BROWN, EL CORSARIO DE LA PATRIA (15/09/1816)

En 1815, luego de producida la caída del Director Supremo, CARLOS MARÍA DE ALVEAR, se le otorgó al almirante GUILLERMO BROWN patente de corso y se le encomendó emprender un atrevido crucero de corso al Pacífico —el eje de la lucha se desplazaba así de un océano a otro— a fin de cooperar en el incipiente plan de insurreccionar Chile y Perú, esbozado por el general JOSÉ DE SAN MARTÍN (ver La guerra de corso durante la guerra por la Independencia)

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Recordemos que por los servicios prestados por el entonces comodoro irlandés fueron recompensados por el gobierno promoviéndolo al rango de comandante general de Marina y donándole la fragata Hércules (imagen), la misma que en 1814 fuera la nave insignia de la segunda escuadra armada por las Provincias Unidas del Río de la Plata, con la cual BROWN había batido a los españoles, permitiendo así la captura de Montevideo.

Con la colaboración entonces de patriotas chilenos, el 15 de setiembre de 1815, BROWN se dio a la vela a bordo de la fragata Hércules y al mando de una flota compuesta por la misma Hércules, el bergantín “Santísima Trinidad”, la corbeta “Halcón” y la goleta “Constitución”, con más de 150 cañones y una tripulación en total de 500 hombres.

Comenzó entonces una intensa actividad en el Pacífico, haciendo importantes presas como corsario y los estragos que hizo esta escuadra en el Callao, Guayaquil y otros puertos intermedios, fueron extensamente publicados por la Gaceta de Lima y sorprendieron a las autoridades españolas que creían inexpugnable su posición en el Pacífico.

El 12 de enero de 1816, en las inmediaciones de Morto Quemado, capturaron la fragata “Gobernadora”, una nave que provenía desde Guayaquil y navegaba hacia el Callao. El 19 de enero de 1816 los buques patriotas entraban en el puerto del Callao, reducto del poderío español en América. Al día siguiente con más de 100 cañonazos echaron a, pique 2 navíos enemigos y el 21 de ese mismo mes, quedó establecido el bloqueo del puerto de El Callao, que permaneció así por espacio de tres semanas.

Al salir del Callao, se dirigió hacia Guayaquil, —ciudad que según informes proporcionados a BROWN, estaba mal guarnecida y su pueblo pronto a sublevarse si se presentaba la oportunidad— actuó en conjunto con HIPÓLITO BOUCHARD y fueron apresados otros buques realistas que fueron considerados buena presa.

También en Lima con fecha 28 de febrero de 1816 se publicó un parte del gobernador de Guayaquil al Virrey en el cual se daba noticia del ataque del bergantín Trinidad y una goleta a las baterías de esa ciudad. El día 9 de febrero luego de un intenso fuego se logró la rendición del bergantín, merced a que la marea y el viento hicieron varar el buque. Perdida toda esperanza de una eficaz defensa, BROWN arrió la bandera para salvar la vida de sus marinos sobrevivientes. No obstante lo cual los españoles persistieron en un tenaz matanza de los vencidos, hasta que BROWN, en un quijotesco y arrojado acto —con una tea encendida se dispuso a volar la santabárbara del navío— poniendo fin así a la matanza de sus hombres.

El irlandés y sus ya escasos marinos fueron tomados prisioneros. El Gobernador los trató con benevolencia y todo concluyó en un satisfactorio canje de los prisioneros. Incluso se llegó a un activo intercambio comercial.

Nuevamente en acción, el 2 de mayo de 1816, la corbeta “Halcón”, navegando por el Anchicayá, dentro del golfo de Buenaventura (actual República de Colombia), al maniobrar para intentar flanquear a una de sus presas, se hundió, luego de que su tripulación quedara a salvo, pero obligando a BROWN  a un alto, para reponer sus fuerzas..

Luego de seis semanas de permanencia, el 1 de junio de 1816 Brown zarpó de San Buenaventura para continuar su derrotero corsario, que fue alterado por varias circunstancias, entre ellas, la que lo obligó a recalar en una isla del grupo de las Galápagos —paraíso detenido en el tiempo, único lugar terrestre donde sobreviven especies de remotas eras geológicas— a fin de abastecerse. El alimento preferido fueron las enormes tortugas de tierra, que podían llevarse a cubierta sin inconvenientes. Se comenta que era tal la escasez de provisiones que la ración diaria consistía en una galleta, un puñado de arroz, otro de maíz, media libra de tortuga o carne salada y media pinta de ron, dieta apenas suficiente para la dura tarea marítima.

Las andanzas de BROWN pusieron en alerta a las autoridades españolas instaladas en Santiago de Chile y cunde la alarma ante posibles atentados sobre las costas de Chile, amenazando con bloquear Valparaíso y Coquimbo. La Gaceta chilena refleja dramáticamente esta situación y se refiere a estos posibles ataques denunciando “al perverso Brown, comandante de corsarios”, cuya tripulación se compone de “gente extranjera y varios chilenos emigrados”, entre éstos un sobrino de los Carrera.

Arreciaban los rumores que circulaban sobre las operaciones de la escuadrilla patriota comandada por BROWN sobre las costas chilenas hasta Guayaquil y la prensa chilena llamaba a prepararse para un ataque e informaba que según últimas noticias, desde Lima ya se habían armado y despachado corsarios a fin de batir a los de Buenos Aires.

Sabiendo que una escuadra realista había partido del Callao en su búsqueda, BROWN hizo levantar en tierra una batería de 6 cañones. Mientras reparaban a la Halcón, el barco se volcó y debió ser abandonado. La situación se volvió crítica al quedar con un solo barco, mientras aumentaba el peligro de ser atacados por mar y por tierra debido a la caída de Bogotá en manos realistas y el avance de esas fuerzas por la costa del Chocó.

Se decidió entonces a continuar su viaje y partíó hacia el sur, llegando al Cabo de Hornos, el 20 de junio de 1816, sin cruzarse con barcos españoles. Recaló en las islas Malvinas y luego de soportar los rigores de un furiosos temporal, a fines de agosto de ese año llegó a la costa brasileña a la altura del cabo Frío, donde se enteró del arribo inminente de una escuadra portuguesa enviada para tomar Montevideo.

Para no caer en manos de los portugueses, siguió viaje hacia el norte con la intención de llegar a las islas Barbados, “el puerto amigo más próximo a Buenos Aires”, según ha dicho en sus Memorias. Allí fue recibido con todos los honores por las autoridades británicas, aunque sorpresivamente, tres días después, la ”Hércules” fue capturada y decomisada toda su carga, un regio botín logrado en casi dos años de corso, que, aunque el Almirantazgo británico después laudó en favor de BROWN, la carga jamás fue devuelta.

Con la “Hércules”, el único barco que le quedaba,  capturada y luego de rematada, agregada a la flota del venezolano LUIS BRON, el almirante BROWN retornó a Buenos Aires a mediados de 1818 y así terminó su brillante .carrera como corso de la Patria.

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