PERICO LIGERO

En el noroeste de la República Argentina, se llama «perico ligero», irónicamente por supuesto, a los «perezosos».

Demostrando una vez más que algunos nombres regionales, suelen ser excelente índice para medir la capacidad para la ironía y el oportunismo del pueblo que los crea, esta vez el ingenio popular rebautizó al «perezoso», ese mamífero plantígrado que vive casi toda su vida, aferrado a un árbol con sus fuertes garras y que se desplaza con desesperante lentitud.

El perezoso es un animalito de tamaño mediano, de más o menos cincuenta centímetros de longitud, por veinticinco de altura, cuyo cuero gozaba de gran favor para la confección de esa pieza del recado criollo, llamada  “sobrepellón”.

Vive, come y duerme en los árboles y por tal razón sus cuatro extremidades están armadas con poderosas uñas que le permiten aferrarse firmemente a la corteza de los árboles, para colgarse de alguna de sus ramas, donde permanece largas horas inmóvil.

Esta actitud es la que le ha valido también que se lo llame “perezoso” (“aí-aí” es también la voz onomatopéyica con que se lo nombra en otras regiones) y “Perico ligero”, por la torpeza y lentitud de sus movimientos cuando en contadas ocasiones está en tierra, dificultado su andar por el tamaño y la ubicación de sus uñas, aptas para trepar pero no para caminar.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *