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AZCUÉNAGA, DOMINGO MIGUEL DE (1758-1821)
Abogado y escritor; figura notable en su tiempo, por sus aptitudes literarias y poéticas, nació en Buenos Aires el 22 de setiembre de 1758.
En su juventud se educó en Málaga y Sevilla donde recibió una sólida educación, graduándose de Doctor en Leyes en las aulas de la Universidad de Charcas.
Era hermano de MIGUEL DE AZCUÉNAGA, Vocal de la Primera Junta de Gobierno, creada el 25 de mayo de 1810, lo que no le impidió ser un fiel adicto a la corona de España, a la que pertenecía por su ilustre ascendencia.
Fundó la Sociedad Literaria del Plata y cultivó especialmente las letras. Durante los cruciales acontecimientos de comienzos del siglo XIX, se abstuvo de participar en los movimientos políticos que caracterizaron esa época, dedicándose exclusivamente a su producción literaria.
Autor de ingeniosas fábulas, (entre ellas “El toro, el oso y el loro”, “El comerciante y la cotorra”, «El mono enfermo», «El águila, el león y el cordero», «El comerciante y la cotorra», «Los papagayos y la lechuza», «Los sátiros, El mono y el tordo») y de escritos satíricos y humorísticos («Gozos al bienaventurado doctor Juan Fernández de Agüero») y “Letrillas” que publicara en en «La lira Argentina»
Utilizaba el seudónimo de “D.D.D.A” y así publicó en el primer periódico argentino, “El Telégrafo Mercantil”, una serie de artículos que le valieron merecido renombre, por lo que en verdad y con justicia, se lo estima como “el primer fabulista argentino t uno de los más preclaros hombres de letras del pasado cultural argentino..
Sus composiciones, entre las que se destacan sus letrillas de la época de la Revolución de Mayo, los sonetos con motivo de la derrota de Sipe-Sipe y otros que describen la personalidad de los patriotas del día, publicadas también en “El Telégrafo Mercantil”, fueron ávidamente leídas por sus contemporáneos.
JUAN MARÍA GUTIÉRREZ lo señaló por esa labor, que lo destacó, casi tanto como sus fábulas, sonetos, glosas y letrillas de agudo ingenio. Es sabido que supo comentar en verso y con sonriente ironía, acontecimientos de su época y la actuación de algunos ciudadanos eminentes.
Falleció en Buenos Aires el 29de abril de 1821. Cuando se cumplió el bicentenario de su nacimiento, su figura fue recordada en “Amigos del Libro”, oportunidad en la cual, su bisnieta, la escritora Celia de Diego, se refirió a su vida y obra.