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BLOQUEO FRANCÉS AL PUERTO DE BUENOS AIRES (28/03/1838)
El bloqueo francés se produjo como respuesta a la negativa del Gobernador JUAN MANUEL DE ROSAS a acceder a las exigencias del gobierno de Luis Felipe de Orleáns, para que sus súbditos residentes en la Confederación sean exceptuados de las obligaciones del Servicio militar que les imponía nuestras leyes (beneficio del que ya gozaban los súbditos ingleses), obtener satisfacciones por supuestas ofensas a ciudadanos de esa nación, y asegurar el tratamiento de nación más favorecida a Francia, por parte de la Confederación Argentina.
Quizás debe de haber habido otro tipo de razones que expliquen este atropello, que muy bien podría haberse evitado mediante la utilización de las vías diplomáticas.
Hay quienes opinan que el verdadero motivo del enojo francés se apoyaba (cuando no), en una cuestión de orden económico: el recargo del 25% que había decidido la administración “rosista” sobre los derechos de las mercaderías que llegaran del exterior con destino a Buenos Aires y que fueran trasbordadas en el puerto de Montevideo.
Esta medida afectaba tanto las arcas de la aduana del país vecino como las ganancias del comercio francés. Otros adhieren a la teoría que responsabiliza a la oposición “antirosista”, que aprovechando las nunca resignadas pretensiones del gobierno frances sobre estas tierras, estimuló el bloqueo para obtener, por medio de la asfixia económica, la capitulación de ROSAS, teoría avalada por el decidido apoyo frances al general Andrés San Cruz, en el diferendo que mantenía con ROSAS y que llevara a la guerra de Buenos Aires contra la Confederación Peruano-Boliviana.
La intervención francesa se prolongó durante dos años. Generó muchas dificultades, tuvo varias consecuencias y fue necesario adoptar urgentes medidas de excepción para reducir el gasto público y aplicar medidas proteccionistas para superar la crisis financiera que el bloqueo del Puerto de Buenos Aires provocara.
Las clases populares, en general, no se vieron afectadas en gran medida por esta situación, ya que pudieron subsistir con entera independencia del comercio exterior Su alimento básico —casi único—, la carne, no sólo no faltó en momento alguno, sino que el abasto se incrementó al detenerse la actividad exportadora de los saladeros.
Los recursos de agro no se vieron afectados y las fuentes de trabajo, a su vez, constituidas por las simples artesanías e industrias urbanas y rurales, no se vieron desprovistas de materia prima en ningún momento y continuaron operando normalmente.
Por otra parte, las provincias del interior , con excepción de las ganaderas del litoral, que dependían en buena parte de la exportación, se vieron beneficiadas por el bloqueo al intensificarse el comercio de sus artesanías y productos con Buenos Aires, que se vio imposibilitada de continuar la introducción en gran escala de manufacturas extranjeras.
Los que si se vieron muy perjudicados por esta situación, fueron los hacendados y saladeristas de la provincia de Buenos Aires y los ganaderos de las provincias del Litoral, que afectados por la paralización de la corriente exportadora y la consiguiente caída del precio de la carne, expresaron su descontento retaceando el apoyo del sector a las políticas de ROSAS, sumando así otro frente de conflicto que afectaba su gobernabilidad, ya gravemente amenazada por el simultáneo relanzamiento de otros conflictos internos y la invasión que JUAN GALO DE LAVALLE llevara contra Entre Ríos y luego contra Santa Fe.
Pero el problema más grave que se presentó, fue la reducción de los ingresos de la aduana (fuente esencial de la economía de la Provincia). El desequilibrio de las finanzas de la Confederación impuso la toma de medidas de excepción para reducir el gasto público, alguna de las cuales hicieron que se sumaran nuevos sectores a la oposición:
El !7 de abril de 1838, mediante dos decretos dirigidos al Inspector General de Escuelas y al Rector de la Universidad de Buenos Aires, se les comunicó que a raíz de la guerra con Bolivia y el bloqueo impuesto por Francia, al gobierno le era imposible pagar los sueldos de los Maestros y Profesores y como solución de emergencia, sugería que los mismos alumnos (o sus padres), se hicieran cargo de pagarlos y, en el caso de la Universidad, que los profesores dictasen sus cátedras en forma honoraria.
Un tercer Decreto le fue enviado a la Presidenta de la Sociedad de Beneficencia solicitándole, que hasta que la situación vuelva a la normalidad, se alivien las rentas del Estado, apelando a la suscripción voluntaria para el mantenimiento del Hospital de Mujeres y el Hospital de Hombres.
Pero a pesar de estas medidas, la escasez de ingresos obligó a ROSAS a realizar sucesivas y cuantiosas emisiones de papel moneda, que provocaron la depreciación del peso. Este, que desde la iniciación de su segundo gobierno estaba estabilizado en un valor’de 117 a 118 pesos papel por onza de oro, en abril de 138, llegó a 150; y alcanzó su punto más bajo en julio de 1840, cuando la onza de oro se cotizó a 513 pesos papel.
El 29 de octubre de 1840, el tratado Mackau-Arana (los nombres de los negociadores) pone fin al bloqueo. El gobierno se comprometió a indemnizar a los ciudadanos franceses y también los exceptuó de cumplir el servicio militar (ver Bloqueos de Buenos Aires).
me pareció bueno el texto