ARRIBOS FORZOSOS (SIGLO XVII)

En el siglo XVI, los negreros, rápidamente imitados por comerciantes deshonestos, recurrían a una argucia “legal”, pero claramente delictuosa, para obtener pingues ganancias en su actividad. Apelaban a “los arribos forzosos” (o arribadas forzosas), una fórmula amparada por la ley de indias, que permitía la entrada a puerto de un barco no autorizado, con el pretexto de haber extraviado el rumbo o tener averías, logrando así poder desembarcar su carga, fueran esclavos negros o cualquier otra mercadería, aún, las que estuvieran prohibidas para ingresar.

Las cargas eran ficticiamente decomisadas y luego puestas en remate, para que un cómplice de la maniobra, luego de amedrentar a posibles interesados, habiendo sido el único ofertante, se quede con la mercadería pagando un precio vil. Ya legalizada la carga con esta maniobra, podía ser vendida en Buenos Aires o reexpedida a otras plazas para su venta (ver Las aventuras de Juan de Vergara).

 

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