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EL TÚNEL DEL FERROCARIL TRASANDINO EN ARGENTINA (27/11/1909)
El 27 de noviembre de 1909, se inauguró el túnel trasandino, que une, a través de la Cordillera, las ciudades de Los Andes (en Chile) y Mendoza (en la Argentina).
Durante el gobierno del general JULIO ARGENTINO ROCA, se inauguró el «Túnel del Trasandino», un paso abierto en las rocas de la Cordillera de los Andes, para que pase por él, el Ferrocarril Trasandino de Mendoza.
Con una largo total de 3.165 metros, 1.780 de ellos correspondientes al tramo argentino es uno de los túneles construídos a mayor altura en el mundo, pues está abierto a 3.250 metros de altura.
Los hermanos chilenos, JUAN y MATEO CLARK, planearon esta obra que tardó 30 años en concretarse. Finalmente, tras 23 años de ardua labor, el 27 de noviembre de 1909, los representantes de los gobiernos de Chile y la Argentina, recorrieron cada uno el camino que los separaba hasta unirse en un simbólico abrazo en el medio de este túnel, abierto en la roca viva
Después de enormes inconvenientes y sacrificios, corriendo riesgos de muerte bajo la masa rocosa, después de superar innumerables dificultades impuestas por la precariedad de los medios técnicos conque se contaba, chileno y argentinos se abrazaron.
Todo el trabajo se hacía con simples barretas o con dinamita. Cada explosión podía convertirse en una catástrofe. Al llegar el invierno, todos los trabajos quedaban interrumpidos, debido a las grandes nevadas que bloqueaban los caminos de la cordillera, impidiendo el paso de las mulas que transportaban el material.
La historia del Ferrocarril Trasandino es un poco novelesca. Llena de luchas, de grandezas, de desfallecimientos, de actos heroicos, tal como lo son todos los emprendimientos soñados por el hombre.
Uno de sus artífices, JUAN CLARK, pasó meses enteros entre las piedras de la montaña, muchas veces bloqueado por la nieva, estudiando su estructura, sus niveles, su adaptación a los trabajos que la vulnerarían, mientras su hermano MATEO, encargado de la gestión administrativa y hasta de la diplomática, se ocupaba de solucionar la infinita red de dificultades, trabas, marchas y contramarchas, que caracterizaron a esta obra binacional.
Mientras la solución de los problemas dependía del gobierno argentino, la diligencia del presidente SARMIENTO, les allanaba el camino. Pero no era lo mismo cuando se debió recurrir al gobierno chileno.
Las dificultades ofrecidas por las Cámaras chilenas los obligaron a bregar durante años para lograr su apoyo. Apoyo que no consiguieron, debiendo transferir por ello, su empresa, a una constructora británica.
El presidente de Chile, en ocasión de trasmitirles el rechazo a la ayuda solicitada, les dijo: «Si ustedes hubieran sido argentinos, en lugar de chilenos, es casi seguro que nuestro Congreso, hubiera aceptado el proyecto que presentaron en 1872. Si en lugar de ser chilenos, hubieran sido argentinos, es posible que hubieran fracasado entonces en Buenos Aires» (ver El Ferrocarril Trasandino).