UN OBISPO BIEN FEDERAL (07/09/1837)

¡Viva la Federación !. Buenos Aires, Septiembre 7 de 1837; año 28 de la Libertad, 22 de la Independencia y 8º de la Confederación Argentina.  Asi encabezó el Obispo de Buenos Aires, MARIANO MEDRANO, evidentemente enrolado en las filas de JUAN MANUEL DE ROSAS, una nota impartiendo directivas al Cura Vicario de Santos Lugares de Rosas, a quien le expresa:

«Nada más justo será que el clero, conforme sus opiniones con las del Superior Gobierno. Cualquiera divergencia en esta parte podría ser ruinosa al Estado y perpetuar males que a todos nos serían sensibles y que una dilatada experiencia nos lo ha hecho sentir con dolor.».

«Es preciso, por lo tanto, que usted que está a la cabeza de esa feligresía, desde el púlpito y con su ejemplo, exhorte a sus feligreses a que lleven constantemente la divisa federal que tiene ordenada el Superior Gobierno y que tan necesaria es en las presentes circunstancias para fixar el sistema Federal, sin el que seríamos víctimas de las más negras pasiones y veríamos correr la sangre de nuestros mismos hermanos» (ver La divisa punzó).

«Extienda usted también sus alocuciones a todas las mujeres, sin exceptuar a los jóvenes de uno y otro sexo, haciéndoles presente, que llevando la divisa Federal hacen un servicio singular a la Patria, a sus familias y a sí mismos; pues que viviendo en quietud y tranquilidad, gozarán de sus trabajos y acabarán sus días, no en los campos y desiertos, sino en el regazo de los suyos y al lado de sus maridos y de sus hijos».

«Hágales usted entender igualmente, que los hombres deben llevar la divisa de color punzó al lado izquierdo sobre el corazón; y las mujeres, en la cabeza, al mismo lado; debiendo, también, advertirles , que en adelante procuren abolir una moda que han introducido los «lojistas unitarios» de hacer usar a los paisanos, la ropa almidonada con agua de añil. de modo que luego queda de un color que tira a celeste claro, lo que es una completa maldad de los unitarios impíos, en cuya moda han hecho entrar a los paisanos, que la siguen con la mayor inocencia y que es preciso advertirles para que la aborrezcan y nadie la siga».

«Pero si usted advirtiese que alguno o algunas de sus feligreses fueran indiferentes a sus exhortaciones, reconvéngales por dos o tres veces y si ni aun así cumpliesen con sus insinuaciones, hágales usted entender que, por último resultado de su inobservancia, se les prohibirá la entrada en la iglesia, para cuyo efecto se pondrá usted de acuerdo con el Juez de Paz de ese Departamento».

«Recuerdo a usted, por último, que no omita rezar después de las Oraciones, el Rosario, las buenas noches y en seguida los dos Padre Nuestro que tiene ordenado el superior Gobierno, por las almas de los señores Generales don Juan Facundo Quiroga y don Manuel Dorrego».

«Este acto de religión, será una prueba de la gratitud que toda la Provincia debe a estos señores y una memoria de los distinguidos servicios que prestaron a la Santa Causa Nacional de la Federación, hasta derramar su sangre y perder sus vidas por ella.

«Espero, por lo tanto, que usted, cuyos sentimientos patrióticos son bien notorios al Público, cumplirá con lo que ordenamos. Acusándonos recibo de esta, nuestra comunicación con la Celeridad que le permita la distancia en que se encuentra. Dios guarde a usted muchos años. Mariano, Obispo.

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