LA MASONERÍA EN LA ARGENTINA (11/12/1857)

Según trascendidos, los británicos, durante su permanencia en Buenos Aires, luego de invadir la ciudad en 1806, fueron quienes organizaron la primera logia masónica que tuvo actividad en los territorios del virreinato del Río de la Plata.

En efecto, el 14 de julio de 1806 fundaron la logia masónica “Estrella del Sud”, situada en la calle San Carlos (hoy Alsina) y la Logia «Hijos de Hiram”, establecida en la calle San Cosme y Damián (actualmente Bernardo de Irigoyen).

Poco más de medio siglo después, el 11 de diciembre de 1857, (aunque algunos autores estiman que fue el 1º de setiembre de 1859)  ´fue fundada con gran secreto, la Masonería en la Argentina, una institución que a partir de entonces, protagonizó una larga y compleja historia en la que supo sumar enemigos acérrimos y defensores a ultranza.

La “francmasonería” o “masonería” es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, secreto, selectivo, jerárquico, internacional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de fraternidad.

Afirma tener como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana, de las ciencias y de las artes y el fomento del desarrollo social y moral del ser humano, orientándolo hacia su evolución personal, además del progreso social, y ejemplifica sus enseñanzas, con símbolos y alegorías tradicionales, tomadas de la albañilería, o más específicamente, del “Arte real de la Construcción”.

Los orígenes de la asociación son antiguos y oscuros. Algunos historiadores afirman que sus comienzos se remontan a los mismísimos tiempos de Adán; otros los ubican en la época del rey Salomón, en los años en que las Cruzadas intentaban reconquistar Tierra Santa o en el esplendoroso Egipto de los faraones.

Pero la mayoría coincide en que la masonería tuvo sus orígenes en los gremios de arquitectos y albañiles que durante la Edad Media construyeron las grandes catedrales góticas y se juramentaron para guardar los secretos de su oficio.

Es por eso que los símbolos de la sociedad son las herramientas de los albañiles: la plomada, el nivel, la escuadra y el compás, aunque la escuadra (símbolo de la virtud) y el compás (símbolo de los límites con los que debe mantenerse cualquier masón respecto a los demás) son quizá los dos símbolos masónicos más conocidos junto con las letras «G» y «A», que representan al  “Gran Arquitecto del Universo”, concepto utilizado sobre todo en el rito escocés.

Muchos estudios coinciden en que la masonería moderna (o especulativa), aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, y ha sido descrita a menudo como “un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos”.

Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.

Los grupos o logias dispersos se unieron en el siglo XVIII cuando TEÓFILO DE DESAGULLERE, profesor de Oxford y predicador anglicano de la corte inglesa, reunió las siete logias dispersas de Inglaterra y fundó la Gran Logia Unida. En ese momento nació la Masonería moderna.

La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en las logias de hombres, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la “regularidad masónica”.

La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.

Una de las creencias que une a los miembros de las logias es la figura del Gran Arquitecto del Universo, especie de ser supremo que simboliza al creador.

Como todos los datos que rodean a la sociedad, la fecha y forma en que llegó al país es también fuente de confusión y polémica. Algunos afirman que vino de Inglaterra pero hay quienes sostienen que fue traída por los españoles aproximadamente en 1795.

Entre tantos datos dudosos, parece ser verdad que muchos argentinos ilustres fueron masones. Hubo escritores, artistas, militares, periodistas y hasta 14 presidentes entre los masones argentinos y entre tantos nombres se destacan los de  SAN MARTÍN, BELGRANO, SARMIENTO, YRIGOYEN y JOSÉ INGENIEROS.

La masonería y la Revolución de Mayo (copiado de una nota publicada en la revista “Siete Días”)
“Con curiosa persistencia, firmemente adherida a la leyenda de 1810, pero nimbada por el tradicional secreto que caracteriza sus acciones, las vagas referencias a la masonería y logias masónicas que surcan la historia de Mayo, fueron explicitadas a viva voz por el “soberano gran comendador” del “Supremo Consejo del Grado 33 de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones”, pomposo título que no oculta el médico ALBERTO MASSIOTTI (67 años años, sin hijos), quien expresó:

“Si los ideales emancipadores, sobre todo entre las clases cultas, los proveyeron las revoluciones americana y francesa y toda la literatura expandida por el mundo a raíz de ella, el elemento coadyuvante fue la organización francomasónica y los principios liberales, tanto filosóficos como políticos, que se expanden en el Rio de la Plata, con las logias que se instalan entre 1794 y 1797, coincidiendo su fundación, con la de las primeras asociaciones que agruparon a los patriotas».

Así, en 1800, iniciaba sus actividades la “Sociedad Patriótica Literaria y Económica”, cuyo Director era FRANCISCO DE CABELLO Y MESA.

Poco antes, un caballero portugués llamado JUAN DE SILVA CORDEIRO, fundaba una logia masónica bajo la advocación y título de “San Juan de Jerusalem de la Felicidad” de esta parte de América.

Otra agrupación masónica de importancia en los acontecimientos emancipadores, fue la “Logia Independencia”, creada en 1797.

La llamada “Sociedad de los Siete” (número de hermanos mínimo, para asegurar, de acuerdo al rito, el funcionamiento de una Logia), cuya labor se incrementa luego de las invasiones inglesas, posee decidida inspiración masónica y nuclea, junto con otras logias, nombres de patriotas, tales como Matias Irlgoyen, Juan José Castetli, Feliciano Chiclana, Agustín Donado, Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes, Manuel Belgrano y Luis Berutl. Luego de Mayo.

La importancia de la masonería siguió siendo preponderante con la aparición de San Martín y la fundación de la Logia Lautaro.

 A partir de aquí, transcribimos una nota firmada por el periodista, escritor y diplomático ALBINO GÓMEZ, publicada en la revista argentina “Noticias” el 18 de junio de 2011.

“La masonería es una institución iniciática, no religiosa, filantrópica, simbólica, filosófica y fundada en el Sentimiento de fraternidad. Se propone la búsqueda  de la verdad a través de la razón, el fomento del desarrollo intelectual y moral del individuo y social”.

“Hacia 1717 en Europa, la Masonería pasó de sus formas  operativas (arquitectos, constructores que levantaban catedrales y castillos, entre otras obras monumentales), a un estado filosófico o especulativo  como se la conoce hoy en todo el mundo.

En esta nueva etapa,  tomó como sus símbolos los elementos de esos oficios fundacionales,  entre ellos el nivel, la plomada, la piedra, la escuadra y el compás. La construcción ya no es externa (concretada en grandes edificios), sino que es interna; solo inherente a cada persona en pos de su mejoramiento espiritual y desde allí, hacia toda la sociedad.

Cada aprendiz masón talla  su propia “piedra bruta” interior hasta llegar a la piedra cúbica, momento en que encastra perfectamente en la construcción colectiva”.

«En la Edad Media, los constructores y los albañiles se denominaban «masones» (de maçon, en francés). Se reunían en logias, pequeños galpones próximos a las obras en construcción donde, además, guardaban sus elemente de trabajo.

Dictaban sus propios reglamentos y normas de conducta; organizaban sus reuniones a través de un rito que fijaba el temario, el orden de circulación de la palabra de sus miembros y escalonaba el acceso a los conocimientos que, a su vez, habilitaba el ejercicio de las tareas dentro de la obra en construcción”. Durante su primera época operativa, sus actividades eran ocultas. Hoy, el secreto es mera tradición simbólica».

“Esas pequeñas logias o pequeñas entidades gremiales,  figuran en el “Código de Hammurabi”, rey de Babilonia, que dictó un código que es considerado como el primer cuerpo de leyes escritas de la historia y que sirvió de base al «Derecho Romano».

Sin embargo, en materia masónica, el primer código que ordenó esta actividad fue el de las “Constituciones de York”,  dictada por el rey ATHELSTAN  de Inglaterra, “el Glorioso”, quien gobernó los reinos sajones al sur del río Humber entre los años 924 y 939.  Este manuscrito fue reescrito de memoria después de  que se extravió su original.

Entonces se considera el original más antiguo, es la Carta de Boloña (1248), que  regula los usos, costumbres, justicia y administración  del gremio de los constructores. Posteriormente aparecieron como fuentes de regulación masónica, el Poema Regius (1390), el Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito de Estrasburgo (1459), los estatutos de Ratisbona (1459), de Shaw (1598), de Absolion (1668) y el de Sloane (1700).

En todos los casos, se trata de documentos referidos a la denominación  «masonería operativa», también conocidos “ constituciones  góticas”. Hacia 1630 se dieron documentos referidos a los rituales de la masonería escocesa. Sin embargo, el ritual masónico más antiguo, es el denominado Compagnonnage de 1655.

La historia presenta debates al interior de la Masonería, en especial, por la admisión de las mujeres y por las creencias religiosas; otros temas corresponden al momento inicial de la Masonería.

Algunos se remontan al ar­quitecto que construyó el Templo de Salomón en Jerusalem (Hiram Abif),  otros otorgan la calidad fundacional a figuras bíblicas, entre ellas Tubalcaín, Moisés, Noé y retroceden, inclusive hasta el propio Adán. Con todo, la controversia histórica parece centrada entre los constructores de las pirámides egipcias, los  Collegia Fabrorum romanos, la Orden de los Templarios, los Rosacruces y los pensadores del Renacimiento

Fue en el siglo XVII cuando algunas logias de masones operativos,  aceptaron recibir a personas que no desarrollaban las actividades de los constructores. Se los consideraba «masones aceptados» y eran en general,  estudiosos de la antigüedad, el hermetismo (por Hermes Trimigesto) y las ciencias que pudieran corroborarse en los hechos.

Nació así el libre pensamiento y la especulación filosófica, especialmente en Escocia, desde donde se extiende a Inglaterra e Irlanda.

Las logias londinenses, denominadas respectivamente  “La Corona», «El Ganso y “La Parrilla»,  «El Manzano”, “El  Racimo» y «La Jarra»,  (estas tres últimas llamadas así por las tabernas donde realizaban sus encuentros),  celebraron una reunión conjunta el 24 de junio de 1717 y decidieron la creación de una institución a la que llamaron «Gran Logia de Londres y de Westminster» y designaron a ANTHONY SAYERY, como su  primer Gran Maestre.

La nueva entidad estaba compuesta por miembros de  la Royal Society, próximos a ISAAC NEWTON. En 1723 se dio una Constitución que fue preparada por  JEAN THEÓPHILE DESAGULLERS y JAMES ANDERSON, ambos pastores protestantes. Este último fue el compilador  y por eso se conocen como “Cosnstituciones de Anderson”, que fundamentalmente subrayan condiciones masónicas:  la tolerancia y la consecuente aceptación de hombres de diferentes razas, opiniones y creencias.

La Masonería especulativa constituyó luego la «¨Gran Logia de Irlanda» (1725), la  «Gran Logia de Francia”  (hacia 1730), la «Gran Logia Provincial de Pennsylva (1731), la «Gran Logia Provincial de Massachussets (1733), y la «Gran Logia de Escocia» (1736).

Con el paso del tiempo, la Masonería universal reconoce dos vertientes. Una es la considerada «regular», que  responde a la “Gran Logia Unida de Inglaterra” que incluye a las Logias y Grandes Logias de las Islas Británicas, Estados Unidos, los países de la Commonwealth, América Latina y países de Europa que reconocen como antecede común,  a las Constituciones de Anderson, la creencia en Dios o en un Ser Supremo (el “Gran Arquitecto del Universo”,  a quien cada masón le atribuye los contenidos que  desea en su fuero íntimo).

Los integrantes de la corriente «regular»,  son varones que juran sobre el «Volumen de la Ley Sagrada», que puede ser la Biblia u otro libro o símbolo de lo trascendente, asentando sobre él, la Escuadra y el Compás.  En estas logias no se permiten las  discusiones sobre política partidaria  ni religión.

La otra vertiente es la “liberal” o “dogmática”,  basada en el “Gran Oriente de Francia”  (que incluye logias de África francófona y algunos países de Europa y América Latina y preferentemente, las Obediencias femeninas y mixtas).

Reconoce la absoluta libertad de conciencia e incluye a creyentes y ateos. Practican los juramentos sobre el “Libro de las Constituciones de la Orden” o sobre el “Volumen de la Ley Sagrada”,  sobre los que se asientan la Escuadra y el Compás. La “corriente liberal” admite el debate de ideas, incluso sobre política y religión y también la participación social.

En todos los casos, la Masonería especulativa reconoce los grados de aprendiz, compañero y maestro que a su vez, representan los tres grandes ciclos del desarrollo personal. En algunas órdenes masónicas se otorgan otros grados numéricos,  que se consideran complementarios al grado de maestro.

Secreto y secretismo. En la época operativa, las actividades masónicas se mantenían en secreto para protección de sus miembros. En la actual etapa simbólica, el secreto solo tiene que ver con el reconocimiento entre masones a través de las denominadas  “palabras de pase” y los “toques” durante el saludo que sólo se transmiten en el interior de la institución. Como deformación del secreto, aparece el “secretismo”,  que es la extensión indebida de los referidos recaudos.

Mujeres en la Masonería. «Al comienzo de la masonería especulativa, las mujeres no estaban emancipadas y ese fue el motivo por el cual no fueron incluidas en las “Constituciones de Anderson  (1723).

Sin embargo, en la “Guía Inglesa” de los carpinteros de Norwich (1375), a la que pertenecían los albañiles de York, se mencionaba a sus integrantes como “hermanos” y “hermanas”.

Otro tanto ocurrió con los constructores de catedrales, entre ellos SABINE DE PIERREFONDAS, hija de HERVÉ DE PIERREFONDS, el principal constructor de la Catedral de Estrasburgo, que además esculpió  algunas de las estatuas de Notre Dame de París; fue maestro de obra y consecuentemente formó numerosos aprendices.

En un Acta de los archivos de la “Logia de York” N° 236, integrante de la antigua Gran Logia  de toda Inglaterra, un manuscrito ritual de 1693 dice: “Uno de los antiguos toma el Libro, y aquel o aquella que del  ser hecho masón, posa las manos sobre el Libro y le son dadas las instrucciones”.

“El 10 de junio de 1774, el Gran Oriente de Francia,  tomó bajo su protección a logias formadas por mujeres tuteladas por los masones varones. El 11 de marzo de 1775, el marqués de Saisseval formó la Logia  “El Candor” cuya primera gran maestra fue la duquesa de BOURBON.

Más tarde ocuparon ese cargo  la princesa de  LAMBALLE (1780), la emperatriz JOSEFINA (1805), madame de VAUDEMONT (1807) y madame DE VILLETE (1809), amiga personal de Voltaire.

Hacia 1882, la logia «Los Librepensadores” inició a MARIE DERAISMES,  escritora y militante de los derechos de la mujer, quien fundó un año después, junto con el senador GEORGES MARTIN la «Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia -Le Droit Humain», Logia que daría origen a la “Orden Masónica Mixta Internacional El Derecho Humano”.

Posteriormente, esa Masonería denominada «de Adopción» se convirtió en masonería femenina hacia l945 y culminó en 1952 con la creación de la “Gran Logia Femenina de Francia”. Actualmente, las organizaciones masónicas masculinas consideran  «irregular» la presencia de mujeres en la institución, aunque ahora existen organizaciones masónicas mixtas o solamente femeninas”.

Rechazo de la masonería. «En nuestro tiempo todavía existen  prejuicios antimasónicos, más allá de que se trate exclusivamente de Obediencias exclusivamente masculinas o aquellas que alberguen a mujeres o que sean mixtas.

La principal objeción proviene de  la Iglesia Católica,  cuyos papas CLEMENTE XII y LEÓN XIII,  dictaron a ese respecto las encíclicas  «In Eminenti» y «Humanum Genus” respectivamente.

Otros pontífices  ratificaron esa posición, actitud  que llega hasta nuestros días: BENEDICTO XIV, con su encíclica  «Constitución Apostólica”; PÍO VII con su “Ecclesiam a Jesu Christo”; PÍO VIII con su “Carta Encíclica Traditi Humilitati”; GREGORIO XVI con su “Carta Encíclica Mirari Vos”; PÍO IX  con su “Carta Encíclica Qui Pluribus”; PÍO XI con su “Carta Encíclica Non Abbiamo Bisogno”.

PÍO XII   expresa su opinión en una carta que el 29 de mayo de 1958 le envía a Monseñor MONTINI. También el “Código de Derecho Canónico” publicado en 1917, promulgado bajo el pontificado de BENEDICTO XV, el Sínodo Romano de 1960 y el “Nuevo Código de Derecho Canónico” de 1983, reiteraron el rechazo de la Iglesia Católica a la Masonería”.

“En el mismo sentido se encuentra la posición del “Integrismo Islámico” desde el advenimiento al poder del Ayatollah Jomeini en Irán. El zar ALEJANDRO I de Rusia, los reyes CARLOS III, FELIPE V, FERNANDO VI y FERNANDO VII de España, los gobernantes PRIMO DE RIVERA, HITLER, FRANCO, OLIVEIRA SALAZAR, MUSSOLINI y en 1821 la Unión Soviética, prohibieron y persiguieron las actividades masónicas. Cuba, en cambio, no tomó idéntica medida, porque el Padre de la Patria de los cubanos, JOSÉ MARTÍ, era masón”.

La masonería en la Argentina. «En la República Argentina  los masones se organizan en talleres de ideas o logias, que se agrupan en una organización denominada “Gran Logia de Libres y Aceptados Masones” que tiene su sede en la calle Presidente. Perón (ex Cangallo) 1242 de la Capital Federal.

También se reúnen con organizaciones continentales, a los únicos fines del intercambio y la fraternidad, pero en ningún caso reconocen otra autoridad que la de sus propios países. Todas las ceremonias masónicas están presididas por la bandera nacional”.

En una muy breve recorrida podemos recordar que 14 ciudadanos que ocuparon la Presidencia de la República, fueron masones.

Siete de los políticos y dirigentes que fueron Vicepresidentes de la Nación, aparte de otros ciudadanos que, en virtud de la ley de acefalía, ocuparon transitoria o circunstancialmente la vicepresidencia o ejercieron la primera magistratura, también lo fueron. Como lo fueron 12 famosos escritores, diez influyentes periodistas, veinte historiadores, 31 hombres de armas y más de 60 figuras de menor figuración pero no por eso menos apreciadas: hombres de teatro, y. por supuesto, artistas plásticos

“Hemos recordado para hacer este breve comentario, a aquellos que tuvieron destacada actuación en el seno de la “Gran Logia de la Argentina” durante los siglos XVIII al XX y a quienes forjaron la libertad y grandeza del país en los diversos órdenes de las ciencias, la enseñanza, las letras, las artes, el periodismo, las profesiones liberales, las fuerzas armadas, las actividades políticas, etc.

Ex profeso no incluimos eclesiásticos, que los hubo y los hay, omisión que se debe al deseo de evitar que su memoria, tan querida para los masones, sean ellos, obispos o simples miembros del clero regular o secular, se vea librada de críticas fundadas en la irracionalidad del fanatismo.

Claro está que en cambio podemos incluir los nombres de sacerdotes que en forma pública rompieron sus vínculos con la Iglesia Católica Romana, como JULIÁN S. DE AGÜERO, el doctor EMILIO CASTRO BOEDO, el doctor CELESTINO LOGIA PERA, o el doctor JOSÉ E. LABBE. Por supuesto, en su momento la Iglesia tomó las medidas que creyó convenientes y ellos supieron asumir su propia defensa en forma brillante”.

“No está de más recordar a la “Comisión Masónica” de ayuda a las víctimas del cólera que azotó a Buenos Aires y otras ciudades. Posteriormente se creó la de ayuda a las víctimas de la fiebre amarilla, durante la espantosa epidemia de ese flagelo, que asoló a Buenos Aires en 1871, presidiendo el cuerpo médico el doctor JUAN JOSÉ MONTES DE OCA.

Esta última comisión, que se transformaría en la famosa “Comisión Popular de Lucha contra la Fiebre Amarilla”, fue presidida, con celo infatigable por el doctor JOSÉ ROQUE PÉREZ, el primer gran maestre de esta Gran Logia, quien, junto con muchos otros hermanos, como ARGERICH, PEREYRA LUCENA. KEIL, GUILLERMO ZAPIOLA. MARTINEZ DE HOZ, perdieron la vida en el noble desempeño de su humanitario deber, voluntariamente asumido.

También fueron miembros de esta Gran Logia, quienes acudieron en ayuda de las víctimas del terremoto de Mendoza en 1874. Y en 1880, cuando hizo crisis en un movimiento armado, el conflicto cuyo epilogo fue el establecimiento de la ciudad de Buenos Aires como capital de la República, un “Cuerpo Masónico de Ayuda a los Heridos”, tuvo destacada actuación, y fue el germen fecundo, entre nosotros, de esa emérita institución que es la Cruz Roja Argentina”.

“Fueron también masones  quienes promovieron la discusión y la aprobación de la Ley de Registro Civil y de Matrimonio Civil, e hicieron  posible la sanción  de esa sabia Ley 1420 de Educación Común, estableciendo la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica, eficaz instrumento civilizador, e imprescindible antecedente de la “Ley Avellaneda”,  sobre enseñanza universitaria, que tanto ha contribuido a nuestro progreso cultural y social.

Larga es la lista de eventos que con la participación de miembros de la masonería argentina, lograron su consagración, baste recordar que propiciaron la inclusión del divorcio absoluto en la legislación argentina; y propugnaron siempre la equiparación de derechos entre la mujer y el hombre”.

“En todas partes donde haya habido en la República,  masones agrupados en logias, surgieron instituciones progresistas, centros culturales, bibliotecas y asociaciones filantrópicas, como testimonio de su celo y actividad.

Las primeras bibliotecas populares, la primera Comisión Municipal que existió en la ciudad de Buenos Aires, germen de su actual gobierno comunal, la primera escuela de artes y oficios que : se organizara en el país, la “Sociedad Tipográfica Bonaerense”,  la “Sociedad Farmacéutica y Bioquímica Argentina”, el “Colegio de Escribanos”, la “Sociedad Geográfica Argentina”, “la Sociedad Amigos de la Astronomía” y la “Sociedad Rural Argentina”, son algunas de ellas”.

“También su participación influyó decididamente en el nacimiento de la “Sociedad Científica Argentina”, la “Primera Academia de Medicina”, el “Circulo Medico Argentino”, el “Instituto Geográfico Argentino”, el “Centro Naval”, el “Círculo Militar”, “La Fraternidad” (ferroviaria), “La Fraternidad” de Concepción del Uruguay, la “Sociedad Protectora de Animales”. la “Unión Industrial Argentina”, el “Circulo de la Prensa”, el “Ateneo Iberoamericano” de Buenos Aires, el “Asilo de Mendigos”, el “Asilo de Sor­domudos”, el “Hospital Durand”, el “Hospital de Niños” y todos los hospitales de colectividades extranjeras que hoy brindan sus servicios no solo a esas colectividades, sino también a gran parte de la población”.

“Los integrantes de la actual “Gran Logia en la Argentina” consideran que sus predecesores sirvieron al país decorosamente y con absoluta lealtad, por lo cual lucen sin vana jactancia ni exagerada ostentación, este pasado que acabamos de mostrar fragmentaria y muy brevemente.

Pero que da pruebas de su patriotismo y amor a la humanidad, de su devoción por todo lo que atañe al hombre, a sus necesidades y derechos, a su vocación altruista, filantrópica y progresista, para servir al país, pasado que  también los compromete a perseverar en la labor, siempre inconclusa, del francmasón, inspirándolos para ello, el honroso ejemplo de quienes los precedieron, siguiendo siempre su trayectoria hacia el logro de nobles y elevados ideales” (ver Las Sociedades Secretas en el Río de la Plata).

Fuentes. «San Martín y la Logia Lautaro». Ricardo Piccirilli, Ed. Ministerio de Educación y Justicia, Buenos Aires, 1958; «Historia Argentina”, Ediciones Océano, Barcelona, España, 1982; «Diccionario Histórico Argentino”. Ione S. Wright y Lisa M. Nekhom. Emecé Editores, Brasil 1994 “Historia Argentina”. José María Rosa, Editorial Oriente S.A., Buenos Aires, 1981; “Historia de la Argentina”. Ernesto Palacio, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires, 1868; «La masonería abre sus puertas». Gran Logia de España, Editorial Atanor, España, 2012; «Masones y sociedades secretas». Felipe Santiago del Solar; “Historia Argentina”. A. Haber, Ed. Cesarini Hnos, Buenos Aires, 1952; Historia del País de los Argentinos”. Fermín Chávez, Ed., Theoría, Buenos Aires, 1983; Historia Argentina”. Francisco Arriola, Ed. Stella, Buenos Aires, 1954; “Crónica Argentina”. Editorial Codex S.A., Buenos Aires, 1979.

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