CONCEPCION DEL BERMEJO (14/04/1585)

Fundada el 14 de abril de 1585, Concepción del Bermejo, conocida originalmente como «Concepción de Buena Esperanza», fue la primera ciudad habitada por blancos en el Chaco Austral y que desaparecíó luego trágicamente.

Se estima que su población rondaba los 500 habitantes y que la actividad económica giraba en torno al tráfico interno de mercancías y  en la explotación del sistema de «encomiendas», por el cual los españoles sometían a la numerosa población aborigen de la zona a trabajos forzados.

Existió hasta 1632, cuando, luego de sufrir el asedio y frecuentes ataques de los belicosos aborígenes que compartían esos territorios, fue abandonada y ya ni sus ruinas quedan en pie (ver Concepción del  de Buena Esperanza).

Estaba ubicada en la actual provincia del Chaco. En la ribera occidental del río Bermejo, en una región de selvas, plagada de insectos y animales salvajes, pero, que era un sitio muy estratégico, como etapa obligada del camino que unía la ciudad de Asunción con la de Tallavera del Esteco («senda del macomita»), muy utilizado para el transporte de cargas entre el este y el oeste a través del Chaco.

Durante casi medio siglo, cumplió una importante función ya que sirvió como lugar de reunión de dos corrientes de la colonización española: la procedente del noroeste (peruana) y la que salía desde Asunción.

Las costas del Bermejo no tenían el atractivo del oro o la plata que se le sospechaba a otras regiones del actual territorio de la República Argentina, sin embargo, los conquistadores advirtieron su inmensa riqueza natural y la importancia de la zona como centro de comunicaciones.

Por eso, a fines del verano de 1585 partió de Asunción una expedición comandada por ALONSO DE VERA Y ARAGÓN, apodado «Cara de Perro» para diferenciarlo de un primo suyo del mismo nombre, con el objetivo de fundar una ciudad en esa región. Lo acompañaba el mismo HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA y un grupo de criollos venidos desde Asunción y de indígenas sometidos. Llevaba caballos, bueyes y vacas.

El 15 de abril de 1585, fundó «Concepción de Buena Esperanza» y pronto tuvo un promisorio desarrollo pues creció a un ritmo incomparable. El clima tropical, la calidad de la tierra y la abundancia de mano de obra indígena, multiplicaron las plantaciones.

Sobraba la madera para construir casas, carretas y muebles y abundaba la caza y la pesca. En esta especie de paraíso, la ciudad prosperó y comenzó a hacerse famosa en todo el Río de la Plata, por su riqueza y la fuerza de su actividad comercial.

Pero el sitio donde se levantó Concepción de Buena Esperanza había sido durante siglos dominio de tribus indígenas que no aceptaban el vasallaje y el trabajo forzado y desde el mismo momento en que se fundó la ciudad, asediaron día a día a sus habitantes.

Uno de los problemas más graves era no poder pedir auxilio en medio de una selva muy difícil de atravesar. Los nativos atacaban y mataban a los indígenas sometidos al conquistador. Pero también sufrían muchas bajas y los prisioneros eran convertidos en esclavos.

La belicosidad, el nomadismo y la falta de una cultura común de las naciones indígenas que ocupaban el Chaco hicieron muy difícil su adaptación a los trabajos agrícolas, así como su evangelización. Con el paso de los años, el resentimiento hacia los españoles fue creciendo, mientras que la defensa de Concepción fue debilitándose.

Así fue más o menos soportable, hasta que en el año 1592 los indígenas «moconás» se conjuraron y dieron muerte alevosa al capitán FRANCISCO VERA Y ARAGÓN, hermano del fundador.

Desde ese momento, la guerra se hizo general entre los españoles y los indígenas del Chaco, pues a los «moconás», se le unieron a los «natijas», los «calchaquíes», que eran feroces y los «abipones».

Así pasaron cuarenta y seis años, hasta que un día de 1631, una coalición de tribus, a la que se sumaron los aborígenes mansos, hartos de la explotación a la que eran sometidos, llevó a cabo un ataque masivo sobre Matará, en cuya defensa murió buena parte de la guarnición de Concepción, lo que obligó al éxodo de los sobrevivientes a la vecina ciudad de Corrientes.

No hubo defensa posible y en 1632, la ciudad fue arrasada, mientras los sobrevivientes huían a través de la selva. La mayoría de ellos murió en el camino y muy pocos lograron llegar a la ciudad de Corrientes y contar la historia.

El abandono de Concepción del Bermejo, tuvo muy malas consecuencias para la actividad comercial que se desarrollaba entre Asunción y el Tucumán y dejó liberado un gran territorio a las tribus del Chaco, que ya, sin controles que pusieran coto a sus ataques y desmanes, incrementaron sus ataques contra las ciudades hispanas.1

En 1633 la ciudad ya era una ruina con muy pocos pobladores y comenzaba a ser invadida por la selva  Durante los años siguientes hubo varios intentos de repoblar la urbe, pero ninguno tuvo éxito, hasta que finalmente en 1645, su Cabildo fue disuelto y despoblada totalmente la ciudad.

En 1943 el lugar fue declarado «Monumento Histórico», después de que el ingeniero NICOLÁS ITURRALDE realizara la identificación exacta del sitio donde ésta se hallaba. Hoy, en esos territorios de la provincia del Chaco, sobre la ribera del Río Bermejo, aproximadamente a ciento cincuenta kilómetros de su desembocadura en el río Paraguay, se encuentra una moderna ciudad con el mismo nombre (ver Fundación de ciudades argentinas).

 

 

 

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