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MITRE, BARTOLOMÉ (1821/1906)
El general BARTOLOMÉ MITRE, fue uno de los grandes constructores de la Argentina moderna. Primer Presidente constitucional de la República unificada (1862-1868).
Estadista, estudioso de nuestra historia y de la literatura universal, periodista y militar. Un historiador ilustre y objetivo, con una clara y humana comprensión de la obra colonizadora de España, y un político liberal de honda raíz argentinista.
Fue uno de los hombres más cultos de su época y de actuación más descollante durante el período de nuestra organización nacional. Fundador del diario “La Nación” y figura dominante en la vida pública argentina desde la década de 1850, hasta su muerte en 1906, pero si por algo debemos recordarlo, es por su invaluable y permanente aporte a la unidad nacional.
Nació el 26 de junio de 1821 en Buenos Aires en la actual esquina de Suipacha y Lavalle y fue bautizado en la Iglesia de San Nicolás. Sus padres fueron Ambrosio Estanislao de la Concepción Mitre y Josefa Martínez Whertherton y tuvo dos hermanos Emilio y Federico.
Cuando aún era un niño, su familia se trasladó a Carmen de Patagones, en la provincia de Buenos Aires y allí, su padre se desempeñó como Tesorero del Fuerte existente en ese lugar. Allí realizó sus primeros estudios, que le fueron impartidos en una humilde escuela que había fundado su padre en ese pueblo.
El joven Bartolomé rápidamente se convirtió en un ávido lector y, de hecho, más tarde se educó prácticamente solo a través de sus lecturas, excepto por ciertas clases de inglés y francés que recibió en escuelas públicas y de matemáticas que le fueron impartidas en la Academia Militar en la que ingresó más tarde. Pero de esa etapa de su vida jamás pudo olvidarse, por un incidente que le fue dado presenciar, cuando un grupo de invasores brasileños intentó tomar el lugar, durante la guerra con Brasil (ver Combate de Carmen de Patagones).
A mediados de 1827, luego de finalizada la guerra con Brasil, con sus padres volvió a Buenos Aires. En 1829 su padre lo envió a una estancia ubicada en el “Rincón de López”, próximo a la ensenada de Samborombón, que era propiedad de su amigo GERVASIO ROSAS, hermano de JUAN MANUEL, para iniciarlo en las tareas rurales, pero al no mostrar predisposición ni aptitud alguna para ello, Bartolomé volvió a Buenos Aires.
En 1831 la familia tenaz opositora de ROSAS, se trasladó a Montevideo, donde BARTOLOMÉ MITRE inició sus estudios e ingresó en la Escuela Militar que funcionaba en el Fuerte San José. Allí se recibió de Alférez de artillería en 1839 y se incorporó a las milicias de FRUCTUOSO RIVERA que se había levantado contra MANUEL ORIBE.
Fue entonces que, teniendo ya dieciocho años de edad, se despertó la vena literaria que yacía en él y comenzó a escribir y a publicar sus poesías en “El Iniciador”, editado por Miguel Cané y Andrés Lamas. Colaboró frecuentemente en diversos periódicos y publicó su primer libro de poemas. Tradujo el “Ruy Blas” de Víctor Hugo, y la “Divina Comedia” de Dante Alighieri, escribió un drama histórico de asunto americano y publicó un manual de artillería.
Fue un entusiasta de la Asociación de Mayo, fundada en la ciudad de Montevideo por Alberdi y durante ese período juvenil, mientras cumplía sus obligaciones militares, Mitre hizo amistad con FLORENCIO VARELA, ECHEVERRÍA, MÁRMOL y con todas aquellas personalidades de la cultura que habían huído de la persecución de Rosas y conoció a muchos de los más antiguos exiliados argentinos con quienes platicó y escribió, centrando su interés el período de la independencia de Argentina, durante el que su padre y su padrino, el general JOSÉ RONDEAU, habían desempeñado importantes papeles.
Su vida militar
Combatió por primera vez en diciembre, bajo las órdenes de FRUCTUOSO RIVERA, en la sangrienta batalla de Cagancha (29/12/1839) contra las fuerzas invasoras de Rosas al mando de Echagüe y en 1842, hizo la campaña de Entre Ríos a las órdenes del general Paz y apenas logró escapar con vida.
Ya siendo capitán, participó en la batalla de Arroyo Grande (06/12/1842), una desastrosa derrota en la que quedó destrozado el ejército unitario de la Banda Oriental, marcando el fin de la Revolución de FRUCTUOSO RIVERA. Volvió a Montevideo y de allí en adelante se unió a los exiliados argentinos antirrosistas y junto con otros miembros de la legión argentina y grupos de extranjeros entre los que se encontraba Giuseppe: Garibaldi al frente de la legión italiana (y de quien llegó a ser su íntimo amigo), participó en la defensa de Montevideo (16/02/1843), a las órdenes del general Paz, durante el sitio impuesto por Juan Manuel de Rosas.
Durante esa época, Mitre, que ni aún en medio de las mayores tribulaciones, descuidó jamás sus aficiones literarias, se unió a ANDRÉS LAMAS para fundar el “Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay” (1843) y más tarde fundó un Centro científico similar en Buenos Aires).
En el exilio
En 1846, luego de tres años de sitio por el gobierno de Buenos Aires, RIVERA veía con suspicacia y desconfiaba de los argentinos que residían en Montevideo y los obligó a exiliarse donde fuera. MITRE intentó entonces, unirse a su amigo, el general Paz, que a la sazón luchaba contra las fuerzas de ROSAS que bajo el mando de ORIBE lo enfrentaban en Corrientes. Pero la derrota total de los efectivos de Paz lo llevó al Brasil. Luego de un breve período allí se encaminó hacia Bolivia donde su amigo, Ballivián era Presidente.
En Bolivia fundó el diario “La Época”, periódico que defendió la administración de Ballivián, promovió la fundación de su primer Colegio Militar, se mantuvo activo en el ejercicio de su pluma y, cuando fue necesario, luchó por la democracia. Cuando los partidarios de Santa Cruz, adversario de Ballivián, promovieron un levantamiento en La Paz que fue dominado en el encuentro de Vitichi, fue MITRE con su artillería el que decidió la victoria para el Presidente.
Por esa acción fue declarado “benemérito en grado heroico y eminente de la República de Bolivia”. Pero lego, una nueva insurrección, derrocó a Ballivián, y MITRE se vió obligado a alejarse del país. Se dirigió a Perú, que también estaba convulsionado, pero no fue bien acogido allí, debido a sus ataques a la dictadura que ejercía el gobierno peruano y fue expulsado.
Con grandes penurias, llegó a Chile. En Valparaíso fue redactor en los diarios “El Progreso”, “El Comercio” de Santiago y “El Mercurio”, de Valparaíso. Y fue en su estancia en Chile, que Mitre comprendió la importancia de la historia política en el desarrollo de las naciones.
Concibió entonces la idea de escribir una historia total que abarcara todos los campos del quehacer humano en la lucha por la libertad. En Chile, donde maduraba este proyecto, en 1851, tuvo noticias por su gran amigo, historiador y brillante diplomático uruguayo, ANDRÉS LAMAS, del pronunciamiento de URQUIZA y de la alianza con el Brasil, contra ROSAS.
Buscó la oportunidad de llegar rápidamente para participar en la lucha, tomó un barco que lo llevó a Montevideo y allí se puso a las órdenes del gobernador de Entre Ríos, URQUIZA, que le dio el mando de uno de los cuerpos de artillería del ejército aliado, que estaba formando para dar la batalla final contra ROSAS. Estuvo en el combate de Tonelero y en febrero de 1851 combatió en la batalla de Caseros como jefe de la artillería oriental. Después de Caseros hizo una oposición tenaz a Urquiza.
En mayo de 1855 participó en la epopéyica campaña al desierto y el 23 de octubre de 1859, comandó las tropas que fueron derrotadas por URQUIZA en la batalla de Cepeda. En 1861 lo enfrentó nuevamente en Pavón (17/09/1861) y luego de vencerlo, unificó el país bajo su autoridad.
Mitre político
Los años de exilio de Mitre habían hecho madurar no sólo sus cualidades de militar y escritor, sino que su vena política, adquirió una nueva dimensión, otorgándole una renovada perspectiva en lo atinente a las necesidades de Argentina para el futuro y el desempeño de su propia misión con respecto a las mismas.
La democracia y la unión nacional habían cobrado para él mayor importancia que la antinomia entre unitarios y federales y había llegado a creer que la provincia de Buenos Aires debía sumarse a las otras provincias, como sólo una parte —aunque importante— de la nueva estructura nacional que habría de construirse. MITRE pasó rápidamente a una posición de liderazgo en Buenos Aires y después de la batalla de Caseros, fue electo miembro de la Sala de Representantes.
Luego de la revolución del 11 de setiembre de 1852, MITRE, fue Ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores, del gobernador nombrado, el doctor VALENTÍN ALSINA y cuando en diciembre de 1852 HILARIO LAGOS puso sitio a Buenos Aires y exigió y obtuvo la dimisión del gobernador Alsina, MITRE renunció a sus funciones en el gobierno para desempeñarse como Jefe del Estado Mayor de las fuerzas que se empeñarían en la defensa de la ciudad, a las órdenes del general JOSÉ MARÍA PAZ.
Tras la renuncia de ALSINA, le sucedió el general PINTO, Presidente de la Legislatura, hasta que en 1855 el gobernador PASTOR OBLIGADO nombró a MITRE Ministro de Guerra. En ese cargo modernizó las fuerzas armadas de la provincia de Buenos Aires y le tocó sofocar la insurrección de JOSÉ MARÍA FLORES, en la Laguna de Cardoso, luchar contra los indios del sur que asolaban las poblaciones de la zona y en 1855 fue encargado del mando militar en la frontera norte, amenazada por fuerzas de la Confederación.
Entre los esfuerzos que realizaba el general LAGOS y sus adeptos, para que Buenos Aires se sumara al resto de las provincias, como una más y los seguidores de ALSINA que pretendían un papel hegemónico para Buenos Aires, MITRE se hizo líder del grupo medio, moderado, que propugnaba unir las catorce provincias bajo el imperio de la Constitución de 1853.
En 1858 MITRE fue nombrado Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del Estado de Buenos Aires, pero en mayo de 1859 cambió esa cartera por la de Guerra y Marina para organizar el Ejército porteño. El 27 de mayo de 1859 fue ascendido a general y nombrado Comandante en Jefe del Ejército y entre otros jóvenes brillantes, dos sobrinos de ROSAS y los hijos de FLORENCIO VARELA se pusieron a sus órdenes.
La lucha entre Buenos Aires y la Confederación nunca había cesado completamente y en Cepeda, el 23 de octubre de 1859, ambas posiciones volvieron a enfrentarse en el campo de batalla. MITRE, en su condición de Ministro de Guerra y Marina y de general en jefe de los ejércitos de Buenos Aires, fue totalmente derrotado por URQUIZA y sus fuerzas en una batalla que no terminó con la controversia que la había provocado.
El 10 de mayo de 1860, MITRE fue elegido gobernador de Buenos Aires, con retención de su cargo como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la provincia y se convirtió en un factor de primera magnitud en la política nacional. Seguía aferrado a su convicción de que eran preferibles las negociaciones antes que la acción militar.
Pero fueron los hechos sucedidos, los que llevaron nuevamente a la guerra, como único medio de solucionar las diferencias y el 17 de setiembre de 1861, MITRE y URQUIZA se enfrentaron nuevamente en la batalla de Pavón en las proximidades del arroyo Pavón y luego de una lucha encarnizada, MITRE resultó victorioso.
Después de Pavón.
Después de la batalla de Pavón recayó sobre MITRE el peso de la conducción militar y política para la reorganización nacional definitiva y cuando el 1º de diciembre de 1861, la provincia de Entre Ríos reasumió su soberanía y en esta forma privó de la sede al gobierno nacional que residía en Paraná, PEDERNERA, el vicepresidente en ejercicio de la presidencia, se encontró sin ningún apoyo.
El 13 de diciembre decretó la disolución de las autoridades nacionales, hasta que un Congreso con representantes de todo el país resolviera las medidas a adoptar. Acéfalo el gobierno nacional, el 14 de diciembre de ese mismo año, las provincias nuevamente confiaron el Poder Ejecutivo al general MITRE, nombrándolo Gobernador de Buenos Aires, Encargado del Poder Ejecutivo Nacional, para el período 1862-1868 a fin de que convocase un nuevo Congreso para elegir el futuro Presidente.
MITRE dispuso el inmediato llamado a elecciones presidenciales y el 12 de octubre de 1862, fue elegido por unanimidad, como Presidente de la República Argentina, con el doctor MARCOS PAZ, oriundo de Tucumán, como vicepresidente. Habiendo formalizado con Brasil y Uruguay el Tratado de la Triple Alianza, en 1965, delegó el ejercicio presidencial para ocupar la jefatura del ejército aliado en la guerra contra Paraguay y el 12 de octubre de 1868, le entregó el gobierno a DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, que fuera electo para sucederlo.
Mitre y la educación
El gobierno de BARTOLOMÉ MITRE (1862-1868), se ocupó prioritariamente del problema educacional que afectaba en su época al país y muchos de sus proyectos no pudieron llevarse a cabo, debido a la difícil situación política y económica que debió enfrentar.
No obstante ello, uno de esos proyectos fue felizmente llevado a cabo y su idea de potenciar los esfuerzos para desarrollar un programa de enseñan-za a nivel secundario, se concretó en 1863 con la creación de los Colegios Nacionales.
Comienza así a hacerse realidad su teoría de que era necesario priorizar la enseñanza media, porque allí comienzan a habilitarse para cumplir con su destino, los estudiantes hombres y mujeres, que asumirán las responsabilidades que le quepan como ciudadanos e integrantes de la sociedad
En 1863, se creó el Colegio Nacional Buenos Aires; entre 1865 y 1871, fueron varias las provincias del norte y de Cuyo que se sumaron y crearon sus propios Colegios Nacionales, en 1874 lo hizo Rosario y a partir de entonces, todas las provincias comenzaron a aplicar el plan de educación elaborado por MITRE.
Pero no quedó allí la gestión de MITRE en el terreno de la Educación; mostrando que su gobierno estaba decididamente involucrado en la optimización del sistema educativo del país, dispuso subvenciones para la instrucción pública en todas las provincias y dio comienzo a un ambicioso plan que marcó el punto de partida de la organización de la enseñanza secundaria en toda la República. El 4 de enero de 1870, fundó el diario “La Nación”
En 1874 se presentó nuevamente como candidato a presidente, pero fue vencido por NICOLÁ AVELLANEDA. Alegó fraude y se alzó en armas, pero debió capitular. Entre 1878 y 1880, ocupó una banca de diputado nacional y en 1891 intentó una vez más (sin éxito) ganar la presidencia. Se retiró la política activa, pero siguió ejerciendo notable influencia en los asuntos de la Nación. Falleció en Buenos Aires el 19/ de enero de 1906 en la casa (actual calle San Martín 339), que había sido adquirido mediante una colecta popular para serle donada, al terminar su Presidencia, como homenaje y reconocimiento a su obra. En esa casa terminó de escribir la historia del General San Martín.
Obras de Bartolomé Mitre
En el ámbito estrictamente literario, el valor de la obra de Mitre es muy relativo. No es muy estimable el poeta romántico de las “Rimas”, que publicó en 1854 con un prólogo dedicado a DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, pese a que incorporó a la literatura argentina el tema del gaucho Santos Vega. Tales poesías eran obra de juventud, y habían sido elogiadas por ESTEBAN ECHEVERRÍA. Mayor interés tienen sus traducciones de HORACIO, HENRY WADSWORTH LONGFELLOW, LORD BYRON, VÍCTOR HUIGO y sobre todo, de la “Divina Comedia” de Dante.
Sin olvidarnos que también escribió “Páginas de Historia”, “Belgrano y Güemes” y “Comprobaciones históricas”, una obra, esta última, escrita para polemizar con VICENTE FIDEL LÓPEZ que en su obra “Refutación”, había expresado dudas acerca de su trabajo sobre Belgrano.
Pese a su formación poco menos que autodidacta, en el campo de la erudición escribió trabajos acerca de “Ollantay“, sobre “Las ruinas de Tihahuanaco”, un “Catálogo razonado de las Lenguas americanas” y una “Bibliografía lingüística americana”. Tampoco pueden más que mencionarse sus intentos dramáticos “Las cuatro épocas” y “Polikarpa Salavarrieta”, dedicado a esa heroína colombiana, que fuera ejecutada en 1817) y novelescos como “Historia de un botón de rosa” y la citada “Soledad”.
Se destacó también como orador fogoso, apasionado y convincente, y como incansable periodista. En 1852 fundó el diario “El Debate”, desde cuyas páginas combatió a URQUIZA y posteriormente, “La Nación Argentina”, que con el tiempo pasó a llamarse simplemente “La Nación” Sus artículos periodísticos abundaban además en la prensa de Uruguay y de Chile.
El verdadero prestigio literario de BARTOLOMÉ MITRE está ligado a su obra como historiador, con dos títulos esenciales, que se consideran las obras cumbres de la literatura histórica argentina: “Historia de Belgrano y de la independencia argentina” (1887) e “Historia de San Martín y de la emancipación americana” (1887,1888 y 1890).
Dedicadas a las figuras de MANUEL BELGRANO y JOSÉ DE SAN MARTIN respectivamente, son, además, las más documentadas referencias de las circunstancias y personajes que conforman la Historia Argentina de gran parte del siglo XIX, una tarea que realizó organizando previamente los archivos de Belgrano (diez volúmenes) y de San Martín (doce), además del suyo propio, cuyo material ha servido luego, para la organización del Museo que lleva su nombre.