22/3/1820

MANUEL DE SARRATEA, que había sido repuesto en el mando el 12 del mismo mes, publica un alegato a favor de la libertad de imprenta. Recuerda que hacía siete años había sido llamado a tomar parte en el gobierno y dice: “Yo quiero que recordéis hoy, la parte que tuve entonces en la libertad de imprenta. Yo he creído siempre que sin ella no puede haber gobierno bueno ni felicidad sólida y estable; porque sin ella no hay luces. Se desconocen o confunden las virtudes, fluctúa la opinión o nadie la forma y falta el común interés por una administración misteriosa y aislada que siempre es corrompida y tiránica”. Agrega después: “En vano los déspotas se han empeñado en persuadir que el país se desacreditaba descubriendo sus bajezas y publicando sus maldades. Impostura, blasfemia política execrable, que sólo puede aventurarse no habiendo libertad para desmentirla. Los crímenes, es verdad, desacreditan el país donde se repiten impunemente, pero cometidos, su castigo público interesa; y la pluma del escritor virtuoso levanta el tribunal vengador, que es el preludio del de la posteridad. Este es el medio de evitarlos”.

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