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LA PROVINCIA ORIENTAL SE INCORPORA A LAS PROVINCIAS UNIDAS (24/10/1825)
Luego de haberse declarado el 14 de junio de 1825, «con valor y fuerza de ley fundamental”, independientes del Imperio de Brasil, la provincia Oriental aceptó incorporarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El 20 de agosto de 1825, los diputados representantes del Estado Oriental, reunidos en el Congreso de La Florida (imagen), se invisten de “soberanía ordinaria y extraordinaria” y con esa medida, allanan los reparos legalistas que ha opuesto Buenos Aires para aceptar su incorporación a las Provincias Unidas, (Ver Los 33 Orientales)
Quedaban así superados los argumentos que esgrimía Buenos Aires para no definirse en una situación que afectaba decididamente sus relaciones con el imperio de Brasil, pero la lucha armada, que sostenían los rebeldes orientales por su Independencia, no terminará allí.
El sitio puesto por los orientales sobre Montevideo, en poder de los portugueses, no puede mantenerse en vista de la superioridad de fuerzas de CARLOS FEDERICO LECOR que decuplican a las de los rebeldes. El sitio debe quedar entonces, a cargo de partidas irregulares que allí deja LAVALLEJA con la misión de hostilizar permanentemente a los sitiados y evitar las salidas- de su guarnición.
El “statu quo” impuesto por esta situación, decide a los imperiales a acudir en ayuda de los sitiados y estos fines, el mariscal JOSÉ DE ABREU, jefe militar de Río Grande do Sur, prepara en Paso del Rosario una fuerza invasora. Cuenta para ello con los contingentes riograndenses al mando de BENTO MANUEL RIBEIRO y las milicias “farroupilhas” (harapientas) de BENTO GONÇALVEZ DA SILVA.
ABREU marcha primero sobre la localidad de Mercedes, donde una guarnición imperial resiste el asedio de FRUCTUOSO RIVERARA. El 4 de setiembre toma contacto con los rebeldes y en el combate de El Arbolito, BENTO MANUEL RIBEIRO logra el que fue el único triunfo de las fuerzas brasileñas de toda la campaña ya que unos pocos días más tarde, el 13 de setiembre, en la sorpresa del Rincón de las Gallinas o de Haedo, toda la caballada de Abreu (7.000 en total) cae en poder de los orientales.
Este contraste obliga, a los imperiales a concentrarse cerca del arroyo Sarandí en donde el 12 de octubre de 1825 se libra un sangriento combate entre caballerías. Los riograndenses han buscado inútilmente el desquite y deben enfrentar el ataque de casi 2.000 hombres que comandan MANUEL ORIBE, RIVERA y ZUFRIATEGUI.
Los imperiales son superiores en número, pero el empuje y el coraje de los orientales termina por imponerse y BENTO MANUEL se ve obligado a dejar el campo de batalla habiendo sufrido la baja de 200 muertos y 600 heridos, mientras que entre los orientales que comandaba LAVALLEJA son 40 los muertos y 100 los heridos.
Los triunfos de Rincón de las Gallinas y Sarandí tienen gran resonancia, especialmente en Buenos Aires, en donde sus calles son recorridas por repetidas manifestaciones que —como ya es costumbre— apedrean el consulado brasileño en el que ANTONIO JOSÉ FALCÁO DA FROTA ha reemplazado a PEREIRA SODRÉ, quien debe ver impotente, la caída al suelo y ultrajado por la turba, el escudo imperial.
Agraviado por este hecho, FALÇAO DA FROTA reclama ante el ministro MANUEL JOSÉ GARCÍA, expresando «cuán indecoroso es ya a la Nación y a S. M. imperial conservar relaciones con este país donde ni siquiera cuento con seguridad personal”. Mientras grupos de gentes acompañadas de músicas llegan hasta las puertas de la Legación, gritando “mueran los brasileros, muera el emperador de los macacos, muera el cónsul del Brasil”.
Intimidado así, el cónsul continúa diciendo: “Si el gobierno no reprime esto es porque es cómplice, y si no lo reprime porque no puede, es débil. Sea lo uno o lo otro, débense cortar las relaciones de gobierno a gobierno. S. M. Imperial no puede consentir y tener expuesto a continuos ultrajes a un Enviado suyo».
En Buenos Aires, exaltadas por los triunfos orientales, la prensa y la opinión pública presionan unánimes sobre el Congreso hasta que, finalmente, el. 24 de octubre de 1825, este Foro, acepta a TOMÁS DE GOMENSORO como diputado de la Provincia Oriental, declarando que:
“De conformidad con el voto unánime de las Provincias del Estado y con el que deliberadamente ha reproducido la Provincia Oriental por el órgano legítimo de sus representantes en la ley del 25 de agosto del presente año (1825), el Congreso General Constituyente, a nombre de los pueblos que representa, la reconoce de hecho, incorporada a las Provincias Unidas del Río de la Plata a que por derecho ha pertenecido y quiere pertenecer. 2º —En consecuencia, el gobierno encargado del Poder Ejecutivo Nacional proveerá a su defensa y seguridad”
Desde su ministerio de Relaciones Exteriores, GARCÍA intenta enfrentarse con esta resolución del Congreso, actitud contemporizadora, es violentamente desaprobada por este organismo que exige se den a conocer las notas intercambiadas entre el ministro y el gobierno de Brasil.
GARCÍA finalmente cede y acepta la resolución de incorporar a la Provincia Oriental al seno de las Provincias Unidas y en nota formal del 18 de diciembre de 1825, se dirige al gobierno de Gran Bretaña, solicitando para que medie ante Brasil, ofreciendo pagar a éste una sustancial suma de dinero, para que no se oponga a la reintegración de la provincia oriental al Estado Argentino (ver La Banda Oriental proclama su independencia de Brasil).