SALVAS DE CAÑÓN

Qué son las salvas de cañón?. Cuándo y porqué se ejecutan?. Por qué son 21 los disparos que se realizan?. Son tres preguntas que aquí trataremos de aclarar, utilizando para ello, un viejo recorte del periódico Tiempo Militar que trata sobre este tema en una nota firmada por SERGIO TOYOS y en varias páginas WEB que también se ocupan de ello.

ACTUALIZACIONES TURISMO: VIAJES Y CALIDAD DE VIDA: Salvas de honor: origen y protocolo

El Centro de Historia Militar del Ejército de Estados Unidos, dice que una de las primeras formas de utilizar las armas para expresarse, era practicada por algunas tribus africanas que solían poner sus lanzas al revés, para manifestar una actitud pasiva o amistosa y que el primer uso de un saludo con arma de fuego fue en 1300, con la llegada del cañón.

“El cañón, señor de las batallas de todos los tiempos, tiene desde antaño otra misión nada letal y más solemne, a cuyos orígenes apela esta nota. Se trata de la rendición de honores, mediante el sencillo expediente de disparar salvas con carga de pólvora y sin munición, una tradición que hoy se mantiene vigente en los ejércitos y armadas de todo el mundo”.

Las salvas de artillería, constituyen hoy, una señal de bienvenida, saludo, tributo o conmemoración de grandes acontecimientos y se ejecutan mediante el disparo de un determinado número de cañonazos (hoy en muchas circunstancias reemplazadas por descargas de fusilería), cargados solamente con pólvora y sin munición.

Es un saludo que en todo el mundo moderno, se brinda en honor a los presidentes y ex presidentes, a una bandera nacional, a un dignatario o funcionario visitante, como un honor para la realeza, durante las exequias de funcionarios de alto rango, en recuerdo de fechas trascendentes, a la llegada de una nave de guerra a un puerto extranjero y en fin, para honrar a personas, símbolos o circunstancias que lo ameriten.

Su origen
Las tradicionales “salvas de artillería”, son, en síntesis, una forma de saludo, antigua como pocas y su origen debe buscarse en los usos, costumbres y tradiciones navales del período comprendido entre mediados del siglo XV y principios del siglo XIX, aunque al respecto hay varias teorías.

Una de ellas nos habla de un probable origen en la ciudad alemana de Augsburgo, Baviera, cuando se realizaron los preparativos para la recepción del Emperador Carlos V (1500-1558). Al arribo del soberano debía ejecutarse una salva de cien cañonazos. Tras la prolongada serie de estampidos, el oficial encargado de la operación, equivocando la cuenta, ejecutó un disparo más.

Otra teoría, quizás la más aceptada hoy en día, nos dice que como en aquellos tiempos, en las prolongadas y duras travesías que se hacían por mar, el mostrar el pabellón era algo ilusorio, incluso de una ingenuidad total, ya que sabidos fueron (y son todavía en algunos rincones del mundo), los ejemplos en que una bandera amiga avistada, confiaba a la tripulación de un buque en navegación aproximándose al circunstancial navegante, y si éste era un buque pirata, arriaba rápidamente el pabellón amigo para izar a continuación el conocido y temido trapo negro con la calavera y las tibias cruzadas.

Por eso, debido al constante acoso del que eran objeto los navegantes en sus azarosos viajes, por parte de corsarios, piratas, bucaneros y filibusteros, estaban obligados a llevar los cañones siempre cargados, en prevención de cualquier ataque. Esta necesidad complicaba el arribo de las naves a los puertos y costas fortificadas, que ignorando las intenciones del que llegaba, se ponía en alerta y se vivían momentos de zozobra.

Antes de entrar en algún puerto extranjero, los navales para demostrar sus intenciones pacíficas y que se entraba a fondear en son de paz, estando ya próximos a la costa, descargaban su artillería, disparando todos sus cañones de una vez, quedando por lo tanto desarmados y sin posibilidades de un ataque sorpresivo.

En “Historia de los 21 cañonazos por la Independencia de Perú”, se relata que “este rito castrense data del siglo XVI, cuando los barcos arribaban al puerto del Callao. Para demostrar que las embarcaciones no eran una amenaza, los cañones del navío descargaban siete salvas con el fin de avisar que la artillería estaba descargada y a disposición de las autoridades locales”.

Pero, por qué 21 cañonazos?
Sabido es que esa práctica de los101 cañonazos, a la que nos hemos referido, se repitió en las ciudades vecinas de Europa, y que más adelante, tal vez por el tiempo que demandaba la operación, tal vez por economía o por ser 21 un múltiplo de 7, un número cabalístico para muchos, en forma arbitraria, se dejó de disparar una gran cantidad de cañonazos y se estableció como norma, disparar siete cañonazos o siete descargas de fusilería,

Por otro lado, quizás siguiendo ese ejemplo, esa costumbre adoptada por los marinos, de descargar sus armas para dar fe de sus buenas intenciones, fue limitando su volumen y características y se hizo norma disparar siete salvas (sin munición), que eran contestadas desde las fortificaciones que normalmente guarnecían las instalaciones portuarias, con igual número de disparos, que a su vez, eran respondidos por la nave con una nueva salva disparada como muestra de que su “saludo, había sido recibido”.  He aquí, entonces el origen de las “21salvas” de las que habla la Historia, muestra mutua de confianza, que con el tiempo, se comenzó a interpretar como un saludo.

Hoy, también arbitrariamente, ha sido modificado el número de salvas (sean de cañón o de fusilería) y la ocasión de efectuarlas, estableciendo un número menor de disparos según sea la jerarquía del acto o el rango del homenajeado y todos los detalles que deben considerarse a este respecto, se encuentran perfectamente definidos en los reglamentos de ceremonial, que son utilizados en el ámbito de nuestras tres FF.AA. con variables respecto a los números de disparos y circunstancias que corresponden, según fueren lo establecido en otros países.

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