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PRIMERA FUNCIÓN DE CINE CON PÚBLICO EN BUENOS AIRES (18/07/1896)
La primera proyección pública de una película de largo metraje en Buenos Aires, se realizó en el Cine Teatro Odeón, el 18 de julio de 1896.
Ubicado en la actual calle Esmeralda, casi avenida Corrientes, el Odeón se vio colmado de público, entre los que se encontraban ENRIQUE LEPAGE (dueño de una empresa que se dedicaba a importar material fotográfico), MAX GLÜCKSMANN y el francés EUGENIO PY que trabajaban con él.
Habían transcurrido apenas siete meses desde aquel 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Lumière presentaron la primera exhibición cinematográfica, considerada la fecha de nacimiento del cine en el mundo.
Era un día terriblemente frío en Buenos Aires, sin embargo gran cantidad de público se hizo presente en el Teatro Odeón, donde debutaba una compañía de zarzuela cómica y en el entreacto se iba a proyectar unas películas («una novedosa maravilla de la técnica», decían los anuncios), filmadas por los hermanos Lumière.
El Teatro era propiedad de los empresarios españoles FRANCISCO PASTOR y EUSTAQUIO PELLICER y era este último el que oficiaba de operador proyeccionista. Las películas eran las mismas que habían filmado y estrenado los Lumière: una serie de documentales que reflejaban hechos de la vida cotidiana: “El Taller de Herrería”, “Niños en el jardín de las Tullerías”, “La salida de operarios de una Fábrica” y “Llegada de un tren a la estación”, entre otras.
Como había sucedido en las funciones de París, la escena de la llegada del tren provocó pánico entre los espectadores. La locomotora se aproximaba desde el horizonte e iba creciendo a medida que se acercaba a la estación. Parecía que el enorme monstruo terminaría saliendo de la pantalla para caer sobre el público. Un hombre que se encontraba en la tertulia alta sufrió tal impresión que se arrojó sobre la platea, por suerte solo le costó algunos golpes.
Al día siguiente todos los diarios de Buenos Aires comentaban la presentación. La Nación hablaba de la sorprendente ilusión óptica y solo lamentaba algunos desperfectos que perjudicaban las películas. Pero todavía ni el público ni la prensa sospechaban que aquel ingenioso aparato sería el origen del arte fundamental del siglo XX y de una poderosa industria (ver La Cinematografía Argentina. Sus orígenes).
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