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ARGERICH, Cosme Mariano (1758-1826)
Médico cirujano. Excepcional maestro, incomparable preceptor de varias generaciones y notable precursor de tantos adelantos en la noble tarea de prevenir, mitigar y curar el dolor ajeno.
Nació en Buenos Aires el 26 de setiembre de 1758, pero a temprana edad, apenas terminados sus primeros estudios, fue enviado por sus padres a España para estudiar medicina. Se radicó en Barcelona e ingresó en la Real Universidad de Cervera, donde en 1784 se graduó de Doctor en Medicina, como lo testimonia un documento fechado en Barcelona, el 17 de julio de 1784:…” Cosme Argerich, natural de Buenos Aires, en atención de haber obtenido los correspondientes grados en la Universidad de Cervera de la Facultad de Medicina.
La Real Academia Médico-Práctica Barcelonesa, el 19 de noviembre de 1791, le remitió su título completo, de cuyos párrafos extraemos el siguiente: …” si habremos protegido a los hombres eruditos, amantes verdaderos del progreso de la Medicina, que puedan y quieran dar brillo a la profesión médica y así, a ti por tanto, a quien suponemos dotado de tales prendas, te habremos llamado a formar parte de esta Real Academia, declarándote “Académico correspondiente”. Así pues, te admitimos y te adscribimos a nuestra corporación con este diploma literario, testimonio de nuestro sumo respeto para contigo. Obra, pues, y particípanos los preclaros monumentos de tu ingenio y ayuda a esta Academia con tus estudios, ilústrala con tus obras y eleva tus votos en beneficio de la más próspera y eterna pública utilidad de todos”.
En 1785 regresó a la patria para practicar la medicina en su tierra natal y en 1796 fue encargado para combatir una epidemia en el partido de San Antonio de Areco. En 1799, juntamente con BERNARDO NOGUÉ y AGUSTÍN FABRÉ elaboró y firmó el importante proyecto de creación del Real Colegio de Medicina y Cirugía de Buenos Aires (conocido como “Escuela de Medicina), que comenzó a funcionar en 1800 y del que fue su primer Director, cargo al que le dedicó su especial y abnegada atención formando en tal carácter, a los integrantes de su primer Curso, que duró hasta 1806, a los heroicos médicos que durante las guerras de la Independencia prestaron servicio en las filas de nuestros ejércitos, llenando con honor todos los puestos de la medicina militar.
Siguió ejerciendo su profesión y se vinculó a varias instituciones de asistencia social entre ellas, la Hermandad de Caridad, el Hospital de Mujeres, la Cárcel para Hombres y la Casa de Huérfanos, donde prestó sus servicios médicos sin sueldo cobrar sueldo alguno. En 1803, fue nombrado Secretario del Protomedicato y más tarde recibió el nombramiento de Jefe y Director del Colegio de Medicina y Cirugía de Buenos Aires, que remplazó a la mencionada Escuela de Medicina, cargo que ejerció hasta 1806, mostrando siempre una abnegada dedicación, desempeñándose también entre tanto, como Profesor de Química, Física y Botánica, formando los heroicos médicos que durante las guerras de la Independencia, prestaron servicio en las filas de nuestros ejércitos, llenando con honor todos los puestos de la medicina militar. En 1805, puso en práctica un sistema de vacunaciones gratuitas contra la viruela en Buenos Aires.
En 1806 y 1807, actuó como Cirujano militar en el Segundo Escuadrón de Húsares durante las invasiones inglesas. En 1810, participó en el Cabildo del 22 de Mayo y en las jornadas en las que se proclamó el Primer Gobierno Patrio, estando entre los que votaron por la cesación en el mando del virrey y la creación de autoridades de origen popular. En 1811 la Junta Provisional Gubernativa del Río de la Plata lo designó tercer Conjuez en el Tribunal del Protomedicato, institución de la que también su padre, Francisco Argerich, había sido Director
El 3 de febrero de 1813, asistió como médico al combate de San Lorenzo y fue quien le practicó la primera cura al general San Martín, cuando fue derribado al morir su caballo y de atender a la curación de los granaderos heridos en ese memorable combate, para lo que había estableció un hospital de sangre en una de las salas del convento. La Asamblea del Año XIII le encomendó la organización del Instituto Médico Militar, primer establecimiento educacional superior debido a la iniciativa de las autoridades argentinas y dirigido por un argentino (1). Fue suprimido en 1821 y se ha dicho que este Instituto marcó una época, impidiendo que la enseñanza médica desapareciera y ese fue uno de los tantos aciertos de Cosme M. Argerich, como ha dicho JOSÉ M. MASSINI EZCURRA, agregando: … “ supo transformar algo que moría ante el ruido de las armas y urgencias mayores o más inmediatas, en una institución que sirviera a los fines benéficos de la libertad nacional”.
Por decreto de 10 de diciembre de 1813, fue nombrado catedrático de Anatomía de la Escuela de Medicina por él fundada y cinco días después, fue nombrado Cirujano Mayor del ejército del Alto Perú. En 1814, acompañó como Cirujano, al Ejército Expedicionario enviado al Alto Perú, pero a causa de su debilitada salud, tuvo que regresar a Buenos Aires.
En 1815, como Director del Instituto Médico Militar, delineó un hospital de sangre, teniendo en consideración, “que las otras guerras son de esclavos que pelean por los caprichos de sus dueños; la nuestra es guerra de hombres libres que se sacrifican por su Patria y su libertad y en guerras de esta naturaleza, son muy pocos los heridos, pues el hombre libre prefiere la muerte a la esclavitud…”
Ciudadano tan notable, “hijo de América, varón justo, sobrio y bueno, nacido con alma de filósofo socrático y con mente racionalista”. Continuó ejerciendo su profesión, enseñando y practicando la medicina como Director del Instituto Médico Militar, entregado a sus tareas profesionales, y dedicado a sus estudios hasta que repentinamente lo sorprendió la muerte, el 14 de febrero 1820, cortando, en plena madurez, una vida consagrada por entero al culto de la ciencia y de la patria.
La vida del doctor Argerich fue de continua actividad y contracción al estudio de la medicina, al cual se dedicó por entero. Era de carácter bondadoso y desinteresado, de una erudición vasta y profunda por entero, inflamado por el celo que las profesiones científicas inspiran a los que las ejercen con dignidad y sabiduría. Un Hospital Municipal en la ciudad de Buenos Aires y una de las calles de esta ciudad, perpetúan la memoria de este patriota y esclarecido hombre de ciencia, de quien dijo el general JOSÉ RONDEAU que merece “el renombre de sabio por sus dilatados conocimientos”.
Tuvo dos hijos; Francisco Cosme, nacido en 1787, también médico, acompañó al general San Martín como cirujano durante la Campaña Libertadora y en 1852, siendo diputado ante la Legislatura de Bueno Aires, se opuso a la concesión de facultades extraordinarias a Juan Manuel de Rosas.. Su otro hijo, Luis, ingresó al Ejército en 1810, actuando luego en los sitios de Montevideo y en la Campaña Libertadora de Chile junto a su hermano, alcanzando el grado de coronel, por méritos en combate.
El doctor Cosme Mariano Argerich, falleció en Buenos Aires, el 14 de febrero de 1826 y sus restos fueron depositados en el templo de San Francisco y tres años más tarde, trasladados al Cementerio de la Recoleta. (1) Por ello el Hospital Militar Central lleva el nombre de “Cirujano Mayor Doctor Cosme Argerich”, sin olvidar que otro establecimiento similar, el Hospital Municipal, sito en una de las principales arterias de la ciudad capital de la República, ha honrado también así su nombre.