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GESTIÓN DE ALBERDI ANTE LOS MEDIOS FINANCIEROS DE EUROPA (00/06/1858)
Durante 1858, JUAN BAUTISTA ALBERDI cumplió una misión diplomática en Europa y en su correspondencia, advierte los peligros que le acechan a la Confederación Argentina, por su controversia con Buenos Aires (ver Guerra entre la Confederación y el Estado de Buenos Aires).
Como diplomático de la Confederación, encargado de velar por los intereses y la buena imagen de ésta en Europa, JUAN BAUTISTA ALBERDI fue un cuidadoso corresponsal del gobierno de Paraná en lo relativo a las opiniones y actitudes de los medios financieros europeos ante el enfrentamiento porteño-confederal.
En el mes de junio de 1858, Alberdi hacía saber a Urquiza, por ejemplo: «Por el señor Huergo ha debido V. E. saber de una petición que muchos negociantes de Londres han elevado al gobierno británico, para que envíe un ministro a Buenos Aires y reconozca la independencia de esa provincia».
«El asunto es serio porque tiene el apoyo activo de la casa de Baring, llena de influjo en el Parlamento, y muy ligada con los tenedores de bonos de Buenos Aires. Parece indudable que el pensamiento de la petición ha venido de Buenos Aires y que su autor disimulado no es otro que el gobernador de esa provincia».
«No atreviéndose a proclamar la independencia de Buenos Aires que conviene a su ambición personal, porque causaría escándalo a sus propios paisanos, hace que la desmembración apetecida por él, de hecho sea solicitada por negociantes extranjeros y que el gobierno británico despedace la República Argentina, reconociendo independiente a una provincia que no se ha proclamado independiente» (ver Buenos Aires y la Confederación).
Seis meses después, en una nueva carta a su gobierno, Alberdi informaba: «Los acreedores ingleses de Buenos Aires han dirigido una nueva petición al gobierno de S. M. B. para que se oponga a la Ley de derechos diferenciales dada últimamente por la Confederación. La petición contiene veinte firmas más o menos, pero entre ellas figuran las de los grandes banqueros Baring y Rotschild».
En un documento anterior, del mes de octubre, el diplomático confederal había señalado: «Nuestro gobierno no debe sorprenderse de que el Times publique algunas veces ataques contra nosotros. Me han asegurado que la casa de Baring, que patrocina a los acreedores de Buenos Aires, tiene parte en la propiedad del Times».
Y en noviembre informaba: «El Times rehusó admitir una rectificación mía de datos inexactos que dio a luz y el «Economist», publicación muy conocida en Inglaterra, ha hecho la defensa de Buenos Aires».
A partir de la sanción de la «Ley de derechos diferenciales», dictada el 19 de julio de 1856, el comercio y la banca de los británicos jugaron su influencia a favor de Buenos Aires. Y también el gobierno de Francia, como había anunciado Alberdi a Urquiza desde París, en carta del 15 de diciembre de 1856:
«El gobierno de Francia mira mal vuestra ley de comercio directo. Me lo han revelado o declarado en el ministerio. La razón de este gobierno es que con esa ley, nuestro gobierno perjudica a su comercio en Buenos Aires».
En otra correspondencia al Presidente, Alberdi informaba: «Lord Clarendon desaprobó la Ley del 19 de julio. La calificó fruto de un mal consejo». La opinión de Alberdi sobre las relaciones de la Bolsa de Londres con la desmembración de Buenos Aires está en sus «Escritos Póstumos», Tomo XIV, donde se lee:
«Es ALSINA quien hace que los judíos de la Bolsa de Londres soliciten del gobierno británico que desmembre la República Argentina, para provecho común de los judíos de allá y de aquí. Esto es lo que Alsina llamaba los «grandes medios» que posee Buenos Aires en política exterior. Es simplemente la traición, el crimen de que cada poder de Centro América paga hoy con lágrimas de sangre».
«Una nueva nación en América, creada por la Bolsa de Londres, dejaría atrás todo el plan de disolución atribuido a Estados Unidos».
Para Alberdi, la separación de Buenos Aires no paraba ahí: no tardaría en arrastrar a otras provincias argentinas, como había ocurrido ya en Centro América (ver Alberdi, Juan Bautista).