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HOMENAJE PÓSTUMO A CORNELIO DE SAAVEDRA (16/12/1829)
Reivindicando la trayectoria y su destacada actuación como presidente de la Primera Junta de Gobierno, JUAN MANUEL DE ROSAS decretó un homenaje póstumo a CORNELIO DE SAAVEDRA, que incluía la construcción de un monumento en el cementerio del Norte para albergar sus restos y la preservación de un manuscrito autógrafo en la Biblioteca Pública.
Este acto, por medio del cual se buscaba reconocer su valiosa vida y servicios al país, ignorados en una época cuya realidad política había impedido un reconocimiento anterior, nos recuerda que los intereses partidarios de su contemporaneidad, estimulados por facciones políticas que se formaron en el seno de la Primera Junta de Gobierno luego de la Revolución de Mayo encabezadas por MARIANO MORENO, habían logrado mansillar la realidad de su historia hasta que se lo destituyera como Comandante del Ejército Auxiliar y que en setiembre de 1811, se expidiera una orden de arresto contra él.
SAAVEDRA, como presidente de la Primera Junta, tenía una postura más moderada y conservadora, mientras que MARIANO MORENO era el secretario y representaba a los sectores más radicales. La falta de mesura, potenciada por tazones de “ego” de ambos líderes afectó su interrelación y generó una fuerte oposición.
Quizás el detonante que provocara la visibilización de este antagonismo haya sido la decisión de ampliar el número de integrante de la Primera Junta, incorporando diputados del interior, propuesta por SAAVEDRA, algo que los “morenistas” rechazaron rápidamente, porque veían que así se mermaban su potencialidad en la lucha por el poder que se había entablado.
Ya instalada como máxima autoridad de las Provincias Unidas, la “Junta Grande”, fue ferozmente atacada y pronto comenzó a ser vista como un organismo ineficaz, ineficiente e innecesario (a los ojos de los poderosos e influyentes “morenistas” por supuesto), por lo que finalmente fue disuelta y fue reemplazada por el Primer Triunvirato en septiembre de 1811, lo que significó la destitución de SAAVEDRA.
A pesar de haber sido despojado de su cargo en 1811, la persecución política de SAAVEDRA no cesó y culminó en 1814 con una orden de arresto que lo obligó a exiliarse en Chile y luego en San Juan para evitar ser procesado.
Regresó a Buenos Aires en marzo de 1815 y luego de la caída de CARLOS MARÍA DE ALVEAR, el Cabildo revocó las órdenes de su confinamiento y le restituyó su fuero y honores. Poco le duró la tranquilidad a SAAVEDRA, treinta días después, el nuevo Director Supremo ÁLVAREZ THOMAS revocó lo actuado y obligó a Saavedra a que se refugiara en la estancia de su hermano en Arroyo de Luna.
El 10 de mayo de 1816, SAAVEDRA abrió una instancia ante el Congreso y el 7 de agosto se dirigió a JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN solicitando el reconocimiento de sus grados y honores, pero la petición le fue negada a instancia del ministro de Guerra ANTONIO LUIS BERUTI, un acérrimo enemigo suyo.
El 3 de enero y el 25 de mayo de 1817 Saavedra realizó nuevas presentaciones, pero como sus enemigos (el Camarista VALLE, BERNARDO DE MONTEAGUDO) seguían tratando de perjudicarlo; toda la documentación de su caso “había desaparecido” y tuvo que esperar que “aparecieran”. Cuando eso ocurrió, el 6 de abril de 1818, la Comisión creada para definir el “caso Saavedra” se expidió declarando nulos, sin valor ni efecto los procedimientos del año 1814 y el correspondiente extrañamiento de Saavedra. Aconsejó además que se lo repusiera en sus grados.
No obstante, el 15 de mayo de 1818, Pueyrredón designó una nueva Comisión y cuando parecía que Saavedra finalmente iba a ser definitivamente sobreseído, aparecieron denuncias anónimas, documentos fraguados, “testigos poco confiables” que trtaron de ensuciar el expediente. Pero era tan burda la maniobra que Pueyrredón no tuvo más remedio que dictar un Decreto el 24 de octubre de 1818, declarando nulos los cargos y devolviéndole los despachos de brigadier general.
En 1819, Saavedra asumió el cargo de comandante de campaña, con asiento en Luján y con la misión de defender la frontera contra los ataques de los aborígenes y actuar como auxiliar del ejército que estaba invadiendo la provincia de Santa Fe
En 1820 apoyó el efímero gobierno de JUAN RAMÓN BALCARCE como ministro de guerra, y tras su fracaso se exilió en Montevideo como consecuencia de los hechos que se produjeron durante la llamada “anarquía de los años XX”. En octubre de 1821 regresó a Buenos Aires, luego de que la Sala de Representantes de la provincia de Buenos Aires sancionara, el 27 de septiembre de 1821, la Ley del Olvido que autorizó el retorno de los exiliados por cuestiones políticas.
Se instaló en una estancia en el norte de la provincia y allí escribió su “Memoria autógrafa”, dedicada a sus hijos, donde explicó, desde su punto de vista, algunos hechos en los que había actuado. En 1822 se acogió a la Reforma del Ejército que pasó a retiro a una importante lista de oficiales, pero en 1825 ofreció sus servicios cuando las Provincias Unidas del Río de la Plata se enfrentaron contra el imperio de Brasil, los que fueron gentilmente rechazados por el ministro de guerra MARCOS BALCARCE, debido a su avanzada edad.
Cornelio Saavedra Finalmente, falleció en Buenos Aires a las ocho de la noche del domingo 29 de marzo de 1829 a los 69 años de edad. El gobernador Juan José Viamonte ordenó el traslado de sus restos al Cementerio del Norte, actual Cementerio de la Recoleta de la ciudad de Buenos Aires (ver Saavedra, Cornelio de).