SE FUGAN DE LUJAN LOS PRISIONEROS INGLESES (10/02/1807)

Los ingleses que fueron tomados prisioneros luego de la Reconquista de Buenos Aires en 1806 fueron enviados al interior del virreinato y distribuídos para su custodia en diversos Fortines.

Marcharon entonces hacia la “Guardia del Salto”, “Rojas”, “San Antonio de Areco”, y la Villa de Luján, lugar éste último, donde fueron alojados los principales jefes de la invasión (General WILLIAM CARR BERESFORD, Coronel DENNIS PACK, Capitán ROBERT WILLIAM PATRICK, Mayor de Brigada ALEXANDER FORBES, Capitán ROBERT ARBUTHNOT, Teniente ALEXANDER MAC DONALD, Teniente EDUARD L’ESTRANGE y Cirujano SANTIAGO EVANS)

Cuando en 1807 se supo de un nuevo desembarco de los ingleses en Montevideo, el Cabildo de Buenos Aires dispuso alejarlos aún más de la ciudad, por motivos de seguridad  y enviarlos a Fortines ubicados en el Litoral, Misiones y en el Noroeste del virreinato.

 

Y fue entonces que el General BERESFORD  jefe de la expedición que invadió Buenos Aires el año anterior y el teniente coronel DENIS PACK, jefe del regimiento 71 de «Highlanders», aprovecharon este momento para escapar, a pesar del juramento que habían hecho de respetar su condición de prisioneros de guerra y de no volver a tomar las armas contra Buenos Aires ni fugarse.

Los hechos ocurridos en torno a este episodio no fueron muy claros. Beresford y Pack disfrutaban en Luján de un confinamiento que parecía más estar de vacaciones que presos. Eran visitados por los viajeros que pasaban por la villa y se los invitaba a comer en las casas de las familias más caracterizadas de la zona.

El alcalde MARTÍN DE ÁLZAGA, sospechando que se estaba tramando un complot por parte de algunos criollos demasiado vinculados a los ingleses, a mediados de febrero, había ordenado que ambos jefes fueran trasladados a Catamarca y cuando se estaba por hacer efectiva la orden, aparecieron en Luján, SATURNINO RODRÍGUEZ PEÑA y ANICETO PADILLA, quienes pidieron les fueran entregados los prisioneros para llevarlos allá.

Así se hizo y el grupo, ante testigos se dirigió hacia Catamarca, pero al perderse de vista, dieron la vuelta y retornaron a Buenos Aires sin ser vistos.

Según se supo luego, anduvieron una noche entera buscando un bote, hasta que finalmente el 20 de febrero, se embarcaron en una chalupa y se dirigieron hacia la Banda Oriental. La pequeña embarcación fue recogida por un navío de la flota británica y los fugitivos fueron llevados hacia Montevideo, donde se reunieron con sus camaradas que allí se hallaban.

La fuga de Beresford y Pack fue una dura lección para la buena fe de nuestras autoridades y una cruel realidad: No todos tenían las mismas ideas acerca del destino que le era mejor a nuestra Patria y algunos, felizmente unos pocos, no vacilaban en llegar a la traición para ayudar a quienes eran nuestros enemigos (ver Sublevación de presos en San Luis).

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