18/06/1813

NACIÓ EN LA CIUDAD DE CATAMARCA EL DOCTOR MARCOS M. DE AVELLANEDA. Hijo del gobernador de esa provincia don Nicolás Avellaneda y Tula. Su nombre figura entre los mártires por la Patria. En sus días de estudiante se hizo notar por su singular elocuencia excitando el entusiasmo y la admiración de sus condiscípulos, que lo llamaban afectuosamente Marco Tulio Cicerón.

A los veinte años obtiene el título de abogado. En 1832 funda “El amigo del pueblo” (a veces nombrado “El amigo del país”), periódico de oposición a la política de Rosas y hacia 1833 empezó a escribir en algunos otros periódicos, haciéndose célebre por sus sueltos periodísticos en contra del régimen rosista.

También comenzó a destacarse entre sus coetáneos y ocupó cargos de importancia en la vida pública y en diversas oportunidades, tuvo presencia activa en el desarrollo de las acciones de armas que caracterizaron el período de nuestra historia que le tocó vivir

En 1840 es nombrado gobernador y forma la coalición del Norte con las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. Durante el gobierno del general La Madrid es nombrado ministro y, posteriormente, nuevamente gobernador. Junto a un pequeño ejército, el 19 de setiembre de 1841, combate con el general Lavalle en la batalla de Famaillá.

Luego de la derrota, AVELLANEDA logra alejarse del campo de batalla y se dirige al norte con la intención de llegar a Jujuy y desde allí pasar a Bolivia para exiliarse, pero llegando a la estancia “La Alemania”, en la provincia de Jujuy, fue traicionado y arrestado por el capitán Gregorio Sandoval, un unitario de confianza de Lavalle, que había decidido pasarse al bando rosista.

Junto con otros oficiales fue entregado a Oribe. Este dispuso su enjuiciamiento por traición, ya que había trabajado para el boliviano Santa Cruz en su invasión al norte argentino y con Lavalle, que en ese momento había ocupado con ayuda francesa la isla Martín García.

Declarado culpable, el 3 de octubre de 1841, en Metán, provincia de Salta, fue ejecutado por orden del coronel Mariano Maza, mediante degüello. Su cabeza fue enviada a Tucumán y allí, expuesta para escarmiento, clavada en una pica, en el centro de la Plaza Independencia, de esa provincia (ver “Traiciones y defecciones).

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