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LA RIVER PLATE MINING ASSOCIATION (00/12/1823)
La “River Plate Mining Association” (o “Compañía Minera del Río de la Plata como se la conoció en Buenos Aires), fue una compañía inglesa formada en diciembre de 1823 a instancias de BERNARDINO RIVADAVIA, para operar las minas en la República Argentina, especialmente las de Famatina, en la provincia de La Rioja.
Los hermanos HULLET titulares de una empresa comercial fuertemente arraigada en Buenos Aires, obtuvieron un contrato del gobierno de La Rioja para explorar la región minera de esa provincia, especialmente en las minas de «San Pedro de Famatina» y vendieron acciones por un valor de un millón de libras esterlinas. El “negocio” fue considerado demasiado bueno para que quede en manos “ajenas” y el diablo metió la mano y el proyecto terminó fracasando en 1826.
Pero, para conocer el comienzo de esta Historia, debemos recordar que, el juego de los intereses creados entre el Estado y los privados no se redujo en la historia de la Argentina, a la puja “non sancta” por la propiedad del suelo, sino también por la del subsuelo.
Años antes de la presencia hegemónica de JUAN MANUEL DE ROSAS en el escenario político de la República Argentina, JUAN FACUNDO QUIROGA, caudillo y gobernador de la provincia de la Rioja, se trenzó en una tremenda disputa con RIVADAVIA por los derechos de explotación que había logrado para su provincia y era socio para ese emprendimiento de FLORENCIO OCAMPO y MATÍAS ROMERO, según un contrato fechado el 13 de octubre de 1824.
BRAULIO COSTA, administrador de los bienes de FACUNDO, manejaba la cuestión del personal de la mina y como tal, en 1826 pagó para reclutar a un grupo de mineros ingleses contratados especialmente para ponerse a las órdenes de QUIROGA.
Simultáneamente y a trece años de abolida la esclavitud, Facundo insistía con embarcar esclavos para hacerlos trabajar en Famatina. Era tal la rentabilidad de las minas que el caudillo promovía el funcionamiento de una “Casa de la Moneda” autónoma en la Rioja, que de hecho comenzó a funcionar primero en Chilecito y luego en La Rioja capital y eso, para BENARDINO RIVADAVIA, fue demasiado.
Él tenía sus propios vínculos con altos intereses británicos, y formando un consorcio con ellos, puso en marcha su proyecto para tomar el control de la “River Plate Mining Association”, creada en 1824 y le ganó la pulseada a QUIROGA, por los recursos de Famatina.
Dos actos del gobierno de RIVADAVIA son los que lo colocan definitivamente en el lado de los pro-ingleses: el préstamo tomado a la Banca Baring (ver El préstamo de la Baring Brothers) y la creación de una empresa destinada a la industria minera en Inglaterra, para la extracción de minerales en Argentina, negociados a los que también deberíamos agregar los logrados con la Ley de Enfíteusis y la constitución del Banco Nacional, pero eso es otro tema (ver Corrupción, hubo siempre).
El Negociado de las minas
Nos referiremos ahora al negocio entablado bajo la administración de RIVADAVIA, para la explotación de la mina de oro del Famatina.
Las preocupaciones de RIVADAVIA que veía que podían entorpecer su proyecto, estaban motivadas porque ya desde hacía un tiempo, una compañía criolla encabezada por FACUNDO QUIROGA, explotaba esos yacimientos y que por una Ley federal, la provincia de La Rioja estaba autorizada a administrar sus riquezas”.
El 6 de febrero de 1824, RIVADAVIA, como Ministro de MARTÍN RODRÍGUEZ, logra que se apruebe una la Ley que declara propiedad nacional las tierras públicas y demás bienes inmuebles, quitándole de esa forma a La Rioja el poder sobre Famatina.
La “River Plate Mining Association” se “nacionaliza”
Alborozado, escribe entonces a HULLET BROTHERS, el 14 de marzo, al poco tiempo de haberse promulgado la Ley diciéndole: “…. las minas son ya, por ley, propiedad nacional, y están exclusivamente bajo la administración del presidente” e inmediatamente promueve la formación en Inglaterra de una empresa para concederle la explotación de la mina de Famatina.
A consecuencia de ello, en julio de 1826, la Casa de Moneda de La Rioja se esfumó a pesar del lobby de los accionistas riojanos con FACUNDO QUIROGA a la cabeza, que definitivamente rompió sus relaciones con el gobierno de Buenos Aires y RIVADAVIA, que entonces, ya había asumido como Presidente de la Nación y se había constituído en el representante exclusivo ante Inglaterra de las minas nacionales, tuvo piedra libre para seguir con su proyecto.
Recordemos que, entre 1825 y 1832, sir WOODBINE PARISH sirvió como diplomático británico en Buenos Aires y el respaldo que le brindó al gobierno de MARTÍN RODRÍGUEZ y su particular simpatía hacia RIVADAVIA, quedó evidenciado en los diversos despachos e informes que PARISH envió al canciller inglés GEORGE CANNING”.
“A finde de 1826, tan pronto como se enteró de que Inglaterra había decidido instalar un cónsul en el Río de la Plata, RIVADAVIA decidió retribuir el gesto británico, enviando un cónsul a Londres. Eligió como tal al británico JOHN HULLET, de la empresa «Hullett Brothers & Company», una de las firmas británicas más importantes en Buenos Aires, y lo nombró su representante.
“PARISH trató de convencer a Rivadavia de que designase como cónsul del Río de la Plata a JOSÉ DE SAN MARTÍN, pero Rivadavia, que nunca estuvo en buenos términos con SAN MARTÍN, astutamente le explicó que este nombramiento no era conveniente, debido al deseo del Libertador de América de instalar un monarca europeo en el Río de la Plata”. Ya tenía en mente, lo que fue el negociado de la Minas del Famatina.
Con JOHN HULLET ya instalado en Londres, RIVADAVIA le transfirió sus poderes sobre las minas nacionales y éste, por medio de la empresa “Provinces of the Rio Plata Mining Association”, se apoderó de la “River Plate Mining Association”, con Sir FRANCIS BOND HAD como gerente del emprendimiento y con BERNARDINO RIVADAVIA integrando su Directorio, con un sueldo 1.200 libras anuales y un paquete de acciones preferenciales “como fundador” al portador.
Pero todo se vino abajo. En 1825 se enviaron mineros especializados desde Cornualles, junto con un importante equipo pesado a la Rioja y allí comprobaron que todo lo dicho acerca de las grandes riquezas que guardaba Famatina, era una gran mentira. Allí, el oro no “aparecía con la lluvia” como figuraba en los folletos utilizados para lograr accionistas y para peor, sin tener en cuenta lo peligroso que sería trabajar en la zona, por la belicosidad de los nativos, los costos de explotación superarían largamente los beneficios.
Buenos Aires y la Compañía de los hermanos HULLET acusaron de ello a sir FRANCIS pero él, que había supervisado personalmente las operaciones en Buenos Aires y en las mismas minas, declaró que ninguna empresa de esa índole, podía ser económicamente rentable en esos momentos.
Y aunque los intereses rivales hubieran podido ser resueltos, los trastornos políticos y sociales que este fracaso acarreó, unido a los imprevistamente altos costos de transportar hombres y maquinarias a las remotas minas, lo hacían irrealizable (Véase Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX». H. S. Ferns, Buenos Aires, 1966).
Finalmente la “River Plate Mining Association” quebró. Sus Síndicos exigieron una indemnización de más de 50.000 libras esterlinas y RIVADAVIA quedó expuesto ante la opinión pública, cuando MANUEL DORREGO, tuvo que informarle a la Legislatura de Buenos Aires, los detalles de este vergonzoso “affaire” (ver Rivadavia y la minería. Que se vayan todos).
Esta información ha sido confeccionada con material extraído de diversos textos. No hemos podido establecer la fecha exacta de la fundación de la «River Plate Mining Association» y son tantas las diferencia encontradas en lo que respecta a fechas y circunstancias, que invitamos a nuestros lectores, acudir en busca de una mayor claridad y exactitud a los links anotados y ver Las minas de Famatina