TOPONIMIA ARGENTINA

Para desentrañar los misterios que encierra la toponimia argentina, será necesario recordar que antes de la llegada de los españoles a esta parte de América, a lo que es nuestro territorio, hubo grandes movimientos migratorios de las etnias oriundas de cada región, que trastocaron costumbres, creencias y fundamentalmente idiomas.

Y es por las simbiosis que se produjeron con muchos de estos últimos, que se hace muy difícil explicar el origen de algunos de los nombres que identifican ríos, valles, montañas, lagos y localidades  argentinos.

Cuando JUAN DE GARAY , después de fundar Buenos Aires se lanzó a explorar el sur, se encontró con aborígenes que vestían ropas y tenían costumbres traídas de más allá de la Cordillera de los Andes.

Es decir que ya había un tráfico entre estos individuos, que eran «gennaken», según el perito FRANCISCO PASCASIO MORENO (serranos en el decir común) y los mapuches con sus derivados que luego fueron los pehuenches, picunches, ranqueles y pampas. Todos ellos nos dejaron alguna que otra denominación atribuyéndose a los primeros, es decir a los «gennaken», todas aquellas para las que no se ha conseguido una traducción satisfactoria.

Tenemos por ejemplo, que, cuando los indígenas cuyo idioma era el “quichua”, se expandieron hacia el Sur, a la inmensa llanura que encontraron, la llamaron “pampa”, que es como llamaban en su idioma, a todo lo que era plano.

Con el correr del tiempo, el uso hizo que quienes la habitaban, también fueran llamados “los pampas” y el gentilicio, no tuvo distingos, pues quienes lo heredaron después, no eran más que mapuches o araucanos, al decir hispano: belicosos individuos que procedían del otro lado de la cordillera y que espantaron a las pocas tribus de querandíes, serranos, tehuelches, etcétera, que eran en verdad, los verdaderos habitantes de la pampa (ver Los aborígenes y su problemática).

Los mapuches se hicieron así dueños de la inmensidad llana. En sus idas y venidas para malonear, saquear, robar y llevar el producto a su tierra de origen, tras la Cordillera de los Andes,  fueron dejando denominaciones que les servían para orientarse. No se asentaron definitivamente jamás. Andaban por acá nada más que para apropiarse de ganado, cosas o gentes (que llevaban cautivas) y para hacer sus negocios por lo poco o nada que les daban en su tierra.

Muchas de las designaciones que hicieron fueron quedando y ellas, alteradas o no, son las que figuran hoy en  nuestros mapas. Por eso, la  generalidad de los topónimos referidos a nuestra Pampa,  es mapuche, es decir, corresponde al idioma “mapudungún o araucano”, aunque en muchos casos, se respetó algo de lo que otras parcialidades habían dejado, o se le hicieron  agregados.

De allí que muchas de ellas hayan desconcertado a los lingüistas. Les fue necesario realizar una tarea harto difícil y han debido recurrir a sus mejores armas (análisis, intuición y sabiduría), para mantener vigentes las designaciones geográficas originales de nuestra tierra.

Y no solo en el sur pasó esto. También en el noreste sucedió lo mismo con la lengua quichua. El habla de los incas se impuso al de los diaguitas, que fueron en su memento, los pobladores nativos desde Jujuy hasta Cuyo y desde las grandes montañas hasta la llanura. Hablaban el “kakano”, idioma del que habiendo quedado rastros, adoptaron como lo hicieron también con el “quichua”, y el “tonocoté” de los chaqueños en su zona de influencia, con todas las derivaciones propias de los dialectos.

Así fueron las cosas y ese es el motivo por el cual, se hace difícil poner en  claro algunas denominaciones. Siempre aparecen opuestas versiones que no hacen otra cosa que confundir.

Hay muchas interpretaciones para explicar el origen de un mismo accidente geográfico y todas tienen algo de razón, porque al no haber quedado testimonios escritos de ninguno de estos idiomas vernáculos, ya que eran lenguas ágrafas, sólo fue posible rescatar los fonemas, las palabras que se les oía decir, los sonidos que expresaban algo, pero no las inflexiones, el sentido subyacente en cada mensaje, o en cada nombre que le daban a una montaña, a un río o a una cañada, inspirados quizás por una emoción, un recuerdo o una experiencia.

No hay duda, como dice FÉLIX SAN MARTÍN en su libro «Neuquén», que la inmensa mayoría de las nominaciones toponímicas, está corrompida. Habrá que tomarlas tal como las han dejado o recogido, y procurar, entretanto, desentrañarles su verdad.

Aún hoy día,  es tarea titánica traducir al idioma castellano las expresiones parlantes de guaraníes,  quichuas o mapuches y es indispensable recurrir a combinaciones de letras o sílabas para señalar lo dicho. Pero, sin dejar de imaginar, cuáles y cuántas habrán sido las dificultades de los españoles durante la conquista al aludir en algún parte expedicionario, a determinado lugar o accidente geográfico, tratando de acercarse a lo que quiso decir el aborigen para referirse al mismo, felizmente en muchos casos, hoy aún se conservan algunas de esas expresiones nativas,. voces autóctonas que suenan agradablemente y que es necesario respetar y mantener vigentes.

Por eso es que trataremos aquí, de explicar el origen de algunos de estos topónimos y el porqué se llaman como se los llama, a  algunos de los accidentes geográficos más característicos de la República Argentina, con nombres, muchos de ellos que atravesaron los tiempos y llegaron hasta nosotros con toda su poesía y el amor a la tierra que trasuntan o que les fueron puestos por haber sido escenario de algún acontecimiento que por alguna razón, alguien, creyó necesario o justo que quedara  registrado.

“Mientras  no haya una ley que determine las formas a las que debería adecuarse la toponimia, ella tendrá que recogerse libremente, ligada, claro está, a los razonamientos lógicos. El lenguaje es una consecuencia del ambiente social. El uso se hace carne entre los comarcanos de una región y no se podrá evitar que digan sus sensaciones como las experimenten. Viven una realidad, ven el paisaje a su manera y no se podrá obligarlos a que lo vean de otra.

Hace más de un cuarto de siglo se pretendió restituir a una población cordobesa su nombre primitivo y el pueblo lo resistió. Hubo que dar marcha atrás. La ciudad se había desarrollado por dos generaciones con el nombre que ahora tenía Y con él se quedó. Vivía una realidad” (ver Tonponimia indígena argentina).

Albigasta
Río catamarqueño que nace en la ladera oriental de la sierra de Ancasti, da nombre a una población, penetra en la provincia de Santiago del Estero y se pierde en los bañados previos a las Salinas de San Bernardo. “Albigasta” es una voz dialectal cacana, derivada del quichua y descompuesta al pasar a nuestra habla.

Procede posiblemente de “Alihuigasta”, donde .” Ali” o “allí” es adjetivo y significa «bueno», «agradable»; “hui”, es forma abreviada de huillca (expresión del aymará antiguo)  que significa «Sol», pero tiene el sentido de ídolo, cosa idolatrada y “gasta” que significa  pueble, en nuestro idioma. El todo sería «pueblo del buen ídolo» o «del ídolo bueno».

Aluminé
Es el nombre de un Lago neuquino que algunos mencionan “Alominu” en el original idioma pehuenche, que significa «relumbrón» y que con el tiempo pasó a pronunciarse “Aluminé”. Seguramente, la característica apuntada fue tomada por los aborígenes para designar así al lago y por extensión,  al tramo inicial del rio que recoge las aguas excedentes del mismo.

Angaco
Departamento de la provincia de San Juan que toma este nombre,  del amplio valle que se extiende entre las sierras de “Pie de Palo” y “Villicun”. Este topónimo, da la sensación de ser una voz “cacana”, es decir, una derivación del quichua, que algunos traducen a nuestro idioma por “aguada del águila”, descomponiéndola  así: “anca” (águila) y “co” (partícula que evidencia la idea de agua). Otros prefieren decir que quiere decir “agua azul”, tal vez aludiendo al río San Juan, que corre más al Sur, traduciendo la expresión de “ancash” (azul) y “co” (agua).

Azul
Ciudad cabecera del Partido de igual nombre en la provincia de Buenos Aires fundada en diciembre de 1832, según unos papeles en el día 6, pero según otras constancias, el 16, fecha que ha sido tomada oficialmente. La población de Azul comenzó como lo hicieron muchas otras, luego de la instalación de un Fuerte para contener los ataques de los aborígenes.

Éstos conocían este lugar como “Callvu-ma- pu” y al arroyo junto al cual se construyó el Fuerte, lo llamaban “Callvu-lenfu- mapu” (arroyo del país azul) ya que “callvu” es «azul» en nuestro idioma,  “leufu” (corriente de agua) y “mapu” (era para ellos país, región). El coronel PEDRO BURGOS fue encargado de la fundación y al pueblo que allí se fue asentando, se lo puso bajo la protección de San Serapio Mártir.

De allí surge el que fue su primer nombre: “San Serapio Mártir del Arroyo  Azul”. De esta manera se trajo a nuestro idioma la denominación de “Azul” para el arroyo. Con el tiempo y el uso, todos los nombres fueron desapareciendo para quedar tan solo “Azul”. Los indígenas designaron así al curso de agua por el tinte de su lecho, reflejado por unas piedras azuladas, que las había en cantidades, alguna de las cuales originó el nombre del célebre cacique Calfucurá, llamado “Piedra azul” (ver Cacique Calfucurá).

Una versión que no debe desecharse así no más, es la que asegura que Azul se debe a que la zona por donde corre el arroyo, estuvo otrora densamente poblada de “vichis” (Fabíana imbricata), un arbusto que da muchas flores azules, aunque es cierto que también hay una variedad que las da blancas.

Cafayate
Antiquísima población de la época prehispánica y Departamento sureño de la provincia de Salta, presunto asiento de un gran jefe indígena. Las referencias recogidas hacen suponer que la voz “Cafayate” sea una deformación de “Cafayan (el gran lago) ya que en otras épocas habría existido allí un extenso depósito de agua.

Según el investigador SIROLLI la traducción de la voz indígena podría ser «el lago del jefe», haciendo a la expresión “Ca- pac-Yacu”, con su consiguiente deformación hacia Cafayate.  El lingüista LAFONE QUEVEDO da a la voz origen Cacán y le atribuye el significado de «sepultura de las penas»,  por lo maravilloso del paisaje lugareño.

Calingasta
Departamento de la provincia de San Juan, ubicado en el extremo suroeste de  la misma. Su nombre deriva del idioma de los huarpes quienes llamaban “pueblo de Calín” a esa zona, donde “calín”  era el nombre de un prestigioso cacique local y “gasta”, puede traducirse a nuestro idioma como “población , nación”.

Candonga
Este es un lugar turístico que está ubicado al este de La Falda, en la provincia de Córdoba, junto al Cerro Alpatauca. En el siglo XVIII allí se construyó una Capilla que hoy es considerada una de las joyas de la arquitectura colonial, felizmente, todavía en pie. Diversos investigadores han tratado de hallar, sin haber tenido éxito,  la vinculación de esta palabra con algún idioma o dialecto indígena.

Porque la verdad es que “candonga” es una expresión familiar de “la Castilla”, con la que se designaba a una mula de tiro algo perezosa, sin vocación para el trabajo. Era algo así como que “se sentaba en la retranca”. Parece ser que en ese lugar existía un establecimiento que criaba mulas, un animal muy utilizado en aquella época para el transporte de cargas o la tracción de carros y carretas y por eso, quizás porque entre sus mulas había muchas perezosas, esa era la tierra de “las candongas”

Carriló
Es una localidad ubicada en el departamento de Maraco, en la provincia de La Pampa. Su nombre deriva evidentemente de una expresión de origen mapuche alterada ya que “carú-loo, significa «médano verde» (“carú” es verde y “loo” es “médano”). La voz se acerca más al modo de decir de los ranqueles y los huilliches, quienes para aludir al color verde, decían aproximadamente “cayi”, acercando la pronunciación a nuestra «ye», tal como lo hacen los correntinos o los entrerrianos del norte.

Cerro Fofo-Cahuel
 En la Cordillera de los Andes, en el sur de la provincia de Río Negro, se alza un cerro llamado “Fofo Cahuel”, cuya traducción del mapuche, es “Caballo loco”. Los aborígenes de la región, explican que en cierta oportunidad, sus antepasados araucanos, sostuvieron en esa región, un duro combate con los blancos y que, en el medio de la lucha, un taco incendiado, de esos que se usaban para aprisionar la pólvora con la que se cargaban los fusiles de carga por la boca, con una pirueta impensada, se metió en una de las orejas del caballo que montaba el cacique al mando de la indiada.

El animal, enloquecido por la quemadura en sitio tan sensible, salió disparado hacia el cerro Fofo-Cahuel, sin que su jinete pudiera detenerlo y allí desaparecieron ambos para siempre, pues nunca más se supo algo de ellos.

Chapelco
Así se llama un Cerro en la provincia de Neuquén que ha sido convertido en un importante complejo turístico-deportivo con varias canchas para esquiar. Es el más elevado de un cordón tendido al este de San Martín de los Andes con una altura de 2.394 metros por sobre el nivel del mar y cuyos manantiales y deshielos generan numerosos arroyos, que por distintos rumbos terminan por volcar sus aguas en los ríos Caleufú y Collón Cura y por ende, en el Limay.

La denominación es francamente mapuche y significa “aguadas con chapel”, descomponiéndose así: “chapel” (arbusto que crece en lugares húmedos, de corteza trenzada) y “co” (agua, aguada). “Chape” también  le llamaban a las trenzas de las mujeres, de modo que su similitud llevó la denominación al arbusto, al que algunos conocen también por “ñipa”. Un arroyo afluente del Calvuco también se llama hoy Chapelco” y nace en la serranía. Es posible que originariamente, el arroyo haya dado su nombre al cordón: las Sierras del Chapelco.

Chichínales
Este punto se encuentra en la provincia de Rio Negro, frente al río del mismo nombre y la isla de San Alberto. La expresión ha sido tomada del mapuche y pluralizado por los criollos. “Chichinal”, es voz que quiere decir plomo o estaño y alude a probables yacimientos de tales metales en ese lugar, que sin duda fueron rudimentariamente explotados por los españoles, con conocimiento de los aborígenes..

Collón Curá
Caudaloso río del Sur neuquino que incrementa notablemente el volumen del, río Limay, cuando vuelca allí sus aguas. Hay quienes sostienen (PABLO GROEBER y FÉLIX SAN MARTÍN entre otros), que es a la inversa: es el Limay el que vuelca sus aguas en el Collón-Curá y no éste en aquél.

Dejando de lado esta controversia, digamos que “Collón-Curá” es un  topónimo de claro y evidente origen mapuche, ya que  “collón”, podría significar algo así como “disfraz”,  “disfrazado” o “apariencia que asusta” y “curá” en su idioma quería decir “piedra” y uniendo ambos términos, tendríamos que ese lugar era conocido como “la piedra que asusta”.

Si agregamos a esto que, según la tradición oral, a la vera de este río había una gran piedra que exhibía cambiantes colores ante los rayos del sol, produciendo un efecto quizás mágico que asustaba a los mapuches, se torna muy comprensible el origen de este nombre.

Finalizamos recordando que el “Collón.Curá” le da su nombre a una población al sudeste de Junín de los Andes, con la que está unida por un camino consolidado. Desde que nace en el lago Aluminé, tiene varios nombres, según sean los lugares donde se asentaron distintas tribus indígenas.

A poco de andar se lo llama como al lago: Aluminé, pero bien pronto se prefiere llamarlo  Limucau o Limu- can, que podría traducirse por «río que va andando claro». Tras recibir las aguas del Catanlil, la gente !o llaman Catapuliche (los  catapuliches eran indígenas independientes y separados de cualquiera otra tribu, aislados que se las arreglaban muy bien solos). Luego ya es el “Collón-Curá”.

Comahue
Así se denomina oficialmente a la zona del Alto Valle del Río Negro y la bañada por la conjunción de los ríos Limay y Neuquen. La mención es una ligera alteración de “comohue”, que en el habla aborigen, mapuche, significa «lugar desde donde se puede ver» o, simplemente: ‘»divisadero», aludiendo seguramente a las bardas o serranías desde cuyas cimas se podía otear la lejanía.

Según ha trascendido, la designación fue originariamente para la sierra que hoy se conoce como General Roca, desde la cual, los aborígenes observaban los movimientos de los alrededores. Aún al mismo tramo inferior al río Neuqu en, se le llamaba “Comohue Leufu”  o sea: río del divisadero.

Copahue
Copahue es un municipio del departamento Ñorquín situado al noroeste de la provincia del Neuquén, famoso por las aguas termales que allí existen, por efecto del volcán del mismo nombre y que fue llamado así por los mapuches, que se referían a ese lugar, como “lugar de azufre” en su idioma.

Corrientes
Provincia que tomó el nombre de la más importante de sus poblaciones, cuando fueron delimitadas las jurisdicciones en que se dividió el país. La población fue fundada por Torres de Vera y Aragón el 3 de abril de 1586 con elementos facilitados por Asunción del Paraguay a instancias de HERNANDARIAS.

Como ocurría generalmente, los nombres de los conquistadores formaban parte de las denomi­naciones que se les daba a las fundaciones que realizaban y por eso, esta fue llamada «Vera de las siete corrientes» porque efectivamente había por allí, siete corrientes de agua que confluían hacia el Paraná.

Poco después,  la villa fue denominada “San Juan de Vera de las Siete Corrientes”, mención extensa que el uso condujo a lo más cómodo, simplemente: Corrientes, que se mantuvo a pesar de todas las insistencias en contrario, ya que cuando el poblado fue atacado por los indios, que pusieron fuego a todo, se produjo el milagro de la cruz que no se quemó.

Y entonces se llamó al poblado «San Juan de la Vera Cruz de las Siete Corrintes». Cuando se creó la provincia en 1814 con la firma del Director supremo GERVASIO ANTO­NIO DE POSADAS, se le dio simplemente el nombre de Corrientes.

Covunco
Una localidad de la provincia de Neuquén se llama así y su nombre proviene del idioma mapuche, ya que al arroyo que discurre por sus cercanías, lo llamaban “kufun” (agua caliente), “co” (arroyo).

Coy
Río en el sur de la provincia de Santa Cruz que tiene diversas grafías cartográficas. “Coyle” lo llaman LATZINA. MARRAZZO y GUERRINI, entre otros;  Coilé” o “Coy-Inlet” lo llama RAMÓN LISTA y en muchos mapas, aparece como “Coig” y en otros Coigt”.

Partiendo de lo más sencillo, diremos que el Coy” al que nos referimos, es un río que nace con  dos brazos en las estribaciones cordilleranas y luego de un curso sinuoso, llega al mar y que “coy” es una voz tehuelche, que  estudiada por varios lexicógrafos, podría significar ‘»cuenca» o «lago».

Es decir, que es una palabra indudablemente vinculada con el agua, ya que en casi toda el habla indígena, el monosílabo “co” se refiere al agua. La afectación en el habla lugareña le ha dado los agregados que consignan las distintas grafías. También se llama por esas regiones coy” o “cuy” a un arbusto (Prosopis striata Benth) muy espinoso y a un roedor pequeño que lanza unos chillidos tremendos cuando se lo apresa. Finalmente diremos que el padre MILANESIO, en versión recogida por el estudioso  ALBERTO VÚLETIN, prefiere la traducción que lo llama «río engañador», quizás por la característica de sinuoso, que hemos apuntado..

Cutral-Có
Antigüo paraje de la provincia de Neuquén, ubicado a poco más de cien kilómetros al oeste de la capital. Hoy centro densamente poblado, con más de treinta mil habitantes y sede de una importante explotación petrolera. Su nombre, decididamente mapuche, es una  alteración de la palabra “kitral” (fuego) y “co” (agua), o sea, «lugar de aguas calientes» o “arroyo de fuego”, nombre que se adapta perfectamente a las características de esa zona, donde su subsuelo volcánico, hace que sean frecuentes los manantiales de liquidos cálidos, muchos de ellos en los mismos cauces de ríos y arroyos, que de ese modo atenúan el frío natural de las corrientes.

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Futaleufú
El Futaleufú (imagen), es un cauce fluvial, catalogado como río, alimentado por lagos del Parque nacional Los Alerces en la provincia del Chubut, que atraviesa la Cordillera de los Andes hacia Chile y desembocando en el lago Yelcho. Su nombre, obviamente de origen mapuche deriva de “futha” (grande), “leufú (río), que es como llamaban a este río que consideraban como muy grande.

Guandacol
Paraje y río en el oeste riojano, un curso de agua que es afluente del Bermejo sanjuanino. La voz es una deformación del quichua “Hua-anta-colli”, que equivale a “las montañas coloradas, donde “Anta” (es Andes, montaña) y “colli” (coloradas). Nombre que se le dio a estas montañas que presentan unos tremendos paredones, con paños cortados a pique y de un intenso color rojo. Guatraché

Esta localidad está ubicada en la provincia de La Pampa y su nombre proviene de la alteración de una voz de origen mapuche; “gua- ia-che” (“guada”o “huada” (zapallo) y”che” (gente). O sea “zapallero” o “zapalla”, quizá porque en ese lugar existía una gran plantación de zapallos.

Hay quienes dan al topónimo otras traducciones:  el misionero salesiano DOMÉNICO MILANESIO, lo traduce “panzones”, quizás refiriéndose al prominente abdomen que caracterizaba a los aborígenes de esa zona,   CARLOS ALFONSO VALENTINI los llama “masticadores de maíz”, “gente deforme” o “enanos” y hasta hay quien niega que la palabra tenga origen mapuche.

Hucal
En el sector sudoriental de la provincia de La Pampa, un Departamento que limita con la provincia de Buenos Aires tiene este nombre. No hay mayor acuerdo entre los estudiosos de la toponimia de origen indígena, con respecto a esta designación.

Desde «brujo alzado» hasta «laguna profunda» o «lugar donde hay lana», las más encontradas traducciones circulan en los medios relacionados con las denominaciones geográficas. Las más probables son  que la voz derive del mapuche “uncal”  o sea “paraje donde hav muchos juncos”, o de “lugar apartado del camino principal”  que es la versión que afirman como verdadera, los habitantes del paraje llamado “Uncal”, en la provincia de Neuquén, 40 kilómetros al este de Loncopué.

Huechulafquen
Es un lago ubicado en el Departamento Huiliches de la provincia del Neuquén, que forma parte de un importante sistema lacustre junto con los lagos Paimún y Epulafquen. Su nombre deriva del mapuche, idioma para el que “huecú” es grande y “laufquen” es lago, que traducido al castellano viene a ser “Lago grande”.

Huemul
Así se llama una pequeña isla del lago Nahuel Huapi, cercana a la ribera sur y a poco más de diez kilómetros al oeste de San Carlos de Bariloche, renombrada por haberse hecho en ella un laboratorio presuntivamente atómico durante la primera presidencia de JUAN DOMINGO PERÓN..

Lleva el nombre de un cérvido “Hippocamelus bisulcus) que vive en las zonas boscosas de la Cordillera. Prefiere las hojas de lenga, maitén, ñire y  coihue, para alimentarse, pero no desdeña las de los mallines. Se lo persigue por su carne y se lo ha hacho ya un animal raro entre las especies de la fauna argentina.

El abate Molina lo llamó «el rey de los bosques andinos» y contra lo que parece, su denominación no es autóctona ya que los araucanos (mapuches), lo llamaron “trulá” y antes que ellos, los tehuelches lo llamaban  “shoan”. Todo hace suponer que la voz es el resultado de la contracción hispana «bueymula», palabra con la que  misioneros frecuentadores de la zona, bautizaron a este animalito, por las semejanzas que hallaron en él, con el buey (por sus cuernos) y con la mula. Así nació «bueymula», que derivó en «bueymul», luego en “güey- mul”, más tarde en “güemul” y finalmente, en “huemul”.

La Banda
Es una ciudad de la provincia de Santiago del Estero que se halla ubicada sobre la margen izquierda del río Dulce, es decir, en la otra banda de ese curso de agua,  con respecto a la de donde se encuentra la  capital de la provincia. De ello procedo el nombre con el que se conoce a esta localidad, ta que en los comienzos de ese asentamiento, los pobladores se referían a quienes habitaban sobre la margen derecha del Dulce, como los “de la otra banda”. Así fue quedando, hasta que el uso, decidió que así fuera llamada oficialmente el poblado allí asentado.

Lago Lácar
Es un lago de origen glaciar de la vertiente del Pacífico de Argentina, que se localiza en el departamento Lácar de la provincia del Neuquén y que forma parte de la cuenca alta del chileno río Valdivia. Su nombre de origen mapuche, quiere decir “lago revoltoso que causa miedo”. Pero el nombre “lácar” también tiene otros dos significados posibles, ambas de origen “mapudungun”, que era el idioma mapuche: Una dice que está formado por “lai” (muerto)  y “calcu” (brujo), por lo que su significado sería “Lago del brujo muerto”. La segunda acepción sería una derivación de “lar”(caído, desechado, desbarrancado) y “carcu” (la otra orilla), cuyo significado sería “Lago de barrancas desmoronadas”.

Lapataia
La Bahía Lapataia es un fiordo que se halla en la margen norte del Canal de Beagle, en la provincia argentina de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Su nombre deriva de la voz  yamaná “lapatai-waia”, donde “lapatai” es bosque o madera y “waia”, es bahía o caleta), completándose así “Bahía del bosque” o “Bahía de la madera”, que era como llamaban a estos territorios.

Los juríes
En el Departamento General Taboada de la provincia de Santiago del Estero, se hallan “Los Juríes”. Así se recuerda a una población indígena sedentaria instalada quizás algo más al Oeste del lugar de la mención actual, en la sierra de Guasayán e inmediaciones del rio Dulce.

La expresión “jurí” procede de suri”, vocablo con el que se designaba al avestruz. Los cuzqueños mencionaron así a sus congéneres porque eran individuos de gran velocidad y gustaban adornarse con plumas. Emparentados con yuguitas y salavinas hablaban un quichua dialectal que ha quedado en el uso doméstico santiagueño.

Los juríes eran de raza ándida y activos agricultores. Sembraban dos veces al año y lograban cosechar maíz, porotos  y zapallo. Aprovechaban además los frutos silvestres, de los que obtenían una bebida llamada “chicha”; criaban guanacos y ñandúes,  cazaban animales salvajes y eran muy buenos, buscando, panales con miel en la selva chaqueña

Malargüe
En el Sudoeste de la provincia de Mendoza, junto a las primeras estribaciones andinas, un río que desagua en la laguna salitrosa de “Llancanelo” y un pueblo con estación ferroviaria se llaman así. La denominación es mapuche y está ligeramente alterada de “malal hue”, que significa «lugar de corrales» porque “malal” es  corral y “hue” es lugar.

Que era como llamaban a los espacios llanos o más o menos llanos, ubicados entre cerros, muy apropiados para guardar hacienda, sin peligro de que se dispersase. Eran los sitios donde los aborígenes depositaban los animales que robaban en sus correrías, para arrearlos en momento oportuno al otro lado de las montañas.

Malvinas
Nombre de las islas ubicadas en el sur del mar argentino, frente a la Patagonia, descubiertas por la expedición de Magallanes, que fueron llamadas de “Sansón y de Patos” (“porque los  había ‘muchos y muy gordos»). También fueron designadas por otros marinos Islas de San Antón.

Los holandeses. las señalaron en sus cartas “Islas Sabaldinas” y  los franceses islas “Nouvelles”. Pero fue el marino francés LOUIS ANTOINE DE BOUGAINVILLE quien al ocupar el archipiélago en 1764, al parecer,  con deseos de permanencia, les dio el nombre de “Malouines”,  por ser él nativo de Saint Maló, puero de donde había partido con sus naves para explorar el Atlántico Sur.

Recordemos que en la Isla Soledad de ese Archipiélago,  erigió un Fuerte que llamó “San Luis”, en honor del rey de Francia, Luis XV. El rey Car los III, de España, protestó por esa, intromisión. Francia reconocíó los derechos españoles, aduciendo que se había dispuesto instalar ese Fuerte en las islas,  para evi tar que las ocuparan los ingleses. Por fin, España le  pagó 618.108 libras más trece sueldos * \ once dineros para que se fuera. Las islas siguieron llamándose Malouines, nombre que con el tiempo, derivó en “Malvinas” (ver Islas Malvinas)

Mar de Ajó
Ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires, bañada por las aguas del Océano Atlántico. Su nombre proviene del idioma guaraní, que llamaban “ajó” (bañado o estero) a esos territorios cuya característica en tiempos remotos era precisamente esa.

Misiones
Esta pequeña provincia del noreste argentino, es una lengua de tierra que se extiende entre los ríos Paraná y Uruguay y termina cunado choca con el Iguazú. Es lo que queda de lo que fue la “república guaranítica” o más bien las “Misiones Jesuítica” o el “País Misionero”,  en esta parte de América.

Las Misiones era la denominación que abarcaba en toda su amplitud, el área donde desarrollaban su tarea catequizadora los jesuitas: desde Belem, sobre el río Paraguay, y  describiendo una amplia curva llegando hasta Porto Alegre, al borde mismo del Océano Atlántico. Desde  allí, se extendía  hacia el sur, incluyendo buena parte de lo que hoy es el estado brasileño de Río Grande do Sul, el ángulo noroeste  de Uruguay hasta el río Negro y Paysandú, incluyendo lo que se llamaban “las estancias”, como las de San Luis, San Miguel, Yapeyú y otras de menor extensión, incluyéndose también, el sudeste de lo que es el actual Paraguay

En el año 1750, la “república guaranítica” se hallaba en su apogeo, pero las competencias tanto comerciales como de soberanía que enfrentaban a España y Portugal, motivaron que se tuvieran que hacer algunas concesiones y los portugueses se quedaron con la banda izquierda del río Uruguay a cambio de dejar la Colonia del Sacramento bajo el poder de España.

Nuevos tratados de límites, la expulsión de los jesuítas en 1767 y la liberación de las colonias españolas a partir de 1810, fueron achicando el enorme feudo hasta quedar reducido exclusivamente al ámbito del que pueden  disponer los misionenses, dentro de los límites de nuestra república. Nuestra provincia de Misiones es la única mención que recuerda la obra de los jesuítas.

Monte Grande
Este es  el nombre primitivo del Partido de Esteban Echeverría, creado en el año 1913, ocupando tierras de las actuales Lomas de Zamora y San Vicente. Su nombre se remonta a 1806, cuando los ingleses que fueron hechos prisioneros durante la primera invasión que éstos llevaron a cabo contra Buenos Aires, fueron confinados en una Fuerte que allí había.

Cumpliendo una actividad impuesta por el régimen carcelario que soportaban, plantaron allí una gran cantidad de árboles, que con el tiempo crecieron y se multiplicaron, generándose así un gran monte que algunos pobladores del lugar llamaban “el monte de San Catalina”.

Más tarde, allí se formó una Colonia mediante la llegada de inmigrantes escoceses, que traídos en 1828 por JOHN ROBERTOS PARISH, se instalaron en parcelas que dispuso delimitar BERNARDINO RIVADAVIA durante su Presidencia y el lugar, comenzó a ser conocido simplemente como “Monte” o “Monte Grande”.

Monte Wood
La costa de la provincia de Santa Cruz está salpicada de pequeñas elevaciones, que llaman cerros o montes, de unos trescientos metros para abajo de altura. Uno de ellos, un poco al norte de San Julián, en la Bahía de ese nombre, se llama “Monte Wood” y es así, porque unos integrantes de la expedición que el alférez JOAQUÍN DE OLIVARES Y CENTENO hizo en 1745-48 en el navio “San Antonio”,  hallaron en la ladera del cerro, una inscripción pintada con grandes letras: I. O. H. N.W. O. O. D., suponiendo fundadamente que ella fue hecha por marinos de una de las tantas incursiones que se hacían en busca de lobos marinos. Por la razón apuntada al cerro se le llama hoy Monte Wood.

Morón
Desde hace mucho tiempo, se conoce lo que se llama “el pago o la cañada de Morón”. Recordemos que en el año 1600 ya había por esos lugares un puesto para contener el avance de los nativos y como posta para el descanso de los viajeros y remuda de cabalgaduras.

En 1779, habiéndose poblado más efectivamente este el lugar, se construyó la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción y el Buen Viaje y en 1801 se le hizo cabecera de partido. Morón designa en idioma castellano, “una lomada o pequeña elevación de tierra”, característica del terreno que llevó a que allí se instalaran los pobladores que iban llegando. Morón, es ma de las designaciones cartográficas más antiguas. Viejos mapas y trazas de ruta consignan, sobre todo, la mención de la Cañada de Morón.

Nahuel Co
Así se llama una Laguna que está ubicada en el partido de Puan, en la provincia de Buenos Aires. En un tiempo se la conoció por «Salada Nahuelcó», como lo consignaron los ingenieros SILVEYRA y DUCLOUT en el mapa de la provincia que trazaron en 1890. La versión castellana de la mención sería «abrevadero del tigre», porque se trata de una expresión claramente pampa, de raíz mapuche, donde “nahuel” es tigre’ y “co”, es agua.

Ojo de agua
Es frecuente que se designe oio de agua a un manantial, a  una vertiente que tenga una sola boca o abertura. Toda población se instalara a su vera solía recoger tal denominación. Es así como hay poblados con ese nombre en las provincias de Mendoza, Córdoba, La Pampa, Salta, San Luis, Catamarca, Misiones y Santiago del Estero, en ésta al sur, en el límite con Córdoba, donde es cabecera de un departamento que también se denomina Ojo de Agua.

El manantial que dio nombre a esta villa ha desaparecido y esto pone en apuros a la población por la falta del líquido. En plural: Ojos de Agua, tenemos un poblado en el suroeste del Rio Negro, en el camino de Ingeniero Jacobacci a Norquinco.

Pillahuinco
Nombre de unas serranías existentes en Coronel Pringles (provincia de Buenos Aires) y dedos arroyos que nacen en ellas. Hay varias opiniones acerca del origen de este nombre, todas coincidentes en que deriva del mapuche: H. DEIBE (“Canciones de los indios pampas”) cree en «Aguada de la Boca Encantada», tomando la expresión de “Pi- llaiñhuen (boca encantada) y co (agua).

ADOLFO SALDÍAS («Historia de la Confederción Argentina», capítulos X- XI) prefiere «achiras chicas», tomado de “Pilli Huinco”. LÁZARO FLURY («Guiliches») se inclina por «Volcán del Cristiano», de “Pillán” (volcán) y “huinca” (cristiano). Por su parte,  Darwin denominó “Guetru- gueyu” a esas serranías.

Pitral Lauquen
Es una Laguna que se halla en la zona central norte de La Pampa, en el departamento de. Leventué y al Sur de la renombrada laguna de Leuvucó, que fuera en el sigloXIX, la base de operaciones de pampas y ranqueles y donde se instalara el coronel Eduardo Racedo durante la campaña del Desierto, en 1879, para organizar  acciones contra los aborígenes.

“Pitral”  quizás sea una alteración de «Cutral» o «Cüthal», que en habla pampa significa «fuego», de donde, la traducción sería «Laguna del Fuego», porque “lauquen, es laguna. Pitral Lauquen hoy es considerado  Lugar histórico.

Puntanos
San Luis es una vieja ciudad cuyana que conserva su impronta colonial y que es la capital de la provincia de igual nombre. Aunque se ha perdido su acta fundacional, se cree que la ciudad de San Luis fue fundada el 25 de agosto de 1594 por el Corregidor de Cuyo, LUIS JOFRÉ DE LOAYSA Y MENESES, quien al hacerlo la llamó “San Luis de Loyola Nueva Medina de Rioseco:

San Luis, debido a LUIS, rey de Francia; de Loyola,  en honor al capitán general de Chile, MARTÍN GARCÍA OÑEZ DE LOYOLA, quien había ordenado a Jufré fundar la ciudad y  Nueva Medina de Rioseco»,  por el lugar de nacimiento de los padres de JOFRÉ, en Valladolid, España.

No estará demás recordar que en esa época, esos territorios pertenecían al Corregimiento de Cuyo, cuya cabecera era la ciudad de Mendoza, integrando ambas, la Capitanía General de Chile, dependiente del Virreinato del Perú.

Ahora bien. Cuál es el gentilicio que les corresponde a los nacidos en esa provincia?. No son  “sanluiseños, como son mendocinos los nacidos en Mendoza, o salteños, los nacidos en Salta. Son “puntanos”.

Y porqué es eso?. Pues porque como la ciudad de San Luis, cuando se fundó junto al río Chorrillos, se hallaba ocupando tierras que estaban  en el extremo sur de la sierra “Punta de los Venados”, llamada así por los aborígenes, porque ese era un lugar donde las buenas pasturas, convocaban a gran cantidad de venado, que constituían una fácil presa para los cazadores. Fue lógico entonces que quienes vivían en esos territorios fueran conocido como los “Puntanos”

Quetre-Leufú
Arroyo del sur de la provincia de Buenos Aires que  atraviesa el Partido de Saavedra. Es afluente del Guaminí o “Mallo-Leufú”, al que no siempre llegan sus aguas, porque éstas derivan  su mayor caudal hacia el Guaminí  o porque al ser alimentado por las lluvias y no por los manantiales, en época de sequía, su caudal es escaso y se pierde absorbido por la tierra. Los aborígenes lo llamaban “Quetre-Leufu”, precisamente por esa característica, que en su idioma significaba “arroyo que se corta”, “que se interrumpe”.

Río de la leona
En la provincia de Santa CDruz, existe un río que une el Lago Viedma con  el Lago Argentino y contribuye al nacimiento del río Santa Cruz. Cuando el perito FRANCISCO PASCASIUO MORENO realizaba una expedición por esos lugares, en 1877 fue atacado por una leona hambrienta, en momento que, habiendo bajado de la embarcación que lo llevaba,  se disponía a dejar en la costa de un curso de agua cercano, una botella con documentos que probaban su presencia en ese lugar. Felizmente la tripulación que lo acompañaba pudo salvarlo de las garras del felino, aunque con algunas heridas,  Así fue que a partir de entonces, por sugerencia de MORENO, el río se llama “Río de la leona”.

Río Hondo
Es un acreditado centro termal ubicado en la provincia de Santiago del Estero, afamado por sus aguas curativas. Por allí pasa el río Dulce, que algunas veces tiene escaso volumen de agua y otras, es muy abundante. La denominación se atribuye a un milagro de San Francisco Solano (1549- 1610), quien, procedente del Perú, se acercó a nuestro norte argentino allá por el año 1586, catequizando indígenas. Traía una tropa de carretas con maderas para levantar una Iglesia en Santiago, pero se halló con que el río, crecido y encrespado, no dejaba pasar a nadie por el lugar de costumbre.

Desmontaron los jinetes, fueron -desatados los bueyes y San Francisco se puso a orar. De pronto dio orden de pasar el río y él mismo inició la marcha montado en su mulita. Al entrar al río, levantó el cordón de su ropa de franciscano y volviéndose a quienes lo seguían les dijo: «¡Ahí tienen al río hondo!» Y el río atemperó su bravura y dejó pasar a los viajeros con todas sus carretas.

Río Negro
Es uno de los cursos de agua más importantes del país, el tercero tras el Paraná y el Uruguay. Recorre unos seiscientos treinta y cinco kilómetros y está formado por la confluencia del Limay, que se origina en el lago Nahuel Huapi y el Neuquén, que recoge las corrientes que bajan de la cordillera. Los aborígenes lo llamaban “Curu-Leuvu” (en pampa “curu” es negro y “leuvu”, río. Según el coronel MANUEL JOSÉ OLASCOAGA («Estudio topográfico de La Pampa y Río Negro»), su agua es clarísima, trasluciendo su fondo de arena, al que llegan las sombras de los árboles que bordean el curso, produciendo la oscuridad que los indígenas recocieron, para darle esa denominación.

Otra interpretación explica que las aguas turbias del Neuquén, oscurecen las claras del Limay y éste se torna negro. Guinnard, que pasó tres años entre los indios, llama al río “Curu-rumey- co” en razón del aspecto que le da su profundidad y escasa anchura. Hay que tener en cuenta que el rio se desarrolla entre colinas o cuchillas de escasa elevación y tiene un ancho que oscila entre los ochenta y doscientos metros.

El río Negro ha tenido otros nombres. El jesuita TOMÁS FALKNER, en su “Descripción de la Patagonia”, lo denomina “Segundo Desaguadero (el primero sería el Colorado). Durante un tiempo, en época de la dominación hispana, los exploradores lo mencionaron  como el “Gran Río de los Sauces”. Algunas tribus le decían «Cholehechel» (diario de JOSÉ F. DE AGUIRRE, en «Anales de la Biblioteca», tomo IV), donde señala que las dos orillas del rio son de tierra negra y feraz. Los puelches preferían llamarlo  “Leuvu-Cano”, algo así como «el río» por antonomasia.

Rosario de Santa Fe
Muchas ciudades han sido fundadas con solemnidad y normas protocolares y muchas han tomado su nombre de la voz autóctona con la que eran identificados los lugares donde estaban asentadas.  Ello no ha ocurrido con Rosario, que nació como el simple asentamiento de un colono ambicioso y visionario, que pronto fue acompañado por corajudos que se animaron a poblar esas peligrosas, pero prometedoras tierras de la patria.

Nacida en la margen derecha del río Paraná entre las dos fundaciones de Garay: Santa Fe y Buenos Aires, donde ya florecían otras poblaciones ribereñas con contactos formales por medio de la navegación: San Lorenzo, San Nicolás y San Pedro; a 275 kilómetros de Buenos Aires y a 145 de Santa Fe, comienza a existir en 1689, cuando  se instaló por allí el capitán LUIS ROMERO PINEDA, pero no para fundar un pueblo, sino para instalar su hacienda y su casa particular.

El lugar era de buena tierra, contaba con un puerto natural aceptable y  estaba regado generosamente por arroyos y arroyuelos, por lo que se lo llamaba “el pago de los arroyos». Eran campos frecuentados por distintas parcialidades indígenas, querandíes, biguás, chanás, timbúes, minuanes, corondas. mocoretás, todas ellas nómadas. Y hasta charrúas y puelches que en sus extensas andanzas, llegaron hasta la zona.

Luego de PINEDA otros ganaderos se instalaron en el lugar y las estancias fueron aumentando en número y más pobladores llegaron.. En 1725, uno de ellos, el vecino SANTIAGO MONTENEGRO donó unos terrenos de su propiedad, para que se erigiera allí una Capilla donde poder orar. En 1750 había ya unos 60 habitantes y todos coincidieron en adoptar, como patrona del lugar,  a la Virgen  del Rosario, cuya imagen se hallaba en la Capilla. El lugar fue creciendo poco a poco y en 1823, se lo eleva a la categoría de villa,  dándosele el nombre de “Villa del Rosario”, respetando la voluntad de sus pobladores.

A partir de 1852, la apertura del tráfico fluvial, dispuesta luego de la caída de JUAN MANUEL DE ROSAS, provocó que la villa comenzara a crecer vertiginosamente. En 1864 se habilita el tramo ferroviario Rosario-Córdoba y su puerto a adquiere  una gran importancia para el tráfico comercial y ya, sin que nada pueda detener su desarrollo, se encumbró como la segunda ciudad en importancia de la República.

Pero algo faltaba aún. Los rosarinos no podían festejar su nacimiento como tales, porque no había fecha cierta que marcara el comienzo de su existencia. Y para que nada les faltara, por medio de una ordenanza del gobierno provincial emitida el 21 de mayo de 1925, tomando como fecha de nacimiento del poblado que la originó, aquella que recuerda la inauguración de la Capilla, determinó que el 4 de octubre de 1725. Será reconocido como la fecha oficial de la fundación de la Ciudad de Rosario.

Sampacho
Es el nombre de la Estación del Ferrocarril que fue denominado «andino» en la época de su tendido, un siglo atrás y que corre entre Río Cuarto y San Luis. Allá por el año 1837,  se levantó allí un Fortín para tratar de contener  los malones que la indiada lanzaba contra la floreciente población cordobesa y se le llamó «Sampacho» en razón de que por ahí se eleva el cerro de este nombre.

Los comechingones en su idioma debieron llamarlo seguramente, Schankkakukk”, bien difícil de pronunciar en nuestra habla y que significa “molido, triturado, desparejo, desigual», aludiendo sin duda a las características de las tierras de ese lugar y con correr del tiempo, el uso el vocablo pasó a ser «Sampacho». Dícese que por aquellos territorios hubo un famoso cacique con este nombre que llevaba el terror a las poblaciones allí instaladas.

San Andrés de Giles
A mediados del siglo XVIII ya se aludía a la cañada de Giles, que cuando se excedía en aguas, por las lluvias, las volcaba al río Areco, en el Norte de lo que hoy es la provincia de Buenos Aires. Las tierras aledañas pertenecieron a don SEBASTIÁN DE GILES, quien las tuvo por merced a mediados del siglo XVII y pasaron al capitán PEDRO DE GILES Y SAAVEDRA y luego, parte de ellas, a don JUAN FRANCISCO DE SUERO, quien en 1793 construyó una Capilla que puso bajo la advocación de San Andrés. En el año 1826 comenzaron a levantarse algunas viviendas en los alrededores y en 1831 se designó parroquia a lo que ya era un pequeño pueblo, para crearse el Partido al año siguiente.

San Carlos de Bariloche
También conocida simplemente como “Bariloche”, es una ciudad ubicada en la provincia de Río Negro, famosa en el mundo por las excepcionales pistas de esquí  que ofrece a los aficionados a ese deporte. Su nombre está compuesto por dos partes y cada una de ellas, tiene un origen diferente: «Bariloche» deriva de la palabra mapuche “vuriloche”, que significa «gente de atrás de la montaña», dado que así era como los mapuches del oeste de la Cordillera de los Andes, llamaban a los que vivían de este lado.

Por otro lado, «San Carlos» surgió a partir de un error en una carta enviada por el Sr. ENRIQUE PATERSON NEIL, pionero ingles en la zona del lago Nahuel Huapi a don CARLOS WIEDERHOLD, comerciante chileno de origen alemán que se había instalado en el centro de lo que hoy es la ciudad. En esa carta, enviada en 1895, el inglés confundió el tratamiento de ”Don” por el apócope “San”, y así lo escribió en el sobre a su amigo: “San Carlos Wiederhold de Bariloche, quedando de tal forma, establecido el nombre de esa ciudad sureña.

Santos  Lugares
Paraje, que conforma el actual partido de San .Martín, junto al deslinde con la Capital Federal, donde a fines del siglo XVIII existió un establecimiento de franciscanos misioneros que lo llamaron “Santos Lugares de Jerusalén». En un principio todo ese territorio dependía del Curato de San Isidro y en tiempos de JUAN MANUEL DE ROSAS, fue utilizado como campamento de sus milicias.

La gente continuó llamando al lugar «Santos Lugares», aunque muchos,  fieles seguidores de “Juan Manuel”, comenzaron a llamarlo «Santos Lugares de Rosas», a pesar de que los más viejos preferían Las Crujías», como antiguamente se lo había conocido. Fue necesario esperar cuatro años para darle oficialmente de  “Santo Lugares”(sin “de Rosas”), para evitar resentimientos en una población fuertemente identificada con  el caudillo federal.

No confundir con el “Santos Lugares que es una localidad del sudeste del Partido de Tres de Febrero de la provincia de Buenos Aires, que fue llamado así, porque según dice la tradición oral, se encontraron restos humanos (posiblemente de los caídos durante la batalla de Caseros), cuando se iniciaron las excavaciones para construír las casas de los primeros pobladores del lugar.

Tafí
Nombre que proviene del aymará  «lugar donde sopla ei viento frío»; usado en la zona oeste de la provincia de Tucumán para designar a un depar­tamento, su capital, que se destacó por los negocios de materiales ferroviarios, un río y el valle que atraviesa y por último, a un lugar que a mediados del siglo XX despertó un gran interés entre los arqueólogos argentinos por ser la cuna de una importante cultura india prehistórica que influyó en el desarrollo de la región noroeste argentina antes de la conquista española

Desde principios del siglo XIX, se sabía que en Tafí del Valle, una zona deshabitada a unos mil novecientos metros,  sobre el nivel del mar, había grandes monolitos y muchos de éstos tenían grabados. Investigaciones recientes han proporcionado más información acerca de esta cultura india que, al parecer, llegó al noroeste de la Argentina antes del siglo V d.C. y pertenecía a la civilización preincaica de Tiahuanaco, en la región de los Andes Centrales.

Se cree que estos indios practicaban una agricultura avanzada y que poseían algún tipo de organización política o social para haber podido construir andenes, terrazas y otras clases de obras para el cultivo: también hacían utensilios de cerámica y eran bastante hábiles para trabajar los metales; criaban llamas; las casas eran de piedra y colocadas en círculo y se agrupaban en tribus, aunque hay pocos indicios de que hayan llevado una vida característica de pueblo. Los arqueólogos argentinos buscan aún establecer una relación entre esta cultura temprana y las que más tarde poblaron Tucumán.

Tambo
Originariamente no tenía nada que ver con las vacas. Es una voz de origen quichua “(tán- pu”) que era como los incas llamaban a sus campamentos o, a los lugares  donde se asentaba el ejército del imperio (1) o se guardaban las cosechas. Luego pasó a ser posada, hospedería, la posta que servía de alto en un viaje, donde se descansaba y reponía fuerzas para seguir adelante.

La expresión quedó en nuestro idioma y así persiste en la zona de influencia inca, donde hallamos “Tambo Nuevo” (Partido de Pergamino, provincia de Buenos Airesa), “Tamberías”, (en Calingasta, provincia de San Juan),  “Tambito”, “Tambíllos” (provincias de Jujuy y La Rioja), entre otros. La voz pasó luego, sin saberse  cómo ni porqué,  a “lugar para ordeñar vacas” “Tambo” como asentamiento aborigen, en 1866 pasó a ser “Villa Maipú” y en 1917, cambió su nombre por el de General Sarmiento, por lo que su topónico histórico,

Tolombón
Al sur de Salta, por Cafayate, en el camino que siguió la expansión inca rumbo al sur por los valles calchaquíes, tenemos una localidad que se llama “Tolombón”, topónimo que hace suponer una alteración de la expresión quichua “Tolan – punas”, que tiene, según VICENTE FIDEL LÓPEZ, el sentido de «campo de túmulos», o de pirámides. También hubo un pueblo de aborígenes de la etnia diaguita, llamado “Tolombón”

Tucumán
Provincia del noroeste argentino cuyo nombre muy probablemente derive de de la voz diaguita  “tuku-nao” , donde tuku es “el que brilla” o “portador de de fuego” y “nao” es pueblo, completando así la expresión con la que nombraban a estos territorios:  “pueblo de los tucu”, eran para ellos, pues allí era donde abundaban unos pequeño coleóptero (Pyrophorus), que poseen luminiscencia.

Hoy los tucumanos llaman tucus a estos  insectos, que también son conocidos como “bichitos del luz” o “luciérnagas” en otras regiones del país. Otros lingüistas sostienen que la voz guaraní no era “tuku-nao”, sino “tuku-mapan”, lo cual no invalida la realidad que se le asigna como precedente del nombre de la provincia  de Tucumán.

Urre Lauquen
Laguna de la provincia de La Pampa, a la que llega y mantiene el río Salado o Chadilao (Chileufú) después de recorrer gran parte de la provincia y servir de límite a las de Mendoza y San Luis. En las distintas referencias escritas y cartográficas la denominación ha sido asentada con algunas variaciones pero todas coinciden en que, de una manera u otra, fuera urre, erre, curre, curra, etcétera, la expresión significa en el habla mapuche o pampa «sabor o gusto amargo», que así lo tienen las aguas de la laguna por sus fundamentos salitrosos. Sabido es que “lauquen” equivale a «laguna».

En dos de sus libros, ESTANISLAO ZEBALLOS prefiere para el topónimo,  la versión que lo llama  “lago de las brumas”,  o de las nieblas, o de las emanaciones», que en mapuche se dice “trukur”.

Ushuaia
Capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atántico Sur, es la más austral del territorio argentino. Su nombre proviene del idioma yamaná, etnia nativa de esos territorios que llamaba a estos territorio “ush-waia” (bahía profunda o bahía que penetra hacia el poniente), donde ”ush” significa al fondo y “waia”, bahía o caleta.

Valles Calchaquies
Girón de historia patria, ruta  obligada en el ir y venir de invasores y defensores de su tierra. Los valles qué otrora fueran escenario de intensa vida indígena,  debieron testimoniar las realidades de una lucha feroz  que a los españoles les hizo muy difícil la conquista, ya que hasta debieron trasplantar pueblo enteros, como en el caso de los Quilmes y los Hualfines, a cientos de kilómetros de su lares nativos.

De ellos, quedaron no obstante, las muestras de su labor: construcciones en ruinas, terrazas de cultivos que expresan lo importante del desarrollo agrícola que había alcanzado  y que el conquistador no supo valorar ni continuar. Dejaron también testimonios de su lengua, sus topónimos, que perduran hasta hoy a lo largo de los valles y entre ellos,  la propia mención de su etnia ya que calchaquí, según algunos lingüistas, deriva de “Callchay- ki”, voz quichua que alude a sementeras, a cosechas, a esa actividad que  aquella gente había sabido llevar a tan alto grado de perfección.

Según otros investigadores, “calchaquíes” es  la denominación que corresponde al individuo de raza diaguita que  se alzó contra la dominación española.  En el idioma kakano significa muy valiente, rebelde. Por extensión se dio en llamar “Calchaquíes”  a todas las tribus que poblaban los valles y las montañas desde Jujuy hasta La Rioja y la expresión quedó en la geografía.

Venado Tuerto
Para establecer un campamento de avanzada que le permitiera contener los ataques que los aborígenes, al mando del cacique MELINK llevaban contra poblaciones del sur santafesino, el gobierno avanzó con sus fuerzas hasta donde éste se asentaba frecuentemente con sus guerreros, lugar que era conocido como “Melink-hué” (lugar de Melink” en nuestro idioma). Acotemos que este bravo cacique a su vez, había adoptado por nombre, el que tenía una zona conocida como “Melinco” (“cuatro aguadas”,  o “cuatro lagunas» en nuestro idioma). Con el tiempo y el uso, “Melin-co-hué”  pasó a ser “Melincué”.

Allí se instaló un Foríin de avanzada contra los indígenas y dice la tradición que en sus primeros años de existencia, que fue por 1777, los soldados lograron cazar y domesticar un venado guacho que era tuerto y que recorría las inmediaciones en busca de alimento, pero que invariablemente volvía al campamento y se acercaba a los soldados en busca de caricias.

Volcán Lanín
Es un estratovolcán considerado activo, una de las cumbres más altas de la Patagonia. Está ubicado en las cercanías de la ciudad de Junín de los Andes, en el límite entre Argentina y Chile, cuyas tres cuartas partes están en territorio argentino.  En lengua mapudungun (araucana o mapuche) es el “Pillañzegüñ”, que traducido a nuestro idioma puede querer decir «nos hundimos», o “la roca muerta”

Referencias: Este material ha sido elaborado consultando numerosas constancias periodísticas que por ser de ediciones muy antiguas, su estado no permitió que sean reproducidas fidedignamente, y sólo hemos podido realizar cuidadosas recomposiciones, contando además con información extraída de “Toponimia patagónica de etimología araucana”, Juan Domingo Perón, 1975. “Voces de nuestra tierra”, Alfredo R. Burnet Merlín, 1977; Wikipedia (varias), “Explorando Tierra del Fuego”. María Laura Borla y Marisol Vereda, Editorial Utopías, Buenos Aires, 2001; “Glosario de voces indígenas y modismos locales”, Martiniano Leguizamón, 1896.

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