VIÑEDOS EN LA ARGENTINA (1557)

Los exuberantes viñedos argentinos no tienen su origen en plantaciones autóctonas. Cualquiera sea la evidencia de la existencia de viñedos indígenas en el área ahora incluida en el territorio de la República la Argentina, no se ajusta a la verdad, porque los estudios históricos y la Arqueología, han demostrado que las extensas viñas del país, se desarrollaron de vides traídas a través de los Andes desde Chile en donde eran cultivadas ampliamente desde 1551.

HERNÁN MEJÍA MIRAVAL trajo las primeras cepas a Santiago del Estero en 1557 y otras fueron introducidas poco después, en 1561 en Mendoza y en 1562 en San Juan. Ese mismo año, los jesuitas las trajeron a La Rioja y Catamarca.

Durante esta época, el gobierno español fomentaba el establecimiento de viñas en los nuevos poblados, ya que consideraba la producción del vino, vinagre, agraz (zumo de la fruta verde que se utilizaba para cocinar en esa época), jarabe y uvas eran esenciales para la supervivencia.

Algunas vides también fueron traídas a la región del Río de la Plata desde Brasil, pero se desarrollaron mejor en el oeste. En los irrigados desiertos de Cuyo, los viñedos se convirtieron en la base de una floreciente economía y en el centro de la vida de la comunidad y esto no se modificó desde entonces.

En 1754, MARTÍN JOSÉ DE ALTOLAGUIRRE planta las que serán las primeras vides que se vieron en Buenos Aires.

En el siglo XIX, las vides europeas fueron importadas para satisfacer las nuevas demandas del mercado suplementando o reemplazando la variedad criolla.

En Mendoza, por ejemplo, alrededor de 1885, un tal REINOUD introdujo la Malbec, Cabemet, Barbera, Freisa, Grenache, Anamom, Mourdevre y otras en lo que sería la gran Trapiche (véase Tiburcio Benegas), una de las viñas más importantes de esa región hasta que fue subdividida en la década de 1960.

En el siglo XX, el nuevo énfasis en el valor vitamínico y nutritivo de la fruta fresca y el desarrollo de las nuevas técnicas de mercado para comerciarlas, dio importancia a la producción comercial de la uva de mesa y se cultivaron extensas viñas en otras regiones, principalmente en Río Negro, en especial para las uvas de mesa (ver La vitivinicultura en la Argentina. Sus orígenes).

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