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LA RÍO DE LA PLATA AGRICULTURAL ASSOCIATION (00/11/1824)
En noviembre de 1824, a instancias de BERNARDINO RIVADAVIA y contando con su apoyo absoluto, se funda en Londres la «Rio de la Plata Agricultural Association», una sociedad de capitales mixtos creada para colonizar con agricultores ingleses, la campaña argentina.
En 1821, siendo ya ministro de MARTÍN RODRÍGUEZ, BERNARDINO RIVADAVIA, decide darle nuevos y más prácticos impulsos a la iniciativa que desde 1818, merecía toda su atención, según se lo había expresado al Director Supremo JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN en su nota del 9 de setiembre de año, donde le exponía «los claros beneficios que traería a nuestra economía, el ingreso de inmigrantes capacitados para el laboreo de las tierras y la cría de animales, según las técnicas y métodos que se empleaban en los países del norte».
Es así entonces, que la Legislatura, a propuesta del Poder Ejecutivo, aprobó el 22 de agosto de 1821 una ley por la cual «el gobierno queda facultado para negociar el transporte de familias industriosas, que aumenten la población de la provincia».
En setiembre del mismo año, el gobierno recibió una nota de JOHN THOMAS BARBER BEAUMONT, fechada en Londres, en la cual le propone traer familias inglesas. RIVADAVIA le contestó de inmediato el 24 de setiembre de 1821, pidiéndole que se pusiera en contacto con HULLET Hermanos y Compañía, agentes comerciales del gobierno de Buenos Aires en Londres y el mismo día, escribió dos notas a estos agentes, encargándoles de las gestiones para el envío de inmigrantes. Las condiciones serían las mismas: entrega de tierras en enfiteusis y pago de los gastos de viaje al llegar a Buenos Aires.
Muy poco después, el 13 de abril de 1824, el Gobierno constituyó una Comisión especial, primer organismo especializado en la materia que existió en el país, para «proporcionar de Europa a los propietarios de tierras del país, los trabajadores y artesanos que éstos soliciten bajo contrato».
A fines de setiembre de 1824, BERNARDINO RVADAIA llegaba a Londres con el objetivo principal de fundar una empresa minera y si ello le era posible, también formar una sociedad colonizadora y a tales efectos se puso en contacto con BARBER BEAUMONT y HULLET para ajustar detalles de la operación que tenían pensado hacer.
RIVADAVIA regresó a Buenos Aires y a partir de entonces, se inició una larga tramitación entre el gobierno, BEAUMONT y HULLET. En cierto momento, BEAUMONT propuso destinar parte del capital de la sociedad para adquirir tierras en propiedad, ya que el gobierno no estaba dispuesto a entregárselas en donación.
RIVADAVIA envió entonces el 24 de noviembre de 1824, nuevas instrucciones a HULLET, en las que afirmaba: «El Ministro juzga innecesario que este señor tome el medio que propone de comprar una hacienda, mucho más cuando no sería tan útil, ni para él, ni para la población, pues, es a todos respectos preferible el que los recursos sean destinados al más pronto envío de un mayor número de matrimonios para que se establezcan ventajosamente en el país».
En la misma fecha el gobierno encomendó a dos hombres de negocios de Buenos Aires, SEBASTIÁN LEZICA y JOSÉ AGUSTÍN LIZAUR, las gestiones en el continente europeo para traer inmigrantes de Escocia, Holanda, Alemania y «todo el norte de aquel continente».
LEZICA llegó a Londres en junio y se puso en contacto, por intermedio de HULLET con BARBER BEAUMONT y se encontró allí con JOHN PARISH ROBERTSON y FÉLIX CASTRO, que habían sido los comisionados de Buenos Aires para contratar el empréstito con la Casa Baring y que se mostraron sumamente entusiasmados con la perspectiva de brillantes negocios de colonización.
CASTRO, que había ganado una fortuna con la comisión del empréstito, entró en sociedad con BEAUMONT y LEZICA en Londres, mientras ROBERTSON marchó a su Escocia natal para invertir su gran fortuna, también producto del empréstito y sus actividades mercantiles trashumantes, en una vasta empresa colonizadora que se presentaba con brillantes posibilidades: «La Rio de la Plata Agricultural. Association».
En noviembre de 1824, se constituyó en Londres, una sociedad integrada por los señores BEAUMONT, LEZICA, CASTRO y HULLET. La sociedad se llamó «Rio de la Plata Agricultural Association» y con una capital inicial de 1.000.000 de libras esterlinas, se proponía ingresar en el negocio de la compra de tierras o de concesiones otorgadas por medio del sistema llamado de «enfiteusis» y poblarlas con agricultores ingleses.
Los empleados de la Casa Hullet escribieron folletos sobre las ventajas y promesas de un futuro lleno de riquezas a quienes se aventuraran a poblar «las fértiles praderas de las pampas del Río de la Plata», y el Secretario de RIVADAVIA, un tal IGNACIO NÚÑEZ, redactó un libro que publicado en 5 idiomas, ofrecía a los extranjeros «un territorio inmenso, virgen y fértil, con abundantes producciones y un temperamento benigno, que reclama lo que sobra en otros países: brazos y capitales».
Se formó el directorio de esta sociedad y se repartieron las acciones. BEAUMONT suscribió 500 acciones liberadas y fue nombrado Presidente de la sociedad. LEZICA y CASTRO con 400 acciones liberadas a su nombre cada uno, figuraban como directores , juntamente con 4 barones ingleses de la más alta respetabilidad».
La empresa se iniciaba con el mejor de los auspicios y HULLET, encargado del lanzamiento de las acciones, favorecido por el «boom bursátil» que se vivía en Londres, no tuvo dificultad alguna para colocar el total de éstas en muy poco tiempo.
Cuando estas acciones estaban en alza, esto es cuando todavía no se conocía cual era el final de este proyecto, LEZICA y CASTRO vendieron sus acciones obteniendo una «ganancia de 80.000 libras sin arriesgar un solo penique», diría luego el hijo de Barber Beaumont en su libro «Viajes por Buenos Aires, Entre Ríos y la Banda Oriental (1826-1827)».
Por el contrario, su padre no vendió sus títulos y se empeñó en llevar adelante la empresa. RIVADAVIA le había asegurado formalmente a BEAUMONT «que las tierras del convento suprimido de San Pedro, le serían cedidas a perpetuidad mediante el pago al Estado de un arrendamiento usual, en lo que mi padre estuvo de acuerdo y aceptó», cuenta el hijo de BEAUMONT. Rápidamente comenzaron a reclutarse agricultores; era un momento propicio porque la crisis industrial había paralizado muchos brazos y abundaban la desocupación y el hambre.
Agentes de la sociedad anotaban en los suburbios de los centros fabriles a quienes querían ir con viaje pago y un pequeño adelanto al embarcarse.
La primera tanda de 50 agricultores reclutados en los suburbios de Glasgow, se embarcó en febrero de 1825. A fines de ese año, desde Liverpool lo hizo la segunda tanda, esta vez con 200 reclutados y en marzo de 1826 lo hizo la tercera, también con 200 agricultores.
Pero la improvisación, la codicia y la corrupción se adueñaron de un proyecto que nació como una gran idea, de muy positivas perspectivas para el país, y terminó en el más rotundo y vergonzoso fracaso (ver Una empresa colonizadora fallida)