9/6/1537

El Sumo Pontífice PAULO III, que anteriormente había declarado en una bula que los indígenas del Nuevo Mundo “eran realmente hombres”, expidió otra Bula por la cual, considerados como tales seres humanos, los declaraba en estado de abrazar la fe de Jesucristo, no debiendo continuar en condición de esclavos (ver “Los jesuitas” en Temas Puntuales).

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