EL TANGO Y LA ELITE PORTEÑA (1920)

Hacia 1920 el tango argentino ya se había enraizado profundamente en el ámbito rioplatense y más allá de las fronteras, no solamente en algunos pocos exclusivos escenarios foráneos  del “dos por cuatro”, sino también a nivel popular en Francia, Inglaterra, Alemania, los Estados Unidos, Brasil, etc.

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Después de ciertos vaivenes producidos particularmente durante los años 1913 y 1914, en los cuales el tango subió, bajó y volvió a subir en desniveles marcadísimos, este ritmo se encauzó definitivamente en forma plena, hasta que adquirió jerarquía como canción, al incorporar a su música, el mensaje, la palabra, el sentimiento.

En 1913, los Té danzantes” parisienses y londinenses alcanzaron éxitos retumbantes, hasta el punto de que muchos bailarines y músicos porteños armaron sus valijas y cruzaron el océano.

Uno de ellos fue «el simpático bailarín J. C. Herrera», que viajó directamente a París el 20 de julio de ese año,  para instalar allí una Academia de tango”, cuyo éxito —comentaba un diario de la época,— puede ya descontarse si recordamos que el viajero es, sin disputas, uno de nuestros más hábiles bailarines”.

En Francia, los vocablos “tangeur” y tanguisme,  eran de uso frecuente y entremezclados con el tanguismo,  se pronunciaban los nombres de Gabriel D’Annunzio, Alfred Camus, Alfonso Brocqua, etc.

Tal aceptación y  las noticias que llegaban comentando el éxito de los muchos músicos y bailarines que se habían largado a la gran aventura en Europa, fue la llave que le abrió las puertas de los salones de la sociedad a esa “música cadenciosa y sensual” que había sido tachada hasta de inmoral en Buenos Aires.

El Tango comenzó así a vivir sus épocas de mayor gloria: compositores, cantantes y bailarines empezaron a frecuentar las reuniones, bailes y fiestas que organizaba la sociedad porteña, ávida de las nuevas y excitantes emociones que le deparaba el Tango, mientras los viejos tangueros murmuraban entre dientes: “»El tango ha necesitado llegar hasta nosotros con la etiqueta europea para ser aceptado en los salones».

Y en 1920 llegó la consagración definitiva: Ese año se realizó un concurso de tango patrocinado por la Sociedad Sportiva Argentina, cuyo jurado lo presidía  nada menos que el prestigioso músico JULIÁN AGUIRRE, secundado por ARMANDO CHIMENTI, DANIEL VIDELA DORNA Y VICENTE MADERO, en calidad de Vocales y quiénes fueron las damas que los patrocinaron?.

Pues nada menos que María Luisa Quintana de Rodríguez Larreta; Elena de la Riestra de Láinez; María Teresa Quintana de Pearson; Esther Liavallol de Roca; Carolina Benítez de Anchorena; María del Carmen Sala de Demaría; María Luisa Martínez Chas de Lelolr; María Luisa Vedo- ya de Martínez de Hoz; Delia Alvear de Ocampo; Josefina Santamaría Pacheco; María Roca de Demarchi; Leonor Uriburu de Anchorena; Julia del Carril de Víale; Carmen Brauer de Llavallol; Ercilia Cabral Hunter de Anchorena;. María Rosa Lezica de Plrovano; Emilia Bustillo de Cané; María Elena Alvear de Pacheco y Anchorena; María Luisa Unzué de Aldao; Josefina Roca de Castells; Erna Acosta de Acosta; Elisa Juárez Celman de Souza; Estela Ella de Landívar; Lola Acosta de Santamarína; Susana Castex de Apelláníz; María Elena Victoria de Roca y Agustina Roca de Uriburu”.

El concurso se realizó en la sala del Palace Theatre, los tangos fueron bailados por los señores Francisco Ducasse, César Ratti, Argentino Podestá y E. Serrano, con sus respectivas compañeras y el Programa se completó con la actuación de FLORENCIO PARRAVICINI, quien recitó el monólogo “Manos y pies” (ver El origen del Tango?).

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