SAN MARTIN BUSCA LA PAZ CON ARTIGAS (12/04/1817)

Trascendieron  en Buenos Aires,  los términos de una carta que el general JOSÉ DE SAN MARTÍN le enviara el 12 de abril de 1817 al caudillo oriental JOSÉ GERVASIO DE ARTIGAS, que fuera recibida `por éste, casi dos meses más tarde, donde busca limar las asperezas de la conflictiva relación que éste mantiene desde 1811 con las autoridades de Buenos Aires.

El Jefe patriota insta a  ARTIGAS  a la reconciliación, manifestando que «el alma se me cae a los pies al considerar que mientras nosotros y nuestros bravos compañeros de armas nos hacemos pedazos por acabar la obra de la libertad, por aquí se está destruyendo con el dedo lo que por allá se trabaja no sólo a ambas manos, sino hasta con la vida».

Y agrega el vencedor de Chacabuco: “Si Ud. se precia de patriota, paisano mío, una Ud. sus esfuerzos a los míos para reducirnos a la reconciliación. Esto mismo es­cribo a los demás jefes que se hallan en desunión con este gobierno supremo. Si se cree que merezco alguna recompensa, no quiero otra que la que acredite el aprecio que debo a mis compatriotas».

Se ignora si el Jefe oriental dio respuesta a este ferviente llamado de San Martín. Lo que si se sabe,  es que luego de que en enero de 1817, las fuerzas luso-brasileñas tomaran la ciudad de Montevideo,  ARTIGAS estaba exclusivamente dedicado a combatirlos y que sus problemas con el Directorio y los unitarios, habían pasado a segundo plano, o mejor dicho, ya nada esperaba  de ellos.

Después de tres años de resistencia y lucha armada, ARTIGAS fue vencido por las fuerzas invasoras en Tacuarembó en enero de 1820 y abandonó la Banda Oriental. Se dirigió a la provincia argentina de Entre Ríos, tratando de reorganizar sus fuerzas, pero allí entró en colisión con el Gobernador de esa provincia, FRANCISCO RAMÍREZ que se vio afectado por el liderazgo del oriental y lo venció en la batalla del Arroyo de las Tunas (24/06/1820)

EL5 de setiembre de 1820, ARTIGAS cruzó el río Paraná el  y se dirigió hacia el exilio en Paraguay, dejando atrás su patria y su familia. Y ese fue el fin de la heroica gesta del caudillo oriental, númen de la Independencia de la República Oriental del Uruguay y prócer con inigualables méritos reconocidos en ambas orillas del Río de la Plata («Gaceta de la Historia». Ed. Fundación del hombre, Buenos Aires, 1976).

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