Autor: Horacio 29/10/2022 0 Comentarios

Enterado de la muerte de PEDRO DE MENDOZA, el rey Carlos V (imagen), por medio de la Real Cédula del 12 de setiembre de 1537, dispuso “dejar en la “gente”, la elección de su gobernante, si Mendoza no había dispuesto sucesor”.

La real cédula establecía que en ese caso: “Hagáis juntar los dichos pobladores (estaba dirigida a Alonso de Cabrera) y los que de nuevo fuesen con Vos, y habiendo jurado elegir persona qual convenga a Nuestro servicio y bien de dicha tierra, elijan por Gobernador en Nuestro nombre, y Capitán General de aquellas provincias, a persona que según Dios y sus creencias parezcan más suficientes para el dicho cargo, y la persona que así eligiesen todos en conformidad, o la mayor parte de ellos, use y tenga el dicho cargo, con toda paz y sin bullicio ni escándalo”.

Está bien claro que el monarca entendía las cosas indianas y dejaba la elección de sus jefes a la “gente”. Más tarde el Consejo de Indias la dejaría de lado, pero la real cédula de 1537 subsistió para casos de vacancia del adelantazgo y posteriormente de la gobernación. También se invocó, para expulsar a un adelantado, como fue el caso ÁLVAR NUÑEZ CABEZA DE VACA, que como resultado de intrigas por intereses, en 1544, fue alejado de su cargo, arguyéndose que no “contaba con la simpatía de la gente (es decir la población).