FERRÉ, PEDRO (1788-1867)

Estadista y general. El más decidido defensor de los intereses económicos de las provincias, frente a la política centralista  impuesta por Buenos Aires.

Nació en la provincia de Corrientes el 29 de junio de 1788. Era hijo de Juan Ferré y doña Francisca Alsina. Cursó sus estudios en la escuela del Convento de San Francisco y alternó su educación con el aprendizaje de la carpintería naval, trabajando en los astilleros de su padre, Juan Ferré.

En 1810, al producirse la Revolución de Mayo, ingresó como cadete en el Cuerpo Cívico de la provincia, comandado por Fernández Blanco, en cuyas filas actuó durante los sucesos de ese año, fundacional de nuestra libertad.

En 1821 fue nombrado Alcalde de segundo voto de Corrientes y durante los siguientes veinte años fue una figura clave en la vida pública correntina. Se desempeñó como gobernador de esa provincia desde el 27 de diciembre de 1824 hasta 1827.

Durante éste, su primer mandato, continuó con la progresista labor del anterior gobernador, coronel JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ BLANCO. Instaló una Escuela de primeras letras en cada localidad cabeza de partido de su provincia, dio a la educación carácter obligatorio. Introdujo el sistema Lancasteriano de enseñanza tutelar (ver El Sistema Lancaster para la enseñanza).

Estableció la Junta de Educación; mejoró la enseñanza secundaria; creó cursos de latín y filosofía; formuló planes para nuevas ciudades; reguló el trabajo y promovió la agricultura; solucionó en gran medida el problema de las incursiones de los indios; dispuso la vacunación obligatoria contra la viruela (1827-1828), evitando así una epidemia y en 1826 introdujo el papel moneda con circulación localizada en la provincia de Corrientes, haciendo imprimir lo que fue la primera estampilla postal que circulo en el país.

Terminado su mandato fue elegido Diputado ante la Legislatura de su provincia y el 17 de diciembre de 1830 fue nuevamente elegido como gobernador de Corrientes, cargo que ejerció hasta 1833 y durante su segunda administración, debió repeler una invasión paraguaya, logrando anexar el territorio de las Misiones Orientales a la República Argentina.

Cuando finalizó este segundo mandato, tuvo activa participación, representando a su provincia, en las negociaciones preparatorias del Pacto Federal, que en 1830, se desarrollaron en la ciudad de Santa Fe (ver Pacto Federal o Liga del Litoral).

Allí fue donde expuso, en réplica a la tesis librecambista del representante de Buenos Aires, JOSÉ MARÍA ROXAS Y PATRÓN, su brillante alegato en favor de una po­lítica proteccionista que asegurase la preservación y el desarrollo de las industrias y artesanías provinciales frente a la ruinosa competencia de las manufacturas extranjeras.

Finalmente el 16 de octubre de 1839, asumió por tercera vez como Gobernador, en carácter provisorio, y en noviembre del mismo año fue electo en propiedad hasta diciembre de 1842.

Mientras, desempeñaba el papel de un auténtico federal en el nivel nacional, se mantuvo leal tanto a su provincia de Corrientes como a la Nación y permanentemente abogó por una nación conformada por provincias autónomas, legalmente unidas por una Constitución, y que actuaran conforme a sus disposiciones.

probó la convocatoria del Congreso Constituyente de 1826, pero posteriormente se pronunció en contra de él, en razón de su centralismo.

En 1830, cuando ROSAS temió el aislamiento de Buenos Aires, FERRÉ suscribió con él un difícil acuerdo a pesar de las diferencias políticas entre ambos —la preferencia de ROSAS por un acuerdo de hecho contra la insistencia por parte de FERRÉ sobre la necesidad de un gobierno constitucional— asimismo, el conflicto en el plano económico existente entre ambos, al apoyar ROSAS el libre comercio que deseaban los comerciantes bonaerenses por razones de índole económica e internacional y proteger FERRÉ el comercio y la industria provincial, estaba claramente definido por entonces.

También, invitado por ROSAS, participó en el Pacto Federal suscripto por las provincias del litoral, el 4 de enero de 1831, y mediante el cual se establecíó la paz.

Nuevamente electo gobernador en 1839, FERRÉ decidió que había llegado la hora de luchar contra ROSAS y uniéndose a los enemigos de éste y en apoyo del general unitario Lavalle, dramáticamente le declaró la guerra el 10 de enero de 1840.

Menos de dos meses después, con LAVALLE derrotado y dirigiéndose en dirección de las provincias del oeste, FERRÉ reorganizó su casi indefensa provincia, se alió con el caudillo oriental FRUCTUOSO RIVERA (que se oponía a ROSAS y a su aliado uruguayo ORIBE) y colocó al general JOSÉ MARÍA PAZ al mando del ejército aliado.

El 28 de noviembre de 1841, en el combate de Caaguazú, PAZ logró una magnífica victoria sobre PASCUAL ECHAGÜE al mando de las tropas enviadas por ROSAS. Pero los desacuerdos que surgieron entre FERRÉ y PAZ llevaron a este último a partir de Corrientes, con el fin de incorporarse al ejército de RIVERA, que posteriormente fue aniquilado en Arroyo Grande en diciembre de 1842. Inmediatamente, los hombres de ROSAS asumieron el control de Corrientes y todos sus oponentes huyeron, siendo declarados enemigos todos ellos.

FERRÉ pudo escapar y se estableció en Sao Borja, Brasil, y mientras se hallaba planeando fundar una nueva clase de ciudad, supo que todos sus bienes habían sido confiscados.

En 1848 regresó a Corrientes para posteriormente dirigirse a Entre Ríos, donde participó en la fundación de La Paz. Después del pronunciamiento de URQUIZA contra ROSAS en 1851, FERRÉ se incorporó a sus fuerzas y se trasladó a Buenos Aires donde preparó un detallado mapa de la parte del río Paraná que se utilizaría para el transbordo de las tropas que se emplearían en la invasión de Buenos Aires, para atacar a ROSAS en su propio reducto.

Terminado este trabajo se instaló en Santa Fe y utilizando sus conocimientos como constructor naval, dirigió la construcción de las embarcaciones que eran necesarias para tal operativo.

Después de Caseros, representó a Catamarca en la Convención Constituyente de Santa Fe, que se reunió en 1853, desempeñándose como miembro del Comité que redactó la Constitución que habría de reunir a las provincias para conformar una Nación, hecho que se produjo el 1º de mayo de 1853.

En las inmediatas elecciones presidenciales que se realizaron, FERRÉ consiguió uno de los pocos votos no emitidos a favor de URQUIZA. Al año siguiente fue elegido senador nacional y, a la terminación de su mandato, fue nombrado presidente de la Cámara de Justicia de Santa Fe.

En 1855 fue ascendido a general de brigada y en 1862 ocupó una banca en el Senado Nacional, Falleció el 21 de enero de 1867, en el pueblo de general Belgrano, de la provincia de Buenos Aires, mientras ejercía este último mandato de sus compatriotas y sus restos fueron inhumados en la Recoleta.

El general FERRÉ ha dejado escrita una “Memoria” para los anales de la provincia de Corrientes, donde constan los sucesos políticos en que actuó entre los años 1821 y 1842 y fue publicada en 1921 por el ingeniero VALENTÍN VIRASORO.

En 1872, BELISARIO SARAVIA escribió unos apuntes históricos reseñando la vida de este jefe y el doctor MANUEL F. MANTILLA estudió la actuación del mismo en “Crónica histórica de la provincia de Corrientes”. Por su parte, el doctor JOSÉ MARÇIA ZUVIRÍA, en su obra “Los Constituyentes de 1853”, al referirse a FERRÉ, dice:

“No necesitamos hacer el esmerado boceto de esta figura patriarcal, esculpida en hondas líneas por la historia desde muy remoto pasado. Ella inscribió ya el nombre del seis veces electo gobernador de la provincia de Corrientes, del que no hizo más en toda su vida que luchar en servicio de la patria, resistiendo sin descanso a la tiranía de Rosas, con todas sus fuerzas personales y las de su heroica provincia natal».

«siempre honrado, siempre valeroso, recto, juicioso, iluminando su cerebro con una sola idea: la libertad; con un solo propósito: la caída de la tiranía; prestando a su brazo, hasta la más avanzada edad, la acción de combatir aquella dictadura como gobierno imposible, y dando en el suyo un espécimen modesto del sencillo patriarcado con que presidía al pueblo de Corrientes, conduciéndole como Moisés al de Israel y fijando en sus tablas un sencillo decálogo en leyes, o más bien en preceptos morales y ejemplos a seguir, mientras se mantenían divorciados del despotismo».

PEDRO FERRÉ, dotado de un claro y buen sentido, de rectitud de juicio, de bondad y de modestia, dio la última prueba de la abnegación, probidad y desinterés de su vida, muriendo en la más avanzada edad, siempre honrado y pobre entre los pobres de la tierra.” En 1935 Carlos María Saravia ha reunido en un folleto sus datos biográficos.

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