BAGUAL

Bagual es uno de los términos más antiguos de los utilizados por la gente de campo en la República Argentina.  Se usó en su origen y por más de dos siglos, para designar a los animales salvajes que poblaban las llanuras rioplatenses. Nacidos en libertad y dueños absolutos de las llanuras, eran muy ariscos y huían del hombre. Se los capturaba sólo con el lazo o las boleadoras y se los definía como “chúcaro” o “cimarrón”.

Estos animales, reproducidos en cantidades fabulosas, tenían sus ancestros en los caballos abandonados en 1541, cuando IRALA dispuso el despoblamiento de Buenos Aires, ciudad fundada por PEDRO DE MENDOZA  en 1536.

Hay quienes afirman que “bagual” es voz araucana, pero parece que no es así, porque en el idioma de éstos, al caballo salvaje, se lo llamaba “cai-tá”.

El verdadero origen del término, se conserva en documentos históricos, donde se afirma que, cuando JUAN DE GARAY refundó Buenos Aires en 1580, hizo el repartimiento de tierras e incluyó en la encomienda del poblador CRISTÓBAL ALTAMIRANO (1) a un aborigen llamado “Bagual”, cacique o jefe en sus épocas de libertad, que conservó, a pesar de ser ahora un esclavo del hombre blanco, la altivez propia de su raza y un odio profundo y natural hacia los hombres  que lo habían sojuzgado.

En 1604 acaudilló un levantamiento contra los españoles y sufrió un cruel castigo que no lo doblegó, sino que fue estímulo para que insistiera en su actitud de rebeldía, hasta que fue ahorcado. “Bagual”, quedó así como sinónimo de indómito, de rebelde y luego, el término se aplicó a los caballos salvajes, cuya fiereza y rebeldía eran semejantes a las de aquel bravo cacique, que prefirió la muerte a la esclavitud.

Desaparecido el ganado cimarrón, el vocablo «bagual» se usó y aún se usa, para designar a los potros (caballo sin domar), y más que nada al animal, que sometido al proceso de amansamiento, tarda en perder o no pierde nunca, sus condiciones de arisco y chúcaro.

Por extensión, se llama también “bagual” al individuo torpe, grosero, ignorante, es decir, el que carece de disposición  para su mejoramiento personal o para la realización de las tareas que se le encomiendan (1) Encomienda se llamaba a un prebenda que se le otorgaba a ciertas personas de jerarquía, durante la conquista de América por parte de los españoles en el siglo XVI, que consistía en poner bajo su custodia y responsabilidad, una cierta cantidad nativos, para que en calidad de esclavos, sirvieran a los intereses de los «encomenderos» (ver Vocabulario criollo abreviado).

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