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ALBERDI Y EL ACUERDO DE SAN NICOLÁS (00/08/1852)
La idea básica del Acuerdo de San Nicolás parece haber sido del doctor JUAN PUJOL, no obstante lo que dice SARMIENTO sobre su conversación con éste. respecto al nombramiento de un presidente mediante una reunión similar a la que formalizó el Pacto Federal de 1831. Lo cierto es que uno de los más fervientes sostenedores del Acuerdo de San Nicolás, en momentos en que el grupo liberal, de origen directoríal, se aprestaba a segregar Buenos Aires, fue JUAN BAUTISTA ALBERDI, radicado a la sazón en Valparaíso (Chile).
Junto con sus amigos GREGORIO GÓMEZ (el amigo de SAN MARTÍN), CARLOS LAMARCA, MARDOQUEO NAVARRO, JOSÉ C. BORBÓN, MARTÍN ZAPATA y EUSEBIO DEL CARMEN BEDOYA, a principios de agosto de 1852, forma el llamado “Club Constitucional” para propagar en Chile las ideas de la Confederación renacida sobre la base del Acuerdo de San Nicolás. Este club hace suyo, como programa, el trabajo “Las Bases”, del mismo Alberdi.
En carta de fecha 15 de agosto de 1852, ALBERDI dice a JUAN MARÍA GUTIÉRREZ, ya por entonces ministro de Buenos Aires: «Nos hemos asociado los argentinos de Valparaíso, para unir nuestros medios de escasa influencia en la prensa, la correspondencia y la palabra privada, a fin de ayudar a la obra de pacificación y constituir nuestra República. Van ya artículos, hijos de esta mira.
Me han hecho presidente, pero detestando las posiciones un poco visibles, trabajaré al nivel común, desde donde podré luchar a brazo partido sin miedo de caer. DEMETRIO PEÑA está entendido con SARMIENTO en el sentido de una idea opuesta a la nuestra; no nos da cuidado. No valen más que nosotros».
Semanas después, el 14 de setiembre, escribe a su otro amigo FÉLIX FRÍAS para decirle, entre otras cosas: «Hemos formado un club de acción pacificadora y orgánica, en Valparaíso. Es toda gente “come il faut”. Pertenece a él su amigo VIDELA y es uno de los más calurosos miembros. Por supuesto que SARMIENTO no está con nosotros. El está con JACINTO PEÑA (lo creo), con MITRE, con ORO, etc.».
Días después, al 19 de setiembre, vuelve a enviar carta a JUAN MARÍA GUTIÉRREZ, en la que le expresa: «El Club de aquí había adoptado mi libro, antes de conocer la sanción de ustedes que, por lo mismo, ha sido recibida con gran placer. SARMIENTO asiente con las palabras más exaltadas a la doctrina y al proyecto de Constitución. Los PEÑA, el cordobés RODRÍGUEZ y ORO, son los que quedan fríos, mirándolo todo de mal ojo».
El 14 de noviembre dice, en carta, a FRÍAS: «Las 13 provincias han decidido constituirse, a pesar de Buenos Aires. No excluyen, no despiden a ésta; la dejan en la posición que ella ha querido darse. Buenos Aires dice: o dirijo yo la obra de la organización, o no asisto a ella”.
Y poco más adelante agrega: “ALSINA, es decir, los unitarios, han embarrado esta vez la revolución, como en 1828 y en 1840. Hombres buenos, pero sin tacto ni tino en cosas de Estado. Han precipitado la política en el terreno de la utopía”. También le informa: “SARMIENTO impotente, rabioso como un león, porque ve declinada su popularidad, ha escrito un libelo contra Urquiza, que han pisoteado casi todos los argentinos, aun sus amigos.
Ha hecho una especie de Club en Santiago, confundiendo la honradez y distracción de los viejos LAS HERAS, el canónigo NAVARRO, BARREÑOS, el ñato VLDELA etc. y con esas momias respetables, ha levantado un espantajo, en contra nuestra, que ha dado risa…”.
Por esos día apareció en el “Diario de Valparaíso” una nota con el credo de los argentinos residentes en Santiago y la contestación a la misma ( con los documento que la justificaban), que le había hecho el “Club Constitucional Argentino”, instalado en esa ciudad chilena”.
Los emigrados habían iniciado así, con toda virulencia, una polémica en torno del Acuerdo de San Nicolás y JUAN BAUTISTA ALBERDI, que lo apoyaba entusiastamente, tenía por entonces 42 años de edad y acentuaba las diferencias doctrinarias que tenía con SARMIENTO (ver Alberdi, Sarmiento y la Constitución de 1853) y cliqueando Alberdi, otros textos comentando la rivalidad Alberdi/Sarmiento.