BRANDSEN, CARLOS LUIS FEDERICO (1785-1827).

El coronel BRANDSEN nació en París el 28 de noviembre de 1785. Después de recibir una esmerada educación, abrazó la carrera de las armas y actuó con brillo en los ejércitos de Napoleón 1º.

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En febrero de 1811 fue nombrado alférez, dos años después ascendió a teniente y luego mereció el honor de ser designado ayudante del emperador, cargo que desempeñó desde abril de 1813 hasta marzo de 1814, actuando como tal en la campaña de los “cien días”. En 1814 fue ascendido a capitán y pasó, en igual carácter y grado al lado del príncipe Eugenio Bonaparte. En Europa actuó en las campañas de Alemania, en 1813; de Italia, en 1814 y del ejército del Jura, en 1815, asistiendo por lo tanto, a numerosas batallas importantes, entre las que pueden citarse Lützen, Konigswarth, Bautzen, Leipzig, Hanau, Chavanne, Sevenans y Bavilliers. Por sus brillantes servicios mereció las condecoraciones de caballero de la Legión de Honor y de la Real Orden italiana de la corona de hierro, fundada por Napoleón 1º.

A raíz de la amistad contraída en el viejo mundo con BERNARDINO RIVADAVIA, ofreció su espada y sus conocimientos militares a nuestra patria. Pidió la baja y se embarcó hacia Buenos Aires. A poco de su arribo, el entonces Director Supremo, general JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN, el 19 de septiembre de 1817 le dio de alta como capitán de caballería, partiendo en seguida para Mendoza y de allí a Chile, a incorporarse a las fuerzas del general SAN MARTÍN con el grado de capitán de caballería, según decreto del 6 de noviembre de 1817. “Su vasta cultura, su carácter bondadoso, así como sus sólidos conocimientos militares y su experiencia guerrera, le granjearon profundas simpatías entre sus compañeros de milicia.”.  El primer hecho de armas en que se halló presente fue la sorpresa de Cancha Rayada, demostró sus descollantes dotes militares en la victoria de Maipú.

En 1818 y 1819 hizo la campaña del sur de Chile y se batió en Bío-Bío. Formando parte de la expedición al Perú, fue ascendido en noviembre de 1820 a sargento mayor graduado del ejército de los Andes y en mayo del siguiente año a teniente coronel. Se halló en la toma de Lima y al año siguiente actuó como comandante general en la costa sur del Perú, batiéndose en Nazca, Chancay y Zepita, recibiendo el ascenso a sargento Mayor de Caballería, por la heroica acción que el 8 de noviembre de 1820 tuvo en Chancay, acción durante la cual, al frente de 36 cazadores a caballo, derrotó 150 jinetes realistas, que estaban a las órdenes del coronel GERÓNIMO VALDÉS, logrando así contener el avance de unos 2.000 efectivos del ejército español y salvar del desastre a sus propias fuerzas, por lo que mereció este ascenso otorgado por el general San Martín.

Luego desempeñó el cargo de comandante general de la costa sur del Perú, e hizo la desafortunada expedición de Puertos Intermedios, durante la cual, al lado de LAVALLE, se distinguió en los encuentros de Torata y Moqueguá. Entre las distinciones de que fue objeto por su heroico comportamiento, pueden citarse los cordones y medalla de Maipú, los de benemérito de la Orden del Sol, la medalla de brillantes del ejército libertador del Perú y la medalla de oro a los Húsares de Zepita.

Al terminar la guerra de la Independencia, regresó a Buenos Aires y secundó al gobernador MARTÍN RODRÍGUEZ en la organización del Ejército de Observación. Hallándose en Buenos Aires, en 1826 ofreció sus servicios al general Alvear para marchar al Brasil. Se incorporó al ejército con el grado de coronel mayor. Al frente de las tropas, en calidad de jefe del regimiento 19 de caballería de línea y el 20 de febrero de 1827, al producirse el enfrentamiento que se libró en Ituzaingó (o “Cutizaingó”), contra las fuerzas brasileñas, una mala apreciación que se hiciera acerca del terreno y de las fuerzas enemigas, hizo que el general ALVEAR, comandante en jefe del ejército patriota, dispusiera que BRANDSEN, con su Regimiento de Caballería, efectuara una carga, que podría definirse como suicida y en la que finalmente halló la muerte, junto con MANUEL BESARES, jefe del tercer escuadrón del Regimiento que BrANDSEN comandaba.

Un decreto del Presidente BERNARDINO RIVADAVIA del 19 de marzo de 1827 dispuso que el coronel CARLOS LUIS FEDERICO BRANDSEN y el comandante MANUEL BESARES, muertos en el campo de batalla,  revistaran siempre como “presentes” en sus respectivos cuerpos. Una calle del barrio de la Boca (Buenos Aires) recuerda el nombre de este militar de actuación tan destacada en las luchas de la independencia. “Su muerte gloriosa —dice un escritor—, su sacrificio en cumplimiento de una orden superior, es su más brillante aureola de soldado. Es digna de su vida y lo retrata de cuerpo entero. Por eso la inmortalidad lo ha inscripto en las páginas de la historia con caracteres indelebles, y la posteridad perpetúa su memoria. Puede decirse que BRANDSEN ha escrito sus páginas de gloria con la punta de su sable.”

Sus cenizas fueron repatriadas en 1828. BRANDSEN era un militar culto, leal y caballeresco; su comportamiento, tanto en las campañas europeas como americanas, fue siempre honorable y ejemplar. Aparte de sus obligaciones militares, dedicó todas sus horas libres a las tareas literarias, para las que tenía especial predisposición. Varias son sus poesías de mérito y entre sus escritos, que abarcan distintos períodos de nuestras guerras, merecen citarse: Diario de la campaña al sur de Chile o Bío-Bío, escrito en 1819; Apuntaciones para la historia de las campañas del Perú, compuestas en 1823; Contestación al bando del general Canterac, Sobre las revoluciones en el Perú, Observaciones sobre un opúsculo del general García Camba, Apelación de la nación peruana, Contestación al señor Terán de González y Diario de la campaña del Brasil, este último inconcluso debido a su muerte.

Los referidos escritos fueron compilados por un descendiente del prócer, don Federico Santa Coloma Brandsen, quien en 1910 los publicó en un volumen. Un año antes, el coronel CARLOS  SALAS dio a conocer la “Bibliografía de Brandsen”. En el Museo Histórico Nacional se exhibe un boceto de Ballerini que representa la heroica muerte del coronel BRANDSEN. En 1917, al conmemorarse el centenario de su ingreso al ejército argentino, se le rindieron varios y sentidos homenajes (ver Batalla de Ituzaingó).

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