BERUTI, ANTONIO LUIS (1772-1841)

Abogado y coronel. Nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1772, hijo de PABLO MANUEL BERUTI, de origen italiano, escribano de la Real Audiencia  y de doña MARÍA GONZÁLEZ ALDARATE.

Recibió educación en su ciudad natal, y muy joven aún, el virrey Avilés lo nombró empleado de la notaría eclesiástica, a cargo de GERVASIO ANTONIO DE POSADAS. Años después pasó a completar sus estudios en España y se doctoró en derecho en la Universidad de Salamanca.

A su regreso, en 1809, trabajó como uno de los partidarios más entusiastas de la Emancipación Americana y al producirse los sucesos de Mayo de 1810, era empleado de la Contaduría del Tesoro y teniente del segundo batallón de América.

Asistió a las reuniones del Cabildo Abierto de 1810 y fue él, quien redactó la lista de los miembros que debían integrar la Primera Junta, eligiendo para hacerla, los nombres del sector más radicalizado que acompañaba a MARIANO MORENO y apoyaba sus ideas.

Mientras algunos llevaban la dirección de la empresa revolucionaria; BERITI se encargaba de la propaganda en las filas del pueblo. Se convirtió en militar por necesidad del momento.

El 27 de junio de 1810 fue nombrado teniente coronel del Regimiento de América. Dos años más tarde fue teniente gobernador de Santa Fe y luego de Tucumán. Secretario del general CARLOS MARÍA DE ALVEAR, en el sitio de Montevideo.

En 1814, nombrado teniente coronel, fue inspector del Ejército de los Andes y segundo jefe de su Estado Mayor, mereciendo por su actividad, valor y celo, cumplidos elogios de SAN MARTÍN. Ministro de la Guerra durante el breve gobierno de BALCARCE, lo fue  también de ARÁOZ DE LAMADRID, cuando éste gobernó en Mendoza.

En 1814, su antiguo jefe de oficina, el  Director Supremo POSADAS, lo ascendió a coronel lo nombró jefe del Regimiento 19 de Infantería.

Por su fama de hombre justo lo nombraron comisario general de prisioneros, un incómodo cargo que ponía bajo su responsabilidad la vida y la honra de los enemigos capturados. Más tarde, en dos ocasiones, desempeñó el ministerio de guerra, y en 1816 fue enviado a Mendoza como subinspector del Ejército de los Andes y se convirtió en un gran colaborador de SAN MARTÍN, quien lo nombró segundo jefe de su Estado Mayor y con este cargo asistió a las batallas de Chacabuco y Maipú.

En 1818 regresó a Buenos Aires, pero en 1823, ya retirado, se instaló en Mendoza, donde se dedicó a tareas rurales. Se retiró de toda actividad pública y se dedicó a tareas rurales.

Se enamoró de MERCEDES ORTÍZ, que tenía veinte años menos que él, pero que finalmente fue su esposa y lo acompañó hasta la muerte.  Pero la lucha entre unitarios y federales también llegó a Mendoza y BERUTI tomó partido por los unitarios.

Tenía ya casi setenta años cuando encontrándose como Ministro del general GREGORIO ARÁOZ DE LAMADRID, éste fue derrotado en Rodeo del Medio (24 de setiembre de 1841), BERUTI fue hecho prisionero, pero el victorioso general ÁNGEL PACHECO, al reconocerlo como héroe de Mayo, impidió que el fraile ALDAO lo fusilara como a otros unitarios y lo dejó volver a su casa.

Pero BERUTI cayó en una profunda depresión, perdió la razón y ya no volvió a recuperarse. Falleció en Mendoza  el 3 de octubre de 1841, en medio de los delirios de la locura.

La anécdota que lo ubica repartiendo cintas celestes y blancas el 25 de mayo de 1810, posterga injustamente la verdadera dimensión de este hombre que tomó las armas cuando la Patria se lo exigió y que empuñó la pluma cuando fue necesario el vuelo de su verbo encendido para denunciar circunstancias que afectaban los intereses de una sociedad, agraviada por los acontecimientos políticos de su época. Fue Beruti un auténtico patriota que supo rendir muy meritorios servicios como colaborador de otros grandes de nuestra Historia.

Durante años fue recordado solamente por ese famoso reparto de cintas que realizara con FRENCH. Después comenzaron a sembrarse dudas sobre el color de las cintas, sobre si había gente en la plaza, si llovía, había paraguas y otras tonteras más y la imagen escolar retrocedió. Lo cierto es que de Beruti no se dice nada más, aunque tuvo una participación muy activa en la historia argentina.

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