CONSAGRACIÓN Y MUERTE DE RICARDO GÜIRALDES (08/10/1927)
RICARDO GÜIRALDES cree que existe el “ser argentino”. Si nada existiera, sería nuestra obligación crear valores por la ley moral del amor y por la ley física del temor al vacío. Tal el sentido de “Don Segundo Sombra”, obra que obtiene un éxito inmediato. En 1922 viaja a Europa. Es su quinto viaje al viejo mundo y se establece en París, pero pasa una temporada en Puerto Pollensa (Mallorca), donde había alquilado una casa. A partir de ese año se produce un cambio intelectual y espiritual en el escritor. Se interesó cada vez más por la teosofía y la filosofía oriental, en busca de la paz del espíritu. Su poesía es fruto de esta crisis. Al mismo tiempo, sus ideas literarias empezaban a tener aceptación en Buenos Aires, cuando la ciudad se veía asaltada por los movimientos vanguardistas. En 1924 regresa a Buenos Aires y ofreció su apoyo a los nuevos escritores y funda la revista “Proa”, junto con BRANDAM CARAFFA, JORGE LUIS BORGES y PABLO ROJAS PAZ. La revista no tendrá éxito en Argentina, pero sí lo tiene en otros países hispanoamericanos. Tras el cierre de la revista, Güiraldes se dedica a terminar Don Segundo Sombra, novela a la que pondría el punto final en marzo de 1926. Luego de su aparición, Güiraldes se aleja de Buenos Aires y se instala nuevamente en París. Padece una enfermedad mortal y quizá por eso, inquietudes religiosas y místicas inspiran sus últimos poemas de “El sendero”, El 5 de octubre de 1927 recibe la noticia: le ha sido conferido el “Gran Premio Nacional de Literatura”. Tres días después muere. Es enterrado en San Antonio de Areco, muy cerca de la tumba de quien inspiró su personaje.