BATALLA DE RANCAGUA (01/10/1814)

A pocos kilómetros de Santiago de Chile, las tropas del General chileno BERNARDO DE O’HIGGINS secundado por el General GREGORIO DE LAS HERAS al mando de efectivos de los «Auxiliares de Buenos Aires» enviados por SAN MARTÍN en auxilio del Jefe chileno, son derrotadas por el General realista MANUEL OSORIO en Rancagua.

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El 18 de setiembre de 1810 en Chile se inició un movimiento emancipador que no pudo consolidarse debido a las rencillas internas que se produjeron a poco de iniciado éste y pronto, mediante un audaz golpe, el caudillo JUAN MANUEL CARRERA, ayudado por sus hermanos JUAN JOSÉ y LUIS, logra apoderarse del poder e implanta una dictadura.

Aprovechando que las pasiones e intereses dividían a los revolucionarios, los realistas, decididos a reconquistar estos territorios, refuerzan sus efectivos y aguardan la ocasión más propicia para atacar a los insurgentes chilenos, mientras realizan rápidas y repetidas incursiones de desgaste. Ya entonces, comenzaba a destacarse como patriota valeroso y con gran ascendiente sobre los chilenos, un coronel llamado BERNARDO DE O’HIGGINS que fuertemente enemistado con los CARRERA asumió la defensa de su patria contra los realistas.

Cuando la guerra de la Independencia ya se había extendido por casi todo el continente, el ahora General BERNARDO O’HIGGINS Y JOSÉ MIGUEL CARRERA, decidieron ponerse de acuerdo ya que se trataba de la salvación de la patria. Marcharon entonces al encuentro de los realistas y a fines de setiembre de 1814, en la orilla del río Cachapoal, fueron totalmente batidos, por lo que se retiraron hacia Rancagua.

El día 1º de octubre de 1814, el General español OSORIO, al frente de numerosas tropas atacó nuevamente al General O’ HIGGINS. La resistencia fue tenaz y la lucha sangrienta. Patriotas  realistas no se dieron tregua y lucharon hasta que vino la noche a imponerles un alto el fuego forzado. A la madrugada del día 2 el combate se renovó con mayor ímpetu y si la defensa fue heroica, el ataque a la vez fue titánico, pues los españoles por medio del hacha y del fuego se abrían camino derribándolo todo, logrando así penetrar por las paredes de las casas y palmo a palmo, fueron adelantando hasta la plaza, en el centro de la ciudad. Allí, el General O’ HIGGINS hizo su última defensa con los pocos hombres que le quedaban.

Rendido de cansancio, atormentado por una sed tremenda y rodeado de numerosos cadáveres permaneció resistiendo hasta que viéndolo todo perdido y a pesar de estar herido en una pierna, se puso a la cabeza de los restos de su tropa y sable en mano se abrió paso por entre medio de los realistas. Tal fue la impresión que este acto de valor desesperado causó al enemigo, que no hubo ninguno que se aventurara a perseguirlo.

Mientras, la división del General JOSÉ MIGUEL CARRERA, compuesta de casi una mitad de los independientes que formaban las fuerzas atacadas, había permanecido inmóvil espectadora de este cuadro de desolación, retirándose al fin sin descargar sus armas. En ese día memorable, 2 de octubre de 1814, los patriotas que mandaba el General BERNARDO DE O’HIGGINS tuvieron que sucumbir aplastados por el número de sus enemigos. Los vencedores de Rancagua mancharon su triunfo entregando la ciudad al saqueo y las llamas y fusilando a los prisioneros.

La derrota de Rancagua permitió a los españoles ocupar la ciudad de Santiago y restablecer su dominio en Chile, hasta que el Ejército de los Andes del General SAN MARTÍN logró desalojarlos en forma definitiva, cuando el 14 de febrero de 1817, hizo su entrada triunfal en Santiago (ver San Martín y la Independencia de Cile).

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