EL TRIUNFO DEL TANGO (1913)
En París el tango está de moda. VILLOLDO y SABORIDO enseñan a bailarlo y las mujeres escandalizan con el profundo tajo que llevan en sus polleras para bailarlo. El papa Pío X lo condena y en Alemania, mientras el Kaiser les prohíbe bailarlo a sus oficiales, el zar Nicolás II lo tolera y Alfonso XIII lo elogia. Pero, finalmente, bendecido en París, el tango es admitido por “la sociedad decente de todo el mundo y hasta las señoritas se atreven a tocarlo en el piano. Y esto último es así, porque ROBERTO FIRPO lo impulsó.
Ganador de una votación realizada para elegir cuál orquesta iba a actuar en el “Armenonville, superando sorpresivamente a Juan Maglio y al “tano Genaro”, Firpo introdujo el piano en la “orquesta típica”, suavizandoi con sus acorde, las formas y la melodía del “dos por cuatro”. Graba discos y actúa en los principales cabarets y en los saínetes teatrales. Ese año compone con Eduardo Arólas “Fuegos artificiales”, y un año después su célebre “Alma de bohemio”, para una obra teatral donde actuaba Florencio Parravicini, quien poco antes, había entrenado “El tango en París, una obra de Enrique García Velloso.