre los años 1000 y 500 antes de Cristo.».

Pero esta comercialización no terminó. El arqueólogo cuenta con qué velocidad circulan hoy las piezas: «Un día yo tenía sobre mi escritorio una píeza de una cultura de la «aguada» en el noroeste argentino. Me la había mandado el curador del Museo de Brooklyn para que confirmara su procedencia. Vinieron dos colegas y me dijeron que la conocían: La tenía Fulano hace 8 meses en Belén, en la provincia de Catamarca. Le pregunté a mi colega de Brooklyn de dónde la habían sacado y me contestó: «Me la donó un benefactor, que la compró en Londres» (ver Arqueología urbana en Buenos Aires)

3 Comentarios

  1. Graciela

    necesitaria una breve reseña de la historia de las mutuales en argentina.Gracias

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    1. Horacio (Publicaciones Autor)

      Graciela: Le sugiero que entre nuevamente en nuestra página y busque «El Mutualismo». Quizás allí encuentre lo que busca. Suerte.

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    2. Horacio (Publicaciones Autor)

      Graciela: Entre nuevamente en nuestra página y busque «El Mutualismo. Quizás allí encuentre lo que Usted necesita. Suerte.

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