28/6/1820

El cadáver del General MANUEL BELGRANO recibió cristiana sepultura en el atrio del Convento de Santo Domingo, amortajado con el hábito del patriarca de la citada orden, según su última voluntad. Sobre su tumba se colocó una lápida de mármol –proveniente de un mueble familiar– encerrada en un marco de madera a nivel del suelo, con este simple epitafio: “Aquí yace el General Belgrano”.

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