HEREDIA, FELIPE (1797-1852)

Brigadier general. Veterano de la Guerra de la Independencia; figura política del noroeste. Nació en Tucumán en 1797 y era el hermano menor de Alejandro Heredia (q.v.).

En 1810 marcho como cadete de una de las compañías formadas en la provincia destinadas a integrar el ejército auxiliar del Alto Perú y durante más de diez años, luchó activamente en el frente noroeste contra los partidarios de España, logrando sucesivas promociones. Intervino en la batallas de Huaqui, Tucumán, Vilcapugio y Ayohúma.

En enero de 1815, ayudó en un grave trance al general JOSÉ MARÍA PAZ, quien, después del combate de Venta y Media, fue herido y en sus “Memorias”  relata así el suceso:    “cerca de dos horas duró mi persecución y yo tuve que seguir desangrándome copiosamente, hasta que el teniente Felipe Heredia me ligó el brazo con su corbata y me la puso en cabestrillo lo mejor que pudo”.

En enero de 1820, el  ya teniente coronel Heredia comandó la escolta que condujo al general Belgrano a Santiago del Estero, en su camino para morir posteriormente en Buenos Aires. Heredia regresó para luchar bajo las órdenes de Martín Güemes y formó parte de la expedición que envió el gobernador Gorriti contra Quiroga.

En 1832 fue designado comandante general de armas de Tucumán y en 1834, cuando Pablo de Latorre fue asesinado en Jujuy, su hermano, el gobernador de Tucumán Alejandro Heredia, lo envió a aquella provincia para restablecer el orden.

En 1836 fue nombrado gobernador de Salta y al siguiente año, requerido por Rosas, se reincorporó al ejército y fue ascendido a Brigadier. Rotas las relaciones con la República de Bolivia, Rosas lo nombró Segundo Jefe y Jefe del Estado Mayor de las fuerzas que marcharon contra Santa Cruz. La agitación política que sucedió al asesinato de su hermano, obligó a Felipe Heredia a huir a Chile hasta que en 1839, regresó aceptando el ofrecimiento de Rosas de un cargo militar en la provincia de Buenos Aires. Falleció repentinamente en Buenos Aires el 12 de julio de1852, pocos meses después de la derrota de Rosas en Caseros, habiéndose mantenido siempre fiel al caudillo federal.

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