01/03/1835

Llegó a Buenos Aires la noticia de lo acaecido en Barranca Yaco, el crimen que acabó con la vida del caudillo riojano JUAN FACUNDO QUIROGA. Habiendo logrado huir, el correo apellidado MARÍN dio cuenta al juez pedáneo de la posta de Sinsacate, PEDRO LUIS FIGUEROA de lo que aterrado había visto en Barranca Yaco, aquella calurosa mañana del 16 de febrero de ese año 1835. El magistrado, de inmediato se puso en marcha con una carretilla y gente armada que llegaron al sitio del drama al atardecer. Allí vieron el cadáver desnudo de Quiroga, con un ojo hundido por una bala, un culatazo en la sien y una herida en la garganta. Encontraron otros cadáveres, no así el de JOSÉ SANTOS ORTIZ. El juez Figueroa comunicó aquella misma noche la noticia al Gobernador de Córdoba, coronel JOSÉ VICENTE REINAFÉ.

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