AGARRAR SIN PERROS

En la campaña argentina, «agarrar sin perros» era la forma de decir que había sido sorprendido.

El rancho del hombre de campo argentino, por lo general, se encontraba perdido en medio del desierto. La soledad lo rodeaba por todos lados y con la soledad, llegaban los peligros: el indio alzado, el gaucho matrero, las fieras y mil sabandijas más de toda especie y laya.

Por eso, en cada rancho, había siempre un cierto número de perros y a ellos, les estaba confiada la vigilancia del hogar. Nadie podía aproximarse a una casa, fuese de día o de noche, sin que el estridente ladrido de esos fieles guardianes, diese la voz de alarma, con sobrada anticipación.

Así tuvo origen, la conocida frase “agarrar sin perros”, para referirse a ser tomado por sorpresa, sin haber sido advertido de algo (ver Voces, usos y costumbres del campo argentino).

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